Trabajando para un futuro con 'cero' desperdicio alimentario
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El sector cárnico español ha experimentado un fuerte crecimiento durante los últimos años, lo que le ha permitido convertirse en uno de los pilares de la agricultura e industria alimentaria española.
El sector cárnico es, junto al hortofrutícola, el más dinámico y competitivo de la agroalimentación española.
A nivel de la producción primaria representa casi un tercio de la rama agraria. Y la industria cárnica significa el 25 % de toda la industria alimentaria.
Pero frente a las ventajas agroclimáticas que han permitido que España haya sido siempre una de las principales potencias hortofrutícolas de Europa y del mundo, el sector cárnico ha conseguido ganarse un peso relevante en el contexto internacional gracias a su capacidad de organización, a la continua innovación en tecnología y procesos y su clara apuesta por la exportación y la internacionalización.
En muy pocos años hemos pasado de ser un actor secundario en el comercio internacional de productos cárnicos a ser actualmente uno de los países líderes. Sirvan como muestra de ellos algunos pequeños datos.
En pocos años el sector cárnico de España a pasado de ser un actor secundario en comercio internacional, a ser uno de los países líderes
En toda esta evolución el porcino ha ido marcando el camino, con el gran trabajo realizado para poder erradicar la peste porcina africana, los procesos de integración entre las distintas fases de la cadena, la inversión y modernización de todas las instalaciones, empezando por las granjas, pasando por los mataderos y llegando a las industrias de transformación. Sin olvidar los esfuerzos realizados en la industria de alimentación animal para que la importación de un porcentaje muy elevado de las materias primas no supusiera un freno al crecimiento.
También se ha trabajado para reducir progresivamente el impacto ambiental de la actividad ganadera. Y durante los últimos años se ha realizado una gran apuesta por la internacionalización, hasta el punto de que actualmente más del 50 % de la producción se vende fuera de España. Sin dudas, en este último hecho ha contribuido muy positivamente la gran demanda que durante los últimos años ha mostrado el mercado chino.
Señalar que durante los últimos meses España está suministrando más del 30 % de la carne de porcino que importa China.
Aunque el porcino es el gran dinamizador de la industria cárnica española, hay ciertos procesos y sistemas que se están trasladando a otras especies, lo que está permitiendo que cada vez sean mayores las exportaciones de otros tipos de carnes. Y muy especialmente la de vacuno, que muestra crecimientos continuados y superó en 2020 los 1.100 millones de euros de ventas al exterior.
El tamaño que han ido adquiriendo las empresas del sector les permite estar cada vez mejor preparadas para dar respuesta a los retos y a los desafíos a los que se enfrentan.
Entre ellos el primero, sin lugar a dudas, es contribuir a luchar contra el cambio climático. Mejorando la eficacia de todos los procesos de cría del ganado y de elaboración de los productos cárnicos va a permitir reducir la huella ambiental. Y la implantación de una economía circular facilitará que muchos subproductos de la ganadería contribuyan a mejorar otros procesos biológicos que favorecen la fijación de CO2.
Otro gran reto es conseguir una adecuada y equilibrada alimentación, en la que se incluyan los productos cárnicos que históricamente han contribuido a mejorar la salud de las personas y a que hayan podido abordar progresivamente mayores esfuerzos físicos e intelectuales.
Por supuesto, tenemos que mantener la elevada competitividad alcanzada y seguir exportando altos volúmenes de carne.
Pero si tuviésemos que pedir un deseo, y tenemos la gran oportunidad de hacerlo gracias a los fondos que llegarán a España a través del programa Next Generation, sería que todo nuestro saber hacer, nuestra capacidad de gestionar tanto la producción ganadera, como la fabricación de piensos y la industria procesadora, seamos capaces de trasladarlo a muchos y diversos lugares del planeta, de forma que las empresas españolas den un gran salto de internacionalización y se conviertan en grandes operadores globales. Con una base sólida y potente en España, desde donde se siga exportando, pero con la vocación de establecer centros operativos en los principales mercados para así dar respuesta a los gustos y demandas locales de cada uno de ellos.
Creemos que tenemos la dimensión, la capacidad humana y los recursos financieros necesarios para dar ese gran salto y llegar a ser operadores de referencia en el mercado mundial de productos cárnicos.
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