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Balance del mercado de cereales (agosto de 2025): oferta amplia, mercado sin prisas y fertilizantes más caros

01 September 2025
Estadísticas
Comercio Exterior
Las cosechas récord aportan abundancia, con el maíz aliviando precios, el trigo más ajustado y la soja sensible mientras se encarecen los fertilizantes
Mapamundi de trigo

01 September 2025

El último informe WASDE publicado por el USDA en agosto de 2025 supone un aumento de la producción de grano, que junto con un mayor crecimiento de las expectativas de consumo a lo largo de la campaña, dejarían una campaña más ajustada que la prevista en julio. 

En la práctica, aunque se alcanzarían récords de producción en trigo y maíz, el balance frente a julio se deteriora en trigo, mejora en maíz —por el impulso de Estados Unidos, con presión bajista sobre los precios— y deja a la soja algo más expuesta a cualquier sobresalto.

 

 

En trigo, el USDA rebaja las existencias finales mundiales hasta 260,1 millones de toneladas, el nivel más bajo desde 2015/16, tras recortar los suministros y también el consumo respecto al informe de julio. El ajuste procede sobre todo de China, Brasil y Argentina, con la Unión Europea como pequeño contrapeso. El comercio global sube ligeramente hasta 213,5 millones de toneladas y Estados Unidos gana peso en la exportación.

El capítulo de cereales secundarios lo marca el maíz de Estados Unidos. El primer aforo eleva el rendimiento medio y la superficie, con lo que la cosecha alcanzaría aproximadamente 425,3 millones de toneladas en este país. El mayor suministro permitiría aumentar las cantidades destinadas a piensos y etanol y llevar las exportaciones a 73,0 millones de toneladas, un 7 % más que lo previsto en julio; aun así, las existencias finales norteamericanas subirían 9 millones de t hasta las 53,8 millones de toneladas.

Ese impulso doméstico se reflejaría en un incremento de la producción mundial de cereales secundarios, que aumentaría hasta las 1.572 millones de toneladas por el salto estadounidense, aunque las perspectivas fuera de los Estados Unidos son menos optimistas. 

El USDA recorta la estimación de cosecha de maíz realizada en julio en la Unión Europea por el calor y la sequía un 3%, algo similar a la información proporcinada por MARS, el sistema de predicción de la Comisión Europea. Esta reducción de la producción europea sería parcialmente compensada por alzas en Ucrania y Canadá. El comercio se reconfiguraría con más ventas de Estados Unidos y Ucrania y más compras en México, la Unión Europea, Egipto, Colombia y Turquía. Aun así, las existencias mundiales de maíz subirían hasta las 282,6 millones de toneladas gracias al plus estadounidense, mientras los stocks fuera de Estados Unidos disminuirían.

 

 

En cuanto a la soja en Estados Unidos, caería la superficie respecto a julio y, aunque mejoraría el rendimiento, el saldo sería una producción de 116,7 millones de toneladas, 1 millón de toneladas menos que lo que se preveía en julio. Con el ritmo exportador aún lento, el USDA sitúa las exportaciones en 46,4 millones de toneladas para toda la campaña, un millón de toneladas menos, pero mantiene el volumen de molienda interno. Las existencias finales quedarían en 7,9 millones de toneladas. Es un balance algo más ceñido que hace un mes, pero sin grandes cambios.

A escala mundial, el USDA recorta la producción de oleaginosas y perfila para la soja una situación con menor producción, menos exportaciones y menos existencias que en julio. Parte del flujo exportador se desplazaría desde Estados Unidos hacia Argentina y Uruguay, y se moderarían las compras de la Unión Europea, Irán y Vietnam. Las existencias finales mundiales de soja se situarían en 124,9 millones de toneladas, 1 millón de toneladas menos que en julio.

En cuanto a los precios, la debilidad del dólar y la abundancia de grano en el mercado se está reflejando en el mercado, donde los precios del trigo en París han estado marcados por la competencia feroz desde el Mar Negro. Rusia ha salido a vender con mucha agresividad tras dejar a cero o cerca su impuesto a la exportación, y eso ha obligado a la Unión Europea a ajustar sus ofertas para no perder ventas. 

Con tanta mercancía disponible y pocos sobresaltos climáticos, el precio se ha ido deslizando hacia la parte baja del rango, con algún rebote puntual cuando los ofertantes rusos han aflojado, pero sin cambiar la idea de fondo: sobra trigo competitivo. Hoy el nivel de referencia se mueve alrededor de 192 a 195 €/t.

En maíz, la fotografía actual en Europa refleja los efectos del calor y falta de lluvia en el sur y el este, que está restando algo de rendimiento y eleva la necesidad de importar. Sin embargo, el mercado de París no despega porque fuera de Europa la oferta es amplia. Brasil está colocando una gran segunda cosecha y Estados Unidos entra en campaña con existencias holgadas. El mensaje que se impone es que habrá maíz suficiente llegando a puertos europeos, y por eso el precio en la bolsa de Euronext Paris se mantiene más bien estable, merodeando los 189 a 191 €/t.

En soja, el tono del mes ha sido algo más firme por el recorte de producción y de existencias previsto por el WASDE, situándose en su última cotización en torno a los 333 €/t en Chicago, con el mercado pendiente de la evolución de la demanda china de nueva cosecha.

La situación actual sugiere un mercado sin prisas ni señales de escasez inmediata: mientras no aparezcan sorpresas de clima o de demanda, lo razonable es esperar entradas y salidas dentro de un rango normal, con precios ligeramente más altos en contratos a más largo plazo por los costes de almacenamiento y financiación.

 

 

Para la nueva campaña, el precio de los fertilizantes está aumentando por una combinación de factores: los nuevos aranceles de la UE a los productos procedentes de Rusia y Bielorrusia, que encarecen las importaciones de fertilizantes de otros orígenes, y los problemas de suministro derivados del conflicto en Oriente Medio, que podría aumentar si se concretan nuevas sanciones a Irán, tercer gran exportador mundial de urea, a los que hay que añadir el incremento de los costes de transporte que está causando.

No obstante, la flexibilización en julio de las restricciones de China a la exportación de urea —especialmente hacia los mercados de Asia y América— ha contribuido a moderar la escalada, aunque las limitaciones a las ventas con destino a India, junto con su mayor demanda estacional siguen presionando al alza los precios en otros mercados.

En el corto plazo (2025), desde el Banco Mundial se espera un mercado aún tenso y con subidas moderadas: el índice de fertilizantes avanzaría alrededor del 7 % desde los niveles de julio —con urea +15 %, DAP +6 % y potasa +5 %— impulsado por una demanda firme, restricciones comerciales y tensiones geopolíticas.

De cara a 2026, el panorama mejora: la entrada de nueva capacidad en Asia y Oriente Medio y cierta recuperación de la producción europea favorecerían la estabilización, con ligeras caídas (urea −4 %, DAP −8 % y potasa estable); aun así, los precios seguirían por encima del promedio 2015–2019 y muy sensibles a la energía y a la política comercial.

 

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