Acaban de publicarse los datos del panel de consumo alimentario hasta el mes de marzo de 2025, y en ellos se confirma que, pese al encarecimiento de muchos alimentos básicos, el consumo de carnes y huevos mantiene una tendencia relativamente estable, con comportamientos diferenciados según el tipo de producto.
Uno de los factores clave que está ayudando a sostener estos niveles de consumo es el buen momento económico que atraviesa el país. El crecimiento de la población y del turismo, a lo que hay que añadir el control de los precios energéticos han contribuido a generar un entorno de mayor estabilidad en el gasto de los hogares.
Este marco explica, en parte, por qué productos como la carne de vacuno —que ha sido una de las más afectadas por la inflación, con un índice de precios al consumidor que ha superado los 140 puntos en mayo de 2025— no han visto desplomarse su demanda. De hecho, el consumo de vacuno ha registrado un ligero repunte: tras varios años de caídas, el índice ha subido de 81 puntos en enero de 2024 a casi 84 en marzo de 2025. A pesar del encarecimiento, esta carne sigue ocupando un lugar relevante en la dieta de muchos españoles gracias a su arraigo cultural y gracias al mayor margen económico que permite el actual contexto, está por ahora permitiendo hacer frente a una presión en el lado de la oferta que, por ahora, no tiene visos de desaparecer en el corto plazo.
Más clara aún es la recuperación de la carne de ave y del cerdo. En el caso del pollo, el consumo ha subido con fuerza, superando ya el nivel de referencia de 2021, y situándose en marzo de 2025 en su punto más alto en varios años. No se trata solo de una respuesta económica ante el encarecimiento de otras carnes: la carne de ave es percibida como una opción saludable, equilibrada y asequible, lo que refuerza su posición en la cesta de la compra incluso en momentos de inflación. Algo similar ocurre con el cerdo, cuyo consumo ha recuperado terreno progresivamente. Aunque su precio también ha subido, lo ha hecho de forma más contenida, lo que permite que siga siendo una proteína viable y atractiva para muchos hogares.
En el caso de los huevos, la situación es aún más llamativa. A pesar de ser el producto básico que más se ha encarecido en el último año —con un índice de precios que alcanza ya los 164 puntos—, su consumo no solo se ha mantenido, sino que ha seguido creciendo. Esta paradoja se explica por varios factores. Por un lado, el huevo continúa siendo percibido como un alimento saludable, versátil y asequible en términos relativos, incluso con precios elevados. Por otro, la tensión en los mercados internacionales, especialmente en Estados Unidos y Europa, ha provocado una escasez de oferta vinculada a los brotes de gripe aviar y a una reducción en la producción, lo que ha impulsado los precios al alza. Aun así, su demanda en el mercado español sigue firme.
En el lado opuesto se encuentra la carne de ovino y caprino, que sigue perdiendo peso en la cesta de la compra. El consumo ha descendido de manera continua hasta situarse en niveles históricamente bajos, con un índice que ha bajado de 74 a apenas 65 entre enero de 2024 y marzo de 2025. Esta caída se produce a pesar de que los precios han dejado de subir con la intensidad de años anteriores. No obstante, sigue siendo una de las carnes más caras del mercado, lo que, unido a cambios en los hábitos alimentarios, ha reducido su presencia a ocasiones puntuales o públicos muy específicos.
La distribución del consumo de carne en España en 2024 confirma esta tendencia en los cambios en los hábitos alimentarios en los hogares. La carne de ave, sobre todo el pollo, lidera con claridad el volumen consumido, representando un 47,2 % del total, seguida del cerdo con un 33,5 %, el vacuno con un 14 % y el ovino muy rezagado, con apenas un 2,7 %.
En términos de gasto, el reparto es más equilibrado. El cerdo y el pollo concentran cada uno alrededor del 35 % del valor total, mientras que el vacuno, aunque se consume menos, supone un 24 % del gasto, reflejo de su mayor precio. El ovino, por su parte, apenas alcanza el 6 %, confirmando su papel cada vez más reducido.
Evolución del precio del bovino vivo en España (media conjunto de categorías)