/Mercados/Coyuntura
16 min

Mercados de cereales 2025: caída de precios y riesgos en el horizonte

17 July 2025
Comercio Exterior
Economía Agroalimentaria
Estadísticas
Los precios del trigo y el maíz caen a mínimos desde 2020 por la buena cosecha, aunque el USDA prevé déficit global en 2025/26 y persisten riesgos climáticos y geopolíticos
Cosechadora de cereal.

17 July 2025

Resumen

En los últimos meses, los precios internacionales del trigo y el maíz han caído con fuerza, alcanzando niveles no vistos desde finales de 2020. Esta bajada responde a una oferta global abundante frente a una demanda estable pero menos activa, lo que ha reducido la presión compradora. Las cotizaciones FOB, ajustadas al tipo de cambio, han descendido significativamente en los principales orígenes exportadores (EE. UU., Europa y Mar Negro), reflejando un contexto de amplias existencias y demanda con poca urgencia.

En el caso del trigo, la presión de precios del Mar Negro ha obligado a Europa y EE. UU. a recortar sus precios para seguir siendo competitivos, especialmente en mercados sensibles al precio como África del Norte y Asia. En el maíz, también han caído debido a la competencia desde Sudamérica y la mejora en las cosecha en EE. UU., unido a la debilidad de su moneda.

No obstante, en el medio plazo, el informe WASDE de julio de 2025 anticipa un deterioro en el equilibrio del mercado cerealista, especialmente en el caso del maíz. La producción mundial ha sido revisada a la baja respecto al documento de junio, mientras que el consumo continúa superando a la oferta, lo que generaría un déficit técnico cercano a los 16 millones de toneladas. La incertidumbre climática y geopolítica sigue siendo un factor determinante, cuya influencia ya comienza a reflejarse en el mercado de futuros.

En cuanto al trigo, la proyección de producción mundial se mantiene estable en 808,6 millones de toneladas, pero con ajustes a la baja en existencias y exportaciones desde la UE y Ucrania. Rusia consolida su posición como principal exportador, mientras que EE. UU. mejora su previsión. Las existencias finales caen a 261,5 millones de toneladas. En el caso del maíz, la producción se recorta ligeramente a 1.547 millones, con reducciones destacadas en EE. UU. y México, aunque Brasil compensa en parte. Las existencias finales bajan a 272,1 millones de toneladas.

En Europa, las previsiones de los principales organismos (USDA, COCERAL y la Comisión Europea) coinciden en una fuerte recuperación de la producción para 2025. La Comisión prevé una cosecha total de 285,4 millones de toneladas, con un crecimiento destacado del trigo blando (+15 %).

Por países, Francia, Rumanía y España lideran el crecimiento en términos absolutos respecto a la campaña pasada, tanto por volumen como por incremento anual. Francia suma más de 6 millones de toneladas, seguida de Rumanía y España.

En el caso de España, las estimaciones también apuntan a una recuperación sólida. Las cooperativas prevén un aumento del 11,9 % en la producción total, liderado por la cebada y el trigo blando. ACCOE y el Ministerio coinciden en esta mejora, aunque con cifras algo más moderadas. La Comisión Europea proyecta subidas aún mayores en los cereales de invierno (+20 %), mientras que el USDA también confirma un crecimiento, aunque más prudente.

Mercado internacional

En los últimos meses, los valores internacionales del trigo y el maíz han registrado un notable descenso, alcanzando mínimos no vistos desde finales de 2020, es decir, antes de que las interrupciones logísticas y otros factores desataran tensiones en el comercio global. Las cotizaciones FOB —expresadas en euros por tonelada y convertidas según el tipo de cambio vigente— han disminuido significativamente en los principales países exportadores, como Estados Unidos, la Unión Europea y la región del Mar Negro. Este retroceso se explica por una oferta global abundante que, en un escenario de demanda constante, ha disminuido la urgencia de compra por parte de los operadores. Además, las previsiones de elevados niveles de existencias refuerzan la presión bajista sobre los precios internacionales.

En el segmento del trigo, la fuerte competencia desde el Mar Negro ha sido un factor clave. Los precios de exportación en esta región se mantienen en torno a los 180–185 €/t, lo que ha forzado a Estados Unidos y a la UE a ajustar sus valores a la baja para seguir siendo competitivos en mercados especialmente sensibles al precio, como el norte de África o Asia. El trigo blando europeo (Rouen, grado 1) ha pasado de cotizar a 244 €/t a finales de mayo a unos 198 €/t actualmente, mientras que el trigo HRW estadounidense ha caído de más de 250 €/t a cerca de 199 €/t. Este reajuste ha estrechado considerablemente la diferencia habitual entre orígenes, diluyendo parte del valor añadido tradicional vinculado a la calidad de los trigos europeo y norteamericano.

Por su parte, el maíz ha seguido una evolución descendente, aunque con una corrección más paulatina. El maíz estadounidense, que rondaba los 220 €/t a comienzos de año, cotiza ahora en torno a 166 €/t. De manera paralela, los precios del maíz del Mar Negro se han reducido hasta los 198 €/t, en consonancia con las mejores perspectivas de cosecha y el aumento de la competencia procedente de Sudamérica, particularmente desde Brasil.

 

 

Sin embargo, el informe WASDE (World Agricultural Supply and Demand Estimates) de julio de 2025 prevé que el equilibrio global de cereales continúe debilitándose, sobre todo del lado del maíz, lo que recuerda que la incertidumbre sigue todavía presente tanto por el lado de la producción por el clima, como por la demanda debido a los posibles efectos de la guerra comercial en el conjunto de la economía. Aunque las previsiones de consumo se mantienen prácticamente sin cambios respecto al informe de junio, la cosecha esperada para la campaña 2025/26 ha sido ligeramente revisada a la baja, lo que amplía la brecha entre oferta y demanda.

En junio, se proyectaba una producción mundial de cereales de 2.900,9 millones de toneladas, pero la estimación de julio reduce esa cifra a 2.896,9 millones. El consumo, por su parte, apenas varía: pasa de 2.913,1 a 2.912,9 millones de toneladas, lo que deja un déficit técnico de casi 16 millones de toneladas. En otras palabras, el mundo volvería a consumir más cereal del que produce.

En cuanto a las campañas anteriores, no se han introducido cambios. Para 2023/24, las cifras muestran un equilibrio casi exacto entre producción y consumo. En 2024/25, sin embargo, ya se anticipaba una situación ajustada, con una demanda ligeramente superior a la oferta.

Se trata, además, de la segunda bajada de las previsiones desde el mes de mayo, cuando incluso las cifras del propio sistema PSD (Production, Supply and distribution) del USDA, antes de la correción por parte de los expertos del WASDE, apuntaban a una campaña 2025/26 con superávit. Desde entonces, las previsiones han ido deteriorándose poco a poco, y reflejan un mercado que afronta el nuevo ciclo con menos margen de seguridad y mayor exposición a riesgos climáticos o logísticos.

 

 

Estas tensiones han comenzado a trasladarse al mercado de futuros; por ejemplo, el precio de la urea ha escalado un 16 % tras el ataque a Irán, mientras que el del maíz, que tocó fondo a principios de junio, ha mostrado desde entonces una leve recuperación de un 8 % a pesar de la continua devaluación del dólar, que ha perdido un 14 % de su valor frente al euro en lo que va de 2025.

 

Trigo

La producción mundial de trigo para la campaña 2025/26 se mantiene sin cambios respecto al informe de junio del WASDE, con una previsión de 808,6 millones de toneladas, lo que supone un ligero incremento respecto a la campaña anterior (799,9 millones). Los suministros globales descienden en 0,4 millones de toneladas frente al mes pasado, hasta los 1.072,1 millones, debido a menores existencias iniciales en varios países y recortes de producción en Canadá, Ucrania e Irán. Estos descensos se ven parcialmente compensados por mayores cosechas en Rusia, Kazajistán, Pakistán y la Unión Europea.

 

 

El consumo mundial aumenta en 0,8 millones de toneladas respecto a junio, sobre todo por el uso forrajero, alcanzando los 810,6 millones, superando también al consumo estimado para 2024/25 (805,5 millones).

El comercio mundial de trigo se recorta en 1,3 millones respecto al mes anterior, situándose en 213,1 millones de toneladas, debido a menores exportaciones desde la UE y Ucrania.

Rusia mejora su posición como principal exportador global, gracias a una oferta abundante y precios competitivos que le permiten aumentar su cuota en mercados clave como Oriente Medio y el norte de África. Estados Unidos también ve reforzada su previsión exportadora, en contraste con los ajustes a la baja en la Unión Europea y Ucrania.

Las existencias finales se reducen en 1,2 millones frente a junio, hasta 261,5 millones, también por debajo del cierre estimado de la campaña anterior (263,6 millones).

En Estados Unidos, la producción de trigo se estima en 52,5 millones de toneladas, lo que representa un aumento de cerca de 220 mil toneladas respecto a junio (por mejora de rendimientos), aunque sigue siendo inferior a la de 2024/25 (53,6 millones). Las exportaciones se incrementan en más de 680 mil toneladas, hasta 23,1 millones, mientras que las existencias finales se reducen ligeramente, a 24,2 millones de toneladas.

Maíz

La producción mundial de maíz se ajusta a la baja, con una reducción de 3,6 millones de toneladas frente al informe de junio, situándose en 1.547 millones de toneladas para 2025/26. A escala internacional, destaca el aumento de la producción esperada en Brasil, gracias a rendimientos superiores a lo previsto en su segunda cosecha, mientras que México sufre un recorte. El consumo mundial apenas varía, pero sigue por encima del nivel de 2024/25. Las existencias finales globales se reducen en 3,2 millones de toneladas, hasta 272,1 millones, principalmente por bajadas en China e India.

En Estados Unidos, la producción de maíz se revisa a la baja en 2,9 millones de toneladas, situándose en 398 millones, a raíz de una menor superficie sembrada. A pesar de esta corrección mensual, la producción sigue siendo superior a la de la campaña anterior (377,8 millones). Las exportaciones se mantienen en 68 millones de toneladas, mientras que el consumo doméstico únicamente baja ligeramente, lo que lleva a una reducción de las existencias finales respecto a junio de -2,3 millones hasta los 42,2 millones de toneladas.

 

Mercado europeo

En la campaña 2025, las previsiones de producción de cereales en la Unión Europea apuntan a una notable recuperación, según los principales organismos de referencia: el USDA (informe PSD de julio), COCERAL (junio) y la Comisión Europea (junio). Aunque con ligeras diferencias metodológicas y de magnitud, los tres coinciden en anticipar un aumento generalizado en prácticamente todos los cultivos respecto a la campaña 2024.

La Comisión Europea, que ofrece una de las proyecciones más ambiciosas, estima una producción total de 285,4 millones de toneladas de cereales en 2025, lo que supondría un crecimiento del 11 % interanual. En la misma línea, COCERAL prevé 279,2 millones (+8 %) y el USDA, 278,4 millones (+7 %).

El trigo blando lidera este repunte. La Comisión Europea prevé una cosecha de más de 129 millones de toneladas, lo que representa un crecimiento del 15 % respecto al año anterior. También el USDA y COCERAL pronostican un incremento similar para este cereal, que es el principal cultivo de invierno en el continente y uno de los pilares de la balanza cerealista europea.

La cebada y el trigo duro también mostrarían comportamientos positivos, con aumentos del 5 % al 11 %, reflejando buenas condiciones de cultivo y expectativas sólidas de rendimiento, especialmente en países del sur como España y Francia. Otros cereales como el centeno, el triticale o el maíz también crecerían, aunque con variaciones más moderadas. En el caso del maíz, se prevén subidas de entre el 1 % y el 8 %, lo que refleja cierta prudencia ante el desarrollo de los meses estivales, claves para este cultivo de primavera.

En contraste, los únicos retrocesos se producirían en cultivos de menor peso, como el sorgo y la avena, que presentan caídas del 2 % al 10 % en las estimaciones del USDA y la Comisión.

 

 

Según los propios datos de la Comisión Europea, la producción de cereales en 2025 experimentaría una mejora generalizada en la mayoría de los países del continente, aunque el repunte será especialmente notable en Francia, Rumanía y España, que destacan tanto por el volumen total producido como por el incremento absoluto respecto al año anterior.

Francia lidera con diferencia el aumento total, sumando 6,320 millones de toneladas más respecto al año anterior, lo que consolida su papel como primer productor de cereal de la UE. A continuación, Rumanía registra un crecimiento de 4,213 millones de toneladas, impulsado por una fuerte recuperación tras una campaña 2024 más débil. España también destaca con un aumento de 3,680 millones de toneladas, en línea con la mejora de las condiciones climáticas y una expectativa de cosecha más favorable.

Otros países con incrementos relevantes en términos absolutos son Alemania (+2,276 millones), Hungría (+1,612 millones), Italia (+1,427 millones) y Bulgaria (+1,269 millones). Aunque países como los Países Bajos, Eslovaquia o Bélgica muestran crecimientos porcentuales muy elevados, sus aumentos en volumen son más modestos en comparación.

En conjunto, estos datos reflejan los grandes productores del centro y sur del continente. Esta recuperación, si se confirma en campo, podría aliviar tensiones en el suministro interno y mejorar la competitividad de la UE en los mercados internacionales.

 

Mercado nacional

Las estimaciones de producción de cereales para España en la campaña 2025 muestran una clara tendencia de recuperación respecto a 2024, aunque con diferencias notables entre cultivos y según la fuente consultada. En general, tanto organizaciones del sector como organismos públicos coinciden en señalar una mejora significativa en los rendimientos, especialmente para los cereales de invierno, tras dos años marcados por condiciones climáticas adversas.

Las cooperativas agrarias prevén una producción total de 25,2 millones de toneladas, un 11,9 % más que en 2024. Destacan especialmente los incrementos en cebada (+21 %), centeno (+21,6 %) y trigo blando (+15,9 %). Sin embargo, esta mejora no es uniforme: el trigo duro y el maíz sufrirían caídas del 12 % y del 6,4 % respectivamente, reflejando posiblemente una menor superficie sembrada o efectos climáticos puntuales.

Por su parte, ACCOE también proyecta una fuerte recuperación, con una subida general del 7,7 % en los cereales de invierno. En este caso, los mayores repuntes se dan en la avena (+79 %) y el centeno (+52 %), aunque también en el triticale (+32,6 %) y el trigo blando (+16,5 %). El trigo duro retrocede de forma más moderada (-5 %) y el maíz queda fuera del análisis.

Los datos preliminares del Ministerio de Agricultura del informe de Avances correspondientes al mes de abril son algo más cautos, con un crecimiento del 6,7 % para los cereales de otoño-invierno. No obstante, también apuntan en la misma dirección: subidas notables en cebada (+9,4 %), centeno (+15,4 %) y triticale (+11,4 %), aunque el incremento del trigo blando se limita a un 3,2 %. No obstante estos rendimiento pueden aún mejorar, sobre todo si vemos que el avance de tendencias de ESYRCE arroja incrementos de la cebada de secano y del trigo blando en torno al 27% y del 22% respectivamente.

La Comisión Europea, con datos de finales de junio, confirma esta línea, con un repunte del 20 % en el conjunto de cereales de invierno. La cebada (+25 %) y el trigo blando (+20 %) son los cultivos que más contribuirían al alza, mientras que la avena sería la excepción, con una caída del 10 %. También destaca el aumento previsto en el maíz (+12 %) y en el sorgo (+15 %).

Por último, el USDA (informe de julio) ofrece cifras algo más conservadoras pero también positivas: una subida del 10 % para los cereales de invierno en conjunto, con incrementos en cebada (+14 %) y trigo (+8 %), mientras que la avena (-4 %) y los "otros cereales" (-11 %) se verían reducidos. El maíz crecería apenas un 3 %, y el sorgo —de poco peso— repuntaría un notable 88 %.

En conjunto, las previsiones para 2025 dibujan un escenario claramente más favorable que el de los dos últimos años, con recuperación de la producción, especialmente en cebada y trigo blando, que son los pilares del cereal nacional.

 

 Siguiendo la tendencia de los mercados internacionales, los precios del cereal en España han caído en los últimos meses, situándose ligeramente por debajo de los registrados el año pasado en el caso del trigo y la cebada. Sin embargo, se observa una ligera tendencia al alza durante el mes de julio, especialmente en el caso del maíz, en un contexto de escasos intercambios y a la espera de la nueva cosecha.


Comercio Exterior
Economía Agroalimentaria
Estadísticas