Innovación y alimentación sostenible
Los autores analizan el desarrollo actual y la viabilidad de modelos de consumo alternativos a través de fórmulas cooperativas de compras y distribución responsable de alimentos
El cáncer es una de las principales causas de muerte en el mundo. Su alta incidencia y mortalidad, sumada a la falta de tratamiento efectivo en la mayoría de los casos, han estimulado una extensa investigación sobre quimioprevención. Término que podríamos definir cómo el “uso de determinados agentes naturales (dietéticos) o sintéticos para prevenir, retrasar o ralentizar el proceso carcinogénico”.
Numerosos ensayos realizados in vivo con humanos, y otros in vitro en laboratorio, evidencian que la dieta y el estilo de vida son fundamentales en la biología de diversos tipos de cáncer y la génesis tumoral.
A día de hoy, es comúnmente aceptado que el consumo de frutas y verduras puede reducir el riesgo de padecer esta enfermedad. El efecto protector se basa en que las frutas y verduras dependen de compuestos múltiples anticancerígenos que se encuentran en la composición de las mismas.
Por esta razón, varias organizaciones internacionales tales como el World Cancer Research Fund (WCRF) y el American Institute for Cancer Research (AICR), recomiendan un incremento en el consumo de ciertos vegetales, frutas y algunos tipos de granos. Aunque cierto es que no todos las hortalizas y frutas tienen la misma efectividad en quimioprevención.
Con este artículo solo pretendemos dar una visión de los tipos de sustancias bioactivas que presentan mayor efecto quimiopreventivo de cara a la reducción de cierto tipo de cánceres. Todo ello en base a una extensa revisión bibliográfica realizada.
En definitiva, una alimentación saludable y variada no puede curar el cáncer, pero si puede ayudar a prevenir y mejorar la respuesta ante la enfermedad.
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