
18 December 2025
El Gobierno chino ha confirmado la aplicación de aranceles definitivos a las importaciones de carne de cerdo procedentes de la Unión Europea, una medida que se prolongará durante cinco años y que marca un nuevo capítulo en las tensiones comerciales entre Pekín y Bruselas.
Según el anuncio del Ministerio de Comercio, los gravámenes oscilarán entre el 4,9 % y el 19,8 %, dependiendo del grado de cooperación de las empresas afectadas en la investigación iniciada en 2024 por presuntas prácticas de competencia desleal.
Los nuevos tipos impositivos, que han entrado en vigor esta semana, suponen un alivio respecto a los aranceles provisionales anunciados en septiembre, que llegaron a alcanzar el 62,4 %. El porcentaje más bajo se aplicará a una compañía española que colaboró con las autoridades chinas, mientras que las empresas que no facilitaron información afrontarán el gravamen máximo.
Impacto en el comercio y alcance de la medida
La decisión afecta a todas las categorías de carne porcina —fresca, refrigerada, congelada y procesada— y responde, según Pekín, a una evaluación técnica que concluyó que los productos europeos se vendían en el mercado chino a precios considerados perjudiciales para la industria local. El objetivo declarado es proteger a los productores nacionales frente a prácticas que, según las autoridades, distorsionan la competencia.
Este movimiento se produce en un contexto de fricciones más amplias entre China y la UE, que incluyen investigaciones sobre otros productos como bebidas alcohólicas y vehículos eléctricos. Para los analistas, la medida refleja la estrategia de Pekín para equilibrar su mercado interno frente a la presión de las importaciones, en un momento en que la economía china busca reforzar su producción nacional.

España, entre los países más expuestos
El impacto de estos aranceles será especialmente relevante para países con una fuerte presencia ganadera, como España, Dinamarca y Países Bajos, que figuran entre los principales proveedores de carne de cerdo al mercado chino. España, en particular, ha consolidado en los últimos años su posición como uno de los mayores exportadores de porcino a Asia, lo que convierte esta decisión en un desafío para el sector.
Expertos y asociaciones del ramo advierten que la medida podría alterar las dinámicas comerciales y obligar a las empresas europeas a replantear sus estrategias, ya sea diversificando destinos o reforzando acuerdos bilaterales para mitigar el impacto de los nuevos gravámenes.
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