
15 December 2025
Cada diciembre, los hogares españoles se llenan de color gracias a la flor de pascua, también conocida como pascuero. Su rojo intenso, acompañado también en la actualidad por tonos blancos, rosados y jaspeados, se ha convertido en un símbolo inseparable de estas fechas. Pero detrás de esta planta ornamental hay una historia que conecta culturas, una industria pujante y un mercado que se reinventa cada año.
Originaria de las montañas de México y Centroamérica, la Euphorbia pulcherrima era utilizada por los pueblos mesoamericanos en ceremonias mucho antes de llegar a Europa. Su popularización en el siglo XIX vino de la mano de viajeros que la asociaron con la Navidad por su floración invernal y su color vibrante.
Hoy, esta planta es un icono global: se estima que 200 millones de unidades se venden cada campaña en todo el mundo, con un valor cercano a 1.000 millones de euros.
Producción en España: cifras que impresionan
España se ha consolidado como uno de los principales productores europeos, con alrededor de 10 millones de plantas cada campaña. El sector prevé incrementos moderados, en torno al 5 % anual, reflejo de la recuperación del consumo navideño.
El sur peninsular concentra la mayor parte del cultivo. Almería, con su potente industria de invernaderos, representa aproximadamente el 36 % de la producción nacional, mientras que Murcia reclama el liderazgo en volumen en varias campañas. Solo en la provincia almeriense se han contabilizado más de 3 millones de unidades en una temporada. Granada y la Comunidad Valenciana también participan, aprovechando su clima y luz natural.
En comercio exterior, el 15 % de la producción española se exporta, principalmente a Francia, Portugal e Italia, aunque el mercado interno sigue siendo el gran protagonista.
Tendencias y evolución del mercado
La flor de pascua mantiene su carácter estacional, pero el comportamiento del consumidor ha cambiado. Si antes la compra se concentraba en los días previos a la Navidad, ahora se observa una anticipación en las adquisiciones, con hogares que incorporan la planta desde finales de noviembre para prolongar la decoración festiva. Este adelanto responde tanto a estrategias comerciales como a la búsqueda de un ambiente navideño más duradero.
Las campañas de marketing han jugado un papel clave en esta transformación. Asociaciones y productores impulsan iniciativas que no solo refuerzan el vínculo cultural con la Navidad, sino que también promueven la poinsettia como elemento decorativo para todo el invierno. Acciones en redes sociales, colaboraciones con influencers y presencia en escaparates de grandes superficies han contribuido a mantener la planta en el radar del consumidor más allá de diciembre.
Otro factor determinante es la innovación varietal. El mercado ya no se limita al clásico rojo: hoy conviven más de un centenar de variedades que incluyen diferentes tonos, además de formatos compactos como las princettia, pensadas para espacios reducidos. Esta diversidad responde a una demanda creciente de personalización y diferenciación, especialmente entre consumidores jóvenes y amantes del diseño interior.
Más que rojo: variedades y curiosidades
Aunque el rojo clásico sigue siendo el color estrella, el mercado ofrece blancos, rosas, salmón, bicolores y jaspeados. Existen más de 100 variedades cultivadas en el mundo, con familias como la mencionada Princettia (compactas y precoces) o Winter Rose (brácteas con forma de rosa) que aportan diferenciación. Cada campaña se lanzan novedades para atraer a consumidores que buscan originalidad.
Curiosidades:
- Las variedades compactas son ideales para espacios pequeños.
- Hay colores que rompen la tradición: ciruela, salmón y tonos marmolados.
- Su impacto decorativo es inmediato y a precios accesibles.
Retos y oportunidades del sector
- Durabilidad en tienda: uno de los principales retos es garantizar que la planta conserve su aspecto saludable durante toda la campaña navideña. La poinsettia es sensible a cambios bruscos de temperatura y humedad, lo que exige un control riguroso desde el cultivo hasta la distribución.
- Sostenibilidad: la presión por adoptar prácticas sostenibles es cada vez mayor. El consumidor valora el origen local y la responsabilidad ambiental, lo que impulsa a los viveros a reducir el uso de fitosanitarios, optimizar el consumo de agua y energía y apostar por envases reciclables o biodegradables.
- Innovación: La innovación es el motor que permite al sector ampliar su mercado. Más allá del clásico macetero rojo, hoy encontramos presentaciones mini para regalar, composiciones decorativas combinadas con otras plantas y embalajes premium que transforman la poinsettia en un objeto de diseño. Incluso se experimenta con kits DIY (hazlo tú mismo) para atraer a un público joven que busca experiencias creativas.

Una tradición que se reinventa
Pese a la estacionalidad y los desafíos, la flor de Pascua sigue siendo un icono navideño y un negocio sólido. Con millones de unidades producidas en España y cientos de millones en todo el mundo, esta planta demuestra que la tradición puede convivir con la innovación y la sostenibilidad.

