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De temporero a agrónomo, empleos que cambiarán con la inteligencia artificial

Automatización y Robotización
Herramientas Digitales
Un estudio de la Universidad de Pensilvania augura que un 80 % de la fuerza laboral se verá alterada en al menos un 10 % de sus tareas, con un 19 % de empleos afectados
Inteligencia artificial aplicada a la agricultura


25 April 2023

La inteligencia artificial (IA) ha irrumpido con fuerza en el mundo del trabajo y más que lo hará en el futuro, con cambios profundos en la forma de recoger las cosechas o estudiar los cultivos que necesitarán una formación propia.

Los temporeros y los ingenieros agrónomos son dos de las muchas profesiones que cambiarán su manera de trabajar, aunque otros como los operadores de maquinaria agrícola puede que no se vean tan expuestos.

Según una reciente investigación de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos) y OpenAI (los creadores de la tecnología ChatGPT), estos operadores forman parte de un reducido grupo de ocupaciones que no se verán afectadas por este tipo de algoritmos.

Aunque el estudio se centra en el mercado estadounidense, se estima que un 80 % de su fuerza laboral puede ver alterado al menos un 10 % de sus tareas, con un 19 % de empleados afectados hasta en la mitad del trabajo que hacen.

En el campo, la inteligencia artificial ya se está aplicando en labores como la investigación del estado de madurez de los cultivos y el uso mecánico de los tractores

Optimización de recursos

Como explica a Efeagro el investigador del Centro Específico de Investigación de Tecnología Agroalimentaria Agrotech y profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña, Gil Gorchs, la aplicación de estos nuevos sistemas puede tener un impacto mayor en la mano de obra para la recolección, por ejemplo, de frutas y hortalizas.

Ya empieza a haber robots o drones que se encargan de recogerlas, de modo que se reduce la necesidad de contratar a personas para ese trabajo estacional.

También existen “algunos parámetros que permiten identificar el estado de madurez de cada cultivo y a partir de ahí se puede automatizar la cosecha”, incluyendo sistemas de navegación que utilizan esos datos para mejorar el uso de las máquinas, apunta Gorchs.

Eso significa, por ejemplo, poder calcular las necesidades de agua y fertilización en cada momento y lugar, de forma que se aplican dosis adaptadas a cada zona y unos sensores certifican el buen estado del cultivo.

¿Qué implicaciones tendrá esto para el empleo? El experto considera que la toma de decisión seguirá dependiendo “bastante” de las personas, pero a la larga quizás la mano de obra más cualificada, como la de ingenieros y técnicos, sí puede verse en parte sustituida.

Todo son hipótesis en un escenario que cambia rápidamente pero en el que, no obstante, se necesitará personal especializado que se encargue del mantenimiento, la puesta a punto o el control de la maquinaria, según Gorchs.

A su juicio, la tarea de certificar que todo va bien será básica con el funcionamiento de la inteligencia artificial no solo en el sector primario, sino también en toda la cadena alimentaria, sobre todo en la distribución, donde los algoritmos permitirán hacer ajustes y aumentar la eficiencia.

Pensar distinto

Para el profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes (Etsiam) de la Universidad de Córdoba José Emilio Guerrero, el proceso de digitalización ha tenido un crecimiento exponencial, pero no tan disruptivo como el de la IA, que abre una etapa “mucho más vertiginosa”.

Cree que se trata de una “oportunidad magnífica” para tomar decisiones “acertadas, eficientes y eficaces” desde el campo hasta la mesa, que requerirá “mucho más conocimiento” y una mirada más cercana a conceptos como el de la sostenibilidad.

Las personas nos vamos a tener que acostumbrar a convivir con otras formas de pensar el planeta” y, en ese sentido, "la inteligencia de las máquinas nos va a ayudar a entender mucho mejor los sistemas complejos", como el mundo de las plantas, los animales o los suelos, sostiene Guerrero.

Subraya que esa “convivencia con un pensamiento autómata” requerirá una formación y un entrenamiento distintos a los de ahora, así como una mayor cualificación para explorar ese nuevo paradigma.

La mente humana es incapaz de abordar toda la información acumulada en sistemas y programas como el de Copérnico, el desarrollado en la Unión Europea para la observación de la Tierra, cuyo potencial solo puede explotarse con una forma distinta de tratar los datos.

Guerrero señala que “probablemente en breve se podrá utilizar la computación cuántica de una forma masiva”, lo que exigirá profesionales que desarrollen nuevas formas de inteligencia.

En cualquier caso, subraya que “tiene que haber verdaderos expertos en agricultura para que la IA pueda ocupar el sitio que le corresponde”, profundizando en lo que se llama “expertise de dominio”, que combina el conocimiento del sector con las competencias digitales.

Probablemente la cadena alimentaria necesite mucho más esfuerzo para lograr un retorno con la apuesta por la inteligencia artificial, pero no se puede quedar atrás”, añade el experto.