Proponen convertir el alga invasora del litoral gaditano en biofertilizante para la agricultura

Un estudio impulsado por el Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla, con la colaboración de Red Eléctrica, plantea una solución innovadora para el problema ambiental que genera la proliferación del alga invasora Rugulopteryx okamurae en la costa de Cádiz: transformar su biomasa en un recurso útil dentro de la economía circular.

La investigación, iniciada en 2019, analizó el impacto de esta especie sobre los ecosistemas del Estrecho y su repercusión en la actividad económica local. Las conclusiones abren la puerta a la creación de granjas de compostaje que empleen invertebrados para procesar los arribazones, reduciendo así los daños que provoca en la biodiversidad marina y en sectores como la pesca.

El proyecto se presentó en La Línea de la Concepción durante una jornada ambiental encabezada por el profesor José Carlos García-Gómez, director del laboratorio, junto a su equipo investigador. También participaron representantes institucionales, del sector pesquero y de organizaciones ecologistas.

De residuo a recurso

La primera fase del estudio permitió conocer la ecología de la especie y su impacto sobre la comunidad bentónica. Posteriormente, los investigadores abordaron el problema desde la perspectiva del residuo, dado el gran volumen de algas que se acumula cada año en las playas. Entre las soluciones propuestas destaca el compostaje mediante insectos y crustáceos, como cucarachas del género Eublaberus y la mosca soldado negra, que reducen la toxicidad del alga y generan un biocompost con calidad aceptable.

El uso de Eublaberus sp. se perfila como una alternativa viable a escala industrial, favoreciendo la producción de fertilizantes orgánicos más económicos. Además, se estudian métodos complementarios como el blatticompostaje y la digestión anaeróbica, que mejoran la obtención de biogás y biofertilizantes tras un pretratamiento mecánico y térmico. Incluso se explora el potencial de crustáceos isópodos terrestres, capaces de consumir grandes cantidades de biomasa y acumular metales pesados, aunque requieren más investigación.

Nuevas aplicaciones y economía circular

El trabajo también avanza en la producción de biogás y en la obtención de compuestos bioactivos con aplicaciones en la industria alimentaria, cosmética y farmacéutica, en colaboración con proyectos del CSIC y la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla. Todo ello se enmarca en un modelo de economía circular que convierte un problema ambiental en una oportunidad para generar energía y productos sostenibles.

Red Eléctrica respalda esta iniciativa como parte de su estrategia de impacto positivo en el territorio, que incluye proyectos ambientales y sociales. Entre ellos figura la plataforma Bosque Marino, lanzada en 2024 para promover la conservación del medio marino y la educación ambiental.

Fuente: Fundación Descubre.