
20 May 2025
Excmo. y magnífico Rector;
Excmo. Sr. Alcalde;
Presidente Sr. Juez del Tribunal Privativo de Aguas de Orihuela;
Autoridades;
Docentes de esta gloriosa Universidad;
Amigos,
Quisiera en primer lugar agradecer muy sentidamente a esta Universidad, así como a la Escuela Politécnica Superior de Orihuela, el inmenso honor que se me ha concedido otorgándome este Doctorado Honoris Causa. Doctorado que no sé si merezco pero que me honra extraordinariamente.
Más aún cuando lo recibo al mismo tiempo que mi admirado compañero de carrera y gran agrarista Manuel Pimentel.
Y, cómo no, al profesor Francisco José del Campo Gomis, por su extraordinaria laudatio de mi persona, fruto más de su afecto que de la realidad vivida. Gracias, Francis.
Y lo agradezco doblemente por haber sido concedido por esta Universidad que lleva el nombre del gran poeta de Orihuela, Miguel Hernández, y que ha sido propuesto por la Escuela Politécnica Superior donde la carrera de Ingeniero Agrónomo constituye el eje medular de la misma.
Y lo recibo hoy, día de San Isidro, patrono de la agricultura y de los agrónomos, aquí en Orihuela, donde su Juzgado Privativo de Aguas, que viene de los árabes y que ratifica Alfonso X en 1275, celebró en el día de ayer —14 de mayo 2025— su 750 aniversario. Porque Orihuela siempre ha estado unida al agua.
* * *
Me unen a Orihuela diversas cuestiones.
La primera es que el apellido de mi mujer, Carmen Rocamora, escritora e intelectual, mantiene una línea ascendente pues a partir de su tatarabuelo nacen todos en Benferri y La Granja de Rocamora. Y Orihuela es fundada por un antepasado suyo, Pedro de Rochemore.
La segunda es mi condición de ingeniero agrónomo, lo que me ata a esta Universidad y a su carrera principal.
La tercera es mi pasión por el estudio del mundo de las aguas y los riegos, sin los cuales no sería posible erradicar el hambre.
Y la cuarta es que a partir de hoy seré ya siempre doctor honoris causa por la Universidad Miguel Hernández, el gran poeta.
* * *
Todo lo anterior tiene para mí un nexo común: la alimentación de los pueblos y la necesidad del agua como elemento vital para satisfacerla. El agua, un bien común escaso y altamente valorado en esta ciudad.
Estamos a punto de alcanzar una población mundial de 10.000 millones de habitantes y, según FAO, hoy existen más de 850 millones de personas hambrientas.
Debemos atajar esa terrible carrera entre población y alimentos. Una carrera de la que ya Malthus nos alertó a finales del XVIII.
En La República de Platón ya se dice: “La primera y la mayor de las necesidades es la provisión de alimento de los que dependen nuestro ser y nuestra vida”.
Esas hambrunas vienen ya de siglos atrás. Justo a finales del siglo XVIII, el Censo del Conde de Floridablanca —que, por cierto, estudió en la Iglesia de Santo Domingo cuando era Universidad de Orihuela— sumaba 10 millones los habitantes de España. Allí, en aquel Censo, Orihuela aparece nada menos que en la posición 16.ª de los municipios más poblados con 22.913 habitantes, por encima de Salamanca, Murcia o Toledo.
Y del combate a esas hambrunas nace la ciencia agronómica y los ingenieros agrónomos. Porque la esencia de nuestra carrera, la de ingenieros agrónomos, es la lucha contra el hambre. Esa es nuestra gran misión.
Y lo hacemos desde que, en 1855, la reina Isabel II creara la Escuela de Ingenieros Agrónomos en Aranjuez.
Era absolutamente necesario porque la población crecía en medio de una España pobre con una agricultura atrasada.
El siglo XVIII y principios del XIX fueron de un amplio crecimiento demográfico, lo que Vicens Vives llamo el carro demográfico español. Y esa población necesitaba una agricultura altamente productiva. Pero en esos siglos se suceden las sequías y las hambrunas.
La población crece en el XIX en 5 millones de habitantes. Ese crecimiento exigía un aumento de la oferta agraria. Y esta nunca hubiera existido sin un cambio tecnológico paralelo.
Y así encontramos que comienzan las roturaciones de las dehesas, se introduce la sembradora, la siembra en surcos, y cambia la ganadería de los grandes rebaños de la Mesta a una ganadería estante.
Pero durante el XIX las guerras llevan a los hombres desde el cultivo a las armas y el hambre se generaliza. Goya lo pinta en el grabado 51 sobre la almorta. Y el motín de Esquilache está causado por la hambruna que domina Madrid en esos tiempos.
Es por ello que, gracias a los agrónomos, aumentan los rendimientos de cereales, se expansionan los cultivos del viñedo y el olivar y que todo ello cambia la economía española. Y ese cambio mejora fuertemente la alimentación de la población.
La Escuela de Ingenieros Agrónomos de Madrid tiene como lema Sine agricultura nihil. Todas las Escuelas de Agrónomos lo comparten. Pero para producir más alimentos, es necesario usar nuevas tecnologías y sobre todo más agua. Pues como el factor de producción tierra está muy limitado y decrece en el mundo, precisamos del riego.
Al fin y a la postre, “El agua es vida, el agua es alimento “.
Por eso afirmo una vez más que “la agricultura española será de riego o no será".
Aquí, en esta zona de Orihuela, conocida siempre como la "Huerta en Europa", el buen uso del agua del riego es aprovechado por una agricultura altamente eficiente.
Miguel Hernández, excepcional poeta nacido aquí, consagró muchos de sus mejores poemas al agua, porque sabía bien, lo había vivido, la necesidad de la misma, y a su huerta:
¡Huerta oriolana, la que adoro!
La de la choza pintoresca;
la cruz gentil y el palmar moro.
¿Estás hermosa aún, verde y fresca?
¿Huerta oriolana, estás galana
y enjoyecida de flor, huerta?
¿O estás, ¡dolor!, huerta oriolana
igual que un yermo, triste y yerta?...
Naturalmente, eso es posible porque se dispone de agua para riego. Estamos en la Vega Baja del Segura y aquí nos llega el agua del acueducto Tajo-Segura, cuyo 46 aniversario celebramos este año. Porque este éxito agrario no hubiera sido nunca posible sin que las aguas de Entrepeñas y Buendía se hubieran canalizado, siguiendo el famoso informe de Manuel Lorenzo Pardo, hasta el Segura para regar los miles de hectáreas de esta zona.
Por eso, cuando leo o escucho palabras contrarias al trasvase, no puedo por menos que levantar mi voz y defender el pensamiento de Manuel Lorenzo Pardo, que imaginó este proyecto en 1933, que fue desarrollado en la II República, aprobada su ejecución e inversión durante el franquismo e inaugurado por el ministro Joaquín Garrigues Walker, en el inicio de la Transición, hace ahora 46 años.
Sí, una de las virtudes de esa excepcional obra es que su proyecto fue asumido por distintos regímenes políticos a lo largo de más de medio siglo. Ya nos lo dijo Indalecio Prieto, aquí en Alicante, en 1933: "Quienes por patrocinar el régimen republicano a una empresa de esta naturaleza le negara su asistencia y su auxilio, serían, no enemigos del régimen, sino unos miserables traidores de España”.
Y por eso no podemos ahora admitir calmamente el cambio en las normas que ahora pretende hacerse, dado el inmenso perjuicio que ello ocasionaría a Orihuela y en suma a toda la inmensa zona de Alicante, Almería y Murcia que se riega a partir del trasvase al Segura.
Miguel Hernández así nos lo recordaba:
El corazón es agua
que se acaricia y canta.
El corazón es puerta
que se abre y se cierra.
El corazón es agua
que se remueve, arrolla,
se arremolina, mata.
En el mar halla el agua su paraíso ansiado.
* * *
En estos momentos, la Escuela de Ingenieros Agrónomos y el buen uso de las aguas para riego nos han llevado a un siglo XXI en el que estamos, donde nuestro Sistema Agroalimentario alcanza cifras históricas:
- Somos la 2.ª potencia agrícola de la UE-27
- El primer país en tierras regadas del mundo
- 2/3 partes de nuestra exportación se destina a la Unión Europea
- Y somos el 8.º país exportador de alimentos del mundo y el 4.º de la UE-27
Pero todo eso no se hubiera logrado sin el agua. Ya nos lo dijo Jovellanos: "España nunca será grande mientras las aguas de nuestros ríos se pierdan en el mar".
Y lo repitió el regeneracionista Costa: "Si queréis dejar rastro de vuestro paso por el poder regad los campos".
Y recordaba la labor de los árabes, que culminó en Valencia con el famoso Tribunal de las Aguas que aún perdura hoy. Y aquí en Orihuela, con su Juzgado Privativo de Aguas que ayer celebró su 750 aniversario. Porque Orihuela siempre ha estado unida al agua.
* * *
Sí, estamos aquí, en Orihuela, en la capital de la "Huerta de Europa", en la Vega Baja del Segura. Y como se ha dicho: "En el Levante sin trasvase, paro y desierto". Por eso Orihuela se levantó en armas, con una potente tractorada, en mayo de 2021.
Estamos además en presencia de la mayor obra de ingeniería hidráulica jamás realizada en España, que aquí la vemos cuando contemplamos el famoso sifón con sus dos tubos de 5.200 metros cada uno, que recorren la huerta para garantizar el suministro de agua.
Es lógico, por tanto, que el Ayuntamiento haya pedido ya que el regadío tradicional de la huerta de Orihuela sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Como ha dicho el alcalde en alguna ocasión: "El agua forma parte de nuestra forma de vivir, de ser y de estar". Tiene razón vuestro alcalde, José Vegara, y hay que apoyarle en esta iniciativa.
El trasvase es un símbolo de lo que se puede lograr cuando los partidos políticos no perturban los proyectos por confrontaciones ideológicas.
* * *
La agricultura española camina cada vez más hacia una agricultura de riegos. Desde la Transición a hoy casi hemos doblado el numero de hectáreas regadas. Y hoy superamos los 4 millones, con unos regadíos muy modernizados y una alta eficiencia en el uso del agua. Y disponemos de una capacidad de embalses que están en condiciones de poner en riego una superficie mucho mayor.
La FAO nos dice que para 2050 la agricultura tendrá que producir un 50 % más de alimentos. El regadío será básico para la producción agraria, para la fijación de población, para la seguridad alimentaria. Más aún si el el cambio climático creciera en intensidad.
Afortunadamente, la superficie regable en España crece año tras año. Y lo hace consumiendo volúmenes de agua cada vez más escasos. Por eso llegan a Portugal muchos más hm3 de los que el acuerdo de Albufeira nos marca como límite.
* * *
Y termino ya.
Gracias a la Universidad y a Orihuela por el honor que me han otorgado y por su proximidad afectiva. Gracias a todos.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.
Y nunca olvidemos que la alimentación es un derecho de los pueblos.
Que el riego es una necesidad.
Y que el agua es la vida.
Luchemos por ella.
Gracias a todos.
Orihuela, 15 de mayo de 2025