Mirando al futuro: desafíos y oportunidades de la transformación digital agroalimentaria

El Observatorio de la Digitalización del Sector Agroalimentario Español es un proyecto impulsado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en colaboración con Grupo Cajamar. En este marco se ha realizado un análisis prospectivo sobre la transformación digital, la automatización y la robotización del sector agroalimentario de nuestro país.

La estrategia de trabajo

Para realizar el estudio se utilizó la metodología Delphi. Con ella se consulta a un grupo de personas expertas sobre los temas objetivo de la investigación, perfilando sus opiniones en un proceso iterativo de encuestas abiertas. 

El ejercicio de consulta se desarrolló desarrollado durante el primer semestre de 2023 y constó de dos fases: una primera donde se solicitaron a los especialistas opiniones cualitativas y una segunda donde se cuantificaron mediante una escala de Likert. 

Los temas sobre los que se ha centrado la consulta han sido la identificación de las tecnologías y las innovaciones que serán las protagonistas de la transformación digital, en cada una de las actividades que conforman el sector agroalimentario durante los próximos diez años. A la vez se ha querido conocer los obstáculos y los elementos facilitadores del cambio tecnológico, así como las oportunidades y las orientaciones que podrían aportar tanto la formación como la financiación pública.

Las ideas y las propuestas recolectadas durante la primera fase, a partir de la opinión de las 41 personas expertas que han participado en el estudio, fueron sintetizadas en unidades de información homogéneas. Todas ellas fueron sometidas a una ponderación de su importancia en la segunda fase, utilizando una escala de Likert.

Las principales tecnologías

Las tecnologías para desarrollar la agricultura o la industria de precisión tienen diferente ponderación en cada área de actividad. 

En agricultura destacan las tecnologías para sensórica del suelo, de las condiciones ambientales o de los cultivos, junto con el geoposicionamiento. 

En ganadería sobresalen la identificación individual de los animales, seguida de los sensores para el control de consumos de piensos o la observación de los animales. 

Mientras tanto, en la industria, aparecen los biosensores como la tecnología más relevantes, seguido de otro tipo de sensores y de herramientas de identificación de productos, como la respuesta rápida (QR), identificación por radiofrecuencia (RFID) o la comunicación de campo cercano (NFC). 

Las importancia de las tecnologías de comunicación y las de análisis y almacenamiento de datos, se presentan de forma conjunta para toda la cadena alimentaria. 

En las primeras se otorga más importancia a las redes móviles de quinta generación (5G) y otras tecnologías móviles, seguido de las basadas en LoRaWAN. 

En el segundo grupo se pondera en un orden superior el análisis masivo de datos, seguido del alojamiento de las bases de datos en la nube y la inteligencia artificial y el análisis estadístico de los datos. Por el contrario, a las redes locales se les atribuye menor interés futuro.

Capacidad de generar valor

Las innovaciones agrícolas a las que puede llevar esta tecnología se agrupan en torno a la maquinaria, la monitorización, la predicción y las sostenibilidad. 

Los ámbitos en los que las personas expertas esperan más desarrollo tecnológico en la próxima década son los dispositivos de aplicación variable de insumos y la automatización y la robotización de las labores de recolección, en el primer caso. 

La detección de plagas y enfermedades y la caracterización del estado de los cultivos son las herramientas que se incluyen dentro de la monitorización agrícola. 

En el tercer grupo se esperan desarrollos para optimizar el uso de insumos y para integrar toda la información que se requiere dentro del cuaderno digital, la adecuada gestión del agua o el seguimiento de las plagas. 

En ganadería, se prevén herramientas de monitorización de las emisiones de gases, de parámetros ambientales dentro de la explotación y de consumo de piensos. 

La automatización ganadera se espera en las tareas repetitivas, que supongan esfuerzo para el operario, concretándose en el manejo de la sala de ordeño. 

Además, parece que la gestión integral de la granja, incluyendo bienestar animal y reducción de impactos ambientales, serán los vectores de la innovación junto con la detección precoz de enfermedades y los vectores de la innovación.

En la industria alimentaria los expertos apuestan por el desarrollo de sistemas para la identificación digital y electrónica de productos, además de las herramientas para mejorar la calidad y seguridad alimentaria y la robotización y automatización para mejora de la productividad. 

En el apartado de datos y toma de decisiones se pondera por encima del resto de opciones las herramientas para informar de lo que ocurre en toda la cadena alimentaria y de la opinión del consumidor. 

En las innovaciones de toda la cadena de valor se piensa en el consumidor, para informarle de los valores añadidos que incorporan los alimentos. Le siguen los sistemas para capturar datos en toda la cadena, la investigación de mercados y la optimización logística de los sistemas de aprovisionamiento de almacenes y tiendas.

Obstáculos a la digitalización

Los expertos consultados perciben que los obstáculos sociales más importantes para impulsar la digitalización en la cadena de valor son el necesario relevo generacional y el insuficiente valor otorgado a la tecnologías, aunque la poca disponibilidad de mano de obra cualificada también aparece en la lista de retos más valorados. 

Los frenos asociados a las personas son la insuficiente formación y la adaptación al nuevo modelo de producción basado en herramientas digitales y la automatización. 

Entre las dificultades económicas destacan la rentabilidad de la actividad productiva y la consideración de la tecnología como un coste. 

Los cambios frecuentes de las normas y la necesidad de autorizaciones para el uso de determinadas tecnologías, como los drones, también frenan la incorporación de tecnologías. 

La conectividad y la brecha digital de los entornos rurales y la conveniencia de adecuar los sistemas inteligentes a las necesidades propias de cada unidad productiva, o la interoperabilidad entre los equipos, también se perciben como limitantes tecnológicas.

Elementos habilitadores

En línea con lo anterior, los elementos que se identifican como impulsores de la digitalización por las personas consultadas son la profesionalización y la oportunidad que representa el relevo generacional en el sector agroalimentario. Se comprueba que la incorporación de jóvenes es imprescindible para acelerar el cambio tecnológico. 

Por otra parte, la puesta a disposición de los productores de la cadena de herramientas digitales, adaptadas a sus necesidades específicas, flexibles, dinámicas, prácticas y sencillas será la clave de la transformación digital de la cadena de valor agroalimentaria. 

Entre los elementos facilitadores de la tecnología se identifican la competitividad y la facilitación de las relaciones comerciales dentro de la cadena de valor, siendo imprescindible la incorporación de valores añadidos en la sostenibilidad y la formación de los técnicos del sector. 

En el plano administrativo y político entienden fundamental el impulso a la investigación y desarrollo (I+D) y la digitalización de la administración, seguido de priorizar las ayudas en este ámbito, experimentar a través de la multidisciplinariedad y desarrollar estándares de comunicación en la cadena.

La formación como instrumento digitalizador

En la formación universitaria las personas expertas inciden en la necesidad de centrarse en aspectos prácticos y aplicados, reclamando la incorporación de la sostenibilidad y la transferencia al alumnado de los resultados de investigación del profesorado. 

En la formación de los técnicos se insiste en transferir herramientas de análisis de datos, utilizando como elementos de motivación los casos de éxito, especialmente los centrados específicamente en cada subsector. Para su formación continua se apuesta por las Universidades, los centros de Formación Profesional (FP) y los centros tecnológicos.

Para los empresarios del sector, en el conjunto de la cadena de valor, las personas expertas consideran imprescindible la formación continuada, en la que las reuniones especializadas, particularmente las presenciales, son las más adecuadas. 

En el caso de los trabajadores se pone el énfasis en el papel de la administración, de los centros de FP y las Universidades, siguiéndoles en importancia tanto los centros tecnológicos como las empresas privadas, especialmente las desarrolladoras y usuarias de herramientas digitales. 

Actividad de la Administración 

A la hora de opinar en relación con diferentes estrategias de la administración para incentivar a los operadores del sector agroalimentario las personas consultadas consideran que hay que apoyar la inversión en tecnologías pero, a la vez, priorizar en aquellos proyectos que consiguen resultados concretos. 

En el mismo nivel de importancia sitúan los incentivos fiscales a la innovación. También se valoran los apoyos a la colaboración público-privada y a los proyectos piloto.