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Aditivos alimentarios, una guía fácil para saber lo que comes

Tecnología de Alimentos
Nutrición y Salud
Los aditivos alimentarios preocupan al 36 % de los consumidores. Sin embargo ¿sabemos realmente qué son los aditivos alimentarios? ¿Son estos perjudiciales para nuestra salud o solo es una falsa creencia? Te contamos cuáles son los más comunes
Aditivos alimentarios


29 November 2022

La creciente preocupación de la sociedad por la alimentación, la salud y el medioambiente se está reflejando en nuestros hábitos de consumo. Cada vez nos preocupa más lo que comemos, su origen, cómo está hecho, la información nutricional y sus ingredientes.

Hace poco hablábamos del gran interés que habían generado los alimentos ultraprocesados a raíz de estas tendencias.

Sin embargo, otros de los aspectos que más preocupa a los consumidores son los aditivos alimentarios. Según el Eurobarómetro de 2022,  al 36 % de los consumidores en la Unión Europea les preocupa los aditivos alimentarios como colorantes, conservantes o aromatizantes y sus posibles efectos negativos. De hecho, cada vez que vemos aditivos en el etiquetado de un producto, automáticamente pensamos que es malo.

Pero ¿sabemos realmente qué son los aditivos alimentarios? ¿Cuáles son los más comunes? ¿Son estos perjudiciales para nuestra salud o solo es una falsa creencia?

¿Qué son los aditivos alimentarios? 

Los aditivos alimentarios son sustancias o compuestos que se agregan a los alimentos o bebidas, en pequeñas cantidades, para mejorar sus características o facilitar su procesamiento. Pueden ser naturales o artificiales, pero no significa que unos sean peores o mejores que otros.

Estas sustancias se vuelven parte del producto y no necesariamente tienen un valor nutricional. 

En general, los aditivos alimentarios cumplen 5 funciones principales:

  1. Mejorar el color y el sabor.
  2. Dar al alimento una textura uniforme y consistente.
  3. Conservar o mejorar el valor nutricional en la producción y almacenaje.
  4. Conservar la salubridad de los alimentos.
  5. Suministrar fermentación y controlar el equilibrio ácido básico de los alimentos.

¿Qué tipo de aditivos alimentarios hay?

Existen numerosos aditivos alimentarios muy diferentes unos de otros, por lo que su clasificación es muy extensa. Se pueden agrupar en base a la función que realizan: estabilizadores, espesantes, gelificantes, conservantes, antiaglutinantes…

La OMS y la FAO dividen estas sustancias en tres grandes grupos basándose en su función: 

  1. Aromatizantes: se añaden para mejorar el olor o sabor en una amplia variedad de alimentos (cereales, dulces, refrescos, yogures, etc.). Son los aditivos más utilizados y existen cientos de variedades.
  2. Preparaciones de enzimas: es un tipo de aditivos que pueden no estar presentes en el producto alimenticio final. Son proteínas naturales que aceleran reacciones como la descomposición de moléculas grandes en más pequeñas. Se emplean en pastelería, fabricación de zumos, queso, vino, cerveza…
  3. Otros aditivos: se añaden durante la preparación, el envasado, el transporte o el almacenamiento del alimento y son un ingrediente del producto final, normalmente con el fin de conservar mejor el producto y mejorar su aspecto. Entre ellos encontramos: espesantes, conservantes, edulcorantes y colorantes.

10 de los aditivos alimentarios más comunes

Glutamato monosódico (E621) 

La estrella de los aditivos y el más conocido, sobre todo por su mala fama. Es un aminoácido natural no esencial presente en casi todos los alimentos, especialmente en los ricos en proteínas, como leche, carne, pescado, etc. Se suele utilizar en la cocina asiática y en los alimentos procesados de los países occidentales. Sirve como potenciador del sabor y añade un quinto, denominado "umami". Además, como potencia el sabor, puede ayudar a reducir la cantidad de sal en un producto sin alterar su sabor.

Al contrario de lo que se cree, no existen estudios que demuestren que sea perjudicial para la salud. La ingesta diaria aceptable (IDA) del glutamato está establecida en 30 mg/kg de peso corporal por día, una cantidad significativamente mayor a la que se consumiría de forma periódica

Ácido ascórbico (E300)

Es un antioxidante que está presente en numerosas frutas y verduras. Lo conocemos popularmente como vitamina C, aunque su uso como aditivo no aporta valor nutricional y se basa en aumentar la tasa de absorción de agua en las masas de pan, ralentizar la descomposición de las bebidas o atrasar la aparición de manchas en la fruta.

Nitritatos y nitritos (E 249 a E252)

Otros de los más utilizados, suele contener sodio, oxígeno y nitrógeno. Se utiliza para conservar las propiedades de los embutidos, carnes, pescados y quesos. Por ejemplo, el nitrito de sodio (E-250) produce una reacción química con la mioglobina de la carne que da ese color rojo que se suele asociar a las carnes de calidad.

Lecitina (E322)

Es un emulsionante natural, que se obtiene de la soja, pipas de girasol o yemas de huevo. Se emplea para poder mezclar agua con aceites y grasas. Además, se puede utilizar también como estabilizante, antioxidante y conservante.

Aspartamo (E-951)

Es sustituto popular del azúcar bajo en calorías. Se puede encontrar en las bebidas gaseosas sin azúcar, leche, chicles, mermeladas de frutas y productos edulcorantes sin azúcar. Se ha comprobado que, en las cantidades recomendadas, es seguro y está autorizado para el consumo humano desde hace muchos años y en muchos países, después de evaluaciones exhaustivas de la seguridad.

Sacarina (E-954)

Es otro edulcorante bajo en calorías de origen químico y uno de los más antiguos. Su consumo no suele ser perjudicial, siempre que no se consuman más de 2,5 mg por kilo de peso o lo que equivale a menos de 20 pastillas de sacarina al día, o siempre que no se tengan patologías con las cuales no sea recomendable como daños en la mucosa de la vejiga.

Curcumina (E100)

Es un colorante amarillo/naranja de sabor amargo que se obtiene a partir de la cúrcuma. Se utiliza en mantequillas, quesos, salsas, pures, sopas, postres, fideos instantáneos, tés. No se le conocen efectos adversos, de hecho el consumo habitual de curcumina molida posee efectos antitumorales y otros beneficios para la salud.

Ácido cítrico (E-330)

Es un acidulante y saborizante cítrico, regulador de la acidez que se puede encontrar en muchos alimentos procesados y bebidas como zumos, refrescos, dulces, mermeladas, gominolas, yogures, cervezas, etc. No posee efectos secundarios, aunque no se aconseja consumir en exceso porque puede producir corrosión dental.

Goma tara (E-417)

Es un espesante y gelificante natural que se usa para aumentar la consistencia de ciertos productos. Se utiliza lácteos, gelatinas, mermeladas, helados y conservas vegetales. No tiene efectos perjudiciales, pero en muy altas cantidades se pueden sentir molestias gastrointestinales

Sulfitos (E-220 a E-228)

Son conservantes y sirven para prevenir el deterioro y la oxidación, además de proteger a los alimentos de bacterias. Según diversos estudios los sulfitos son seguros para la mayoría de los consumidores, aunque hay personas hipersensibles que pueden sufrir reacciones adversas.

 

guía de aditivos alimentarios

 

Aquí se puede observar una lista con los diferentes tipos de aditivos alimentarios.

¿Cómo identificar los aditivos en los alimentos?

Al convertirse en parte de los alimentos, por ley los aditivos alimentarios deben aparecer incluidos en la etiqueta, normalmente en la parte de los ingredientes, para que los consumidores puedan identificarlos y sepan lo que van a ingerir.

En las etiquetas es importante tener en cuenta el orden de los ingredientes, pues aparecen de mayor a menor concentración en el alimento; de manera que la sustancia con mayor cantidad aparece en primer lugar y la de menor, al final. 

Los aditivos alimentarios suelen aparecer reflejados por su nombre (por ejemplo, ácido láctico) y/o por su número, E (E-270).

¿Qué son los números E-?

Muchas veces vemos los aditivos alimentarios en su formato numérico con la letra E. La letra E quiere decir que ese aditivo está aceptado por la Unión Europea y ha pasado los controles de seguridad necesarios para su uso. Esto se hace para facilitar el etiquetado y reconocimiento a nivel internacional de los aditivos, nombrando a estos con un código estandarizado. En este caso, con la normativa europea, esta letra es la E.

El número de tres o cuatro cifras que aparece después, es el código relativo al aditivo en concreto, donde la primera cifra indica a qué grupo pertenece (colorantes, conservantes, antioxidantes, estabilizantes) y las otras la familia y la especie.

 

 

¿Son los aditivos alimentarios perjudiciales para la salud?

La falta de información o información errónea, puede llevar a los consumidores a tener prejuicios acerca de los aditivos alimentarios.

En los últimos años han aparecido informaciones alarmistas con “famosas listas de aditivos perjudiciales”. Es importante destacar que la información contenida en estas listas carecen de rigor científico, pues de momento no existen estudios que muestren qué efectos tienen cuando se cruzan diferentes tipos de aditivos en nuestro organismo ni tampoco existen estudios sobre su efecto a largo plazo.

Ante la creciente preocupación de los consumidores, el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (Eufic) junto al proyecto FoodSafety4EU, han generado una campaña sobre los aditivos alimentarios, resolviendo las principales dudas de los consumidores.

La utilización de aditivos alimentarios está estrictamente regulada. Todos los aditivos que encontramos en nuestro plato han sido sometidos a rigurosas y exhaustivas pruebas antes de ser aprobados y calificados como seguros por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).

Por supuesto se prohíbe su uso:

  • Si existe la posibilidad de lograr los mismos efectos por otros métodos.
  • Si supone algún tipo de riesgo para el consumidor.
  • Si se emplea para engañar o enmascarar la verdadera calidad de los alimentos.
  • Si disminuye el valor nutritivo del producto.

La evaluación de seguridad de los aditivos se realiza a partir del establecimiento de la ingesta diaria admisible (IDA), que es una estimación de la cantidad de la sustancia presente en los alimentos que una persona puede ingerir a diario, durante toda la vida sin que llegue a representar un riesgo apreciable para su salud. Si en algún momento, apareciera alguna duda razonable sobre esta seguridad en algún aditivo alimentario, se le retiraría la aprobación.

Muchos expertos aseguran que el problema lo encontramos en el consumo excesivo de dichos productos. El margen de seguridad de los aditivos es muy alto, pero que sean seguros no quiere decir que sean totalmente inocuos y haciendo un mal uso de ellos, pueden llegar a ser perjudiciales. Por ejemplo, una persona puede malinterpretar que los edulcorantes son seguros y abusar en gran cantidad de bebidas gaseosas y la comida rápida.

Esto va muy de la mano del consumo de alimentos procesados y ultraprocesados que existe en nuestra sociedad. Estos alimentos no solo contienen grandes cantidades de aditivos, si no también altos contenidos en azúcar, sal y grasas, y escaso valor nutricional, lo cual los hace perjudiciales.

En conclusión, los aditivos aprobados por la Unión Europea son seguros, por ello no pueden clasificarse en “buenos” o “malos”, pues depende de cada uno de ellos, de las circunstancias de su consumo y de si existe o no una alergia o intolerancia por parte del consumidor, como por ejemplo es el caso del gluten.

Sin embargo, la mejor opción para cuidar nuestra salud y evitar posibles efectos perjudiciales es comer alimentos frescos, saludables, variados y en la medida de lo posible, mínimamente procesados.