Así ha evolucionado el empleo de las mujeres en el sector primario

Celia Arcos - EFE Agro | Cuánto ganan, cómo son sus jornadas y qué edades aglutinan más empleo son algunas de las preguntas que podrían servir para responder las incógnitas sobre las condiciones laborales de las mujeres y que, en este caso, ayudan a resolver las de aquellas que viven en pueblos y que sufren un doble estigma: mujer y rural.

Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, aquellas que viven en las zonas rurales aprovechan esta fecha para poner sobre la mesa unas reivindicaciones que, más allá de palabras y eslóganes reivindicativos, se palpan en la realidad con unos datos que evidencian la desigualdad.

En total, las mujeres dedicadas a las labores del campo con contratos indefinidos ganaron en 2023 un 3,2 % menos por jornal que los hombres con esas mismas condiciones, cifra que alcanza el 7,6 % cuando se trata de contratos temporales, según el informe de Salarios Agrarios del Ministerio de Agricultura.

Más mujeres jóvenes trabajando  

Los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) muestran que, en los últimos años, el número de mujeres jóvenes ocupadas en el sector de la agricultura, ganadería y pesca ha aumentado, mientras que el de los hombres ha bajado; aún así, la diferencia entre el total de empleados sigue estando alejada.

El número de mujeres entre 25 y 29 años dedicadas a la agricultura, ganadería y pesca ha aumentado: de las 11.000 ocupadas en 2014 hasta alcanzar las 13.900 el año pasado, su máximo en estos últimos nueve años

La evolución en el caso de los hombres ocupados en el sector primario es diferente. Los datos muestran que, a diferencia de lo que ocurre con ellas, el número de hombres de entre 25 y 29 años dedicados a la agricultura, ganadería y pesca ha caído; en total, lo ha hecho un 18 % en los últimos cinco años, de los 51.400 ocupados en 2018 a con 42.100 ocupados en la actualidad.

¿Qué ocurre con las mayores? Los niveles de ocupación de las mujeres de entre los 50 y los 59 años ha ido aumentado a pesar de que en el 2020, año marcado por la pandemia de la Covid-19, el número ocupadas cayó hasta las 45.200; en la actualidad, la cifra se encuentra en las 49.400 ocupadas.

La evolución ha sido contraria en el caso de las que tienen entre 40 y 49 años, un grupo poblacional que, a pesar de haber crecido mucho su ocupación en la agricultura y ganadería entre el 2020 y el 2021, desde hace dos años se encuentra en caída, con un descenso del 18,2 % las ocupadas desde ese periodo.

A pesar de estos datos que apuntan a un incremento de las mujeres dedicadas al sector primario, la desigualdad entre ambos sexos va más allá y se puede ver en la propia gestión de la tierra.

Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, solo el 32 % de las personas titulares de explotaciones agrarias en España son mujeres, diferencia que es aún más acusada si se tiene en cuenta las personas titulares que son jefes de explotación, donde las mujeres sólo representan un 25,78 %.

Más trabajo a tiempo completo 

Aunque ha sido un crecimiento tímido, el número de mujeres que trabajan a tiempo completo en la agricultura, ganadería y pesca ha aumentado, pasando de las 146.000 en 2013 a las 159.800 en 2023, según los últimos datos del INE.

El pico de mujeres ocupadas con un contrato a jornada completa se alcanzó en 2017, cuando se registraron 168.300 trabajadoras, esa cantidad ha ido descendiendo, aunque sin llegar a los niveles de hace una década. 

Las diferencias laborales entre los hombres y las mujeres en el campo también se ven plasmadas en la estructura de la tierra.

En todas las comunidades autónomas la superficie media de las explotaciones cuyo titular es un hombre es superior a las explotaciones cuya titularidad corresponde a una mujer

Además, el informe, elaborado por la Secretaria General de Agricultura, Pesca y Alimentación, advierte de que las explotaciones de mujeres tienen una dimensión económica casi un 40 % menor que la media nacional.

Lo social marca el empleo 

El contexto general de las mujeres que trabajan en las labores agrícolas y ganaderas y que, en la mayoría de los casos, viven en las zonas rurales, está marcado por la desigualdad respecto a las condiciones de vida de los hombres.

Los datos del Ministerio de Agricultura señalan que el marco socio demográfico del medio rural Español muestra tres características fundamentales: envejecimiento, masculinización y sobrecualificación femenina.

Por último, otra de las características, según el MAPA, es una persistencia de esta desigualdad marcada de los roles de género en el medio rural, que conlleva a una mayor falta de oportunidades laborales, por la carencia de infraestructuras y servicios básicos que las libere de su papel "exclusivo" de cuidadoras domésticas.