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Los bioestimulantes los podríamos definir como productos naturales o sintéticos que en su formulado contienen sustancias tanto de origen inorgánico como orgánico y/o microorganismos.
Su función al aplicarlos sobre la parte aérea de plantas o rizosfera es la de estimular procesos fisiológicos naturales cuyos efectos principales son de mejora del cultivo, vigor, rendimiento y calidad.
Como consecuencia de todo lo anterior medra el crecimiento radicular y vegetativo, la absorción de nutrientes, tolerancia a estrés abióticos, producción y calidad de cultivo.
Aunque el formulado sea variable, suelen estar compuestos de extractos de algas marinas, hidrolizados o fermentados procedentes de enmiendas orgánicas, hidrolizados proteicos y aminoácidos, enzimas, vitaminas, quitina, quitosano, poli y oligosacáridos, extractos húmicos, fracciones inorgánicas como las harinas de roca naturales, incluso fitohormonas vegetales que suelen estar en concentraciones de trazas.
La función al aplicar bioestimulantes es la de estimular procesos fisiológicos naturales cuyos efectos principales son de mejora del cultivo
Lo que debes de saber para usarlos correctamente y cómo te ayudarán en su manejo:
Contribuyen a mejorar la actividad microbiana del tipo bacterias, hongos y actinomicetos. Podemos dividirlas en dos fracciones: los ácidos húmicos (A.H) y los ácidos fúlvicos (A.F).
Principales funciones:
Son organismos que solo puede verse bajo un microscopio.
Estos incluyen BACTERIAS:
Juegan un papel especial en el fortalecimiento y protección de las plantas. Este grupo de bacterias se denominan Plant Growth Promoting Rhizobacteria (PGPR) y se han descrito dentro de este grupo especies de los géneros Pseudomonas, Azospirillum, Azotobacter, Klebsiella, Enterobacter, Alcaligenes, Arthrobacter, Burkholderia, Bacillus, Rhizobium y Serratia.
Sus funciones principales son:
MICORRIZAS:
Generan en algunos cultivos incremento de rendimiento, incremento de la calidad edáfica, sirven como agentes de biocontrol de patógenos como los nemátodos, induce resistencia a estrés salino e hídrico.
En planta y fruto pueden tener efectos nutricionales como el incremento de N, P, Mg y Fe.
MICOROALGAS:
Contienen micro y macronutrientes, especialmente nitrógeno, fósforo y potasio, y pueden ser consideradas como fertilizantes de liberación lenta.
También presentan sustancias que promueven el crecimiento de las plantas, como auxinas, citoquininas, betainas, aminoácidos, vitaminas y poliaminas.
CIANOBACTERIAS:
Son un pequeño grupo de procariontes fotosintéticos.
Las más conocidas son Nostoc, Tolypothrix, Anabaena y Aulosira, con capacidad de fijar N2. Desempeñan un papel fundamental en mantener la fertilidad de los suelos, además de mejorar propiedades físicas del suelo como estructura, permeabilidad y capacidad de retención de agua.
Se utilizan Ascophyllum nodosum, Laminaria sp., Fucus sp. Macrocystis pyrifera, Eckloria máxima y Durvillea sp.
Sus funciones principales son:
Están constituidos por diferentes grupos de compuestos. Se dividen en: hidrolizados proteicos, pectonas, péptidos, polipéptidos y aminoácidos libres.
Sus principales funciones:
Son esenciales para algunas especies particulares, pero no son requeridos por todas las plantas, por lo que se denominan cuasiesenciales o beneficiosos.
Destacaríamos elementos como el selenio, el silicio, el sodio, el cobalto, el aluminio y el yodo.
Estos promueven el crecimiento de las plantas, fortalecen las paredes celulares, mejoran la tolerancia en determinadas condiciones ambientales como ataque de patógenos en el caso de selenio y silicio, y estrés osmótico en el caso del sodio, e incluso pueden mejorar la calidad organoléptica nutricional y saludable como en el caso del yodo.
La clave de su eficiencia es su correcta aplicación en suelo o planta, y en qué momento se utilizan a lo largo del ciclo de cultivo
La gran problemática en la que se desarrolla la actual agricultura, con suelos cada vez más degradados, menos superficie disponible, superpoblación mundial, cambio climático…requiere hacer uso de manejos agronómicos mucho más eficientes, haciendo del suelo un participante activo del cultivo, a la vez que cuidamos y mejoramos su salud.
Para alcanzar ese objetivo, los bioestimulantes agrícolas, siempre que se haga un buen uso de ellos y con conocimiento de causa, serán los aliados perfectos para mejorar crecimiento, calidad y productividad del cultivo.
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