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El regadío en el Mediterráneo español. Una aproximación multidimensional

Riego y Fertilización
Agua
El agua dulce es un recurso finito, escaso en muchas regiones, necesario para el medio ambiente, la producción agrícola y para la vida de las personas
Sistema de regadío regando una pnata con una flor


05 March 2019

Entre 1950 y la actualidad, la superficie de regadío mundial ha pasado de 100 a 320 millones de hectáreas. Y según la FAO, en los próximos 30 años habrá que aumentar en más de un 50 % la producción de alimentos sin que haya disponibilidad de más tierras de cultivo. 

Por tanto, el regadío se vuelve a presentar como una de las principales soluciones para este reto, siendo conscientes que solo se podrá incrementar el consumo total de agua en un 10 %.

Durante este periodo seguirá produciéndose el desplazamiento de la población desde las zonas rurales a las urbanas y se mejorarán los sistemas públicos de saneamiento y distribución de agua. 

El recurso será empleado cada vez más lejos de las fuentes de suministro, y la mayor densidad poblacional y de las actividades comerciales e industriales a ella asociadas presionará al alza el consumo y la contaminación que todo ello provoca.

Y al mismo tiempo, mejores niveles de renta y el deseo de disponer de una mayor calidad de vida introduce una elevada preocupación por el medioambiente y una demanda hacia los servicios ecosistémicos que facilita. 

Sin lugar a dudas, la ecuación a la que tenemos que buscar una solución es compleja: 

  • Más personas
  • Más demanda de alimentos y de bienes
  • Mayor valor de los servicios ambientales
  • Y la misma cantidad de agua

Pero con una mayor variabilidad en su ciclo de vida como consecuencia de las incertidumbres que introduce el cambio climático. 

Las respuestas tendrán que ser múltiples y exigirán de la colaboración y de la búsqueda de consenso entre todos los intereses implicados. Se trata de una necesidad global y habrá que actuar de manera global. Y para ello, la mejora continua de las tecnologías disponibles y el establecimiento de sistemas de gobernanza que integren a todos los agentes serán algunas de las medidas a adoptar.

Según la FAO, en los próximos 30 años habrá que aumentar en más de un 50 % la producción de alimento