

10 May 2025
Las tierras de secano, por definición, son aquellas que no cuentan con regadío. Es una definición en negativo, señalando la ausencia de una cualidad. Además, es una definición poco precisa dado que depende de una pluviometría muy distinta según áreas geográficas.
No todos los secanos son iguales, pero, en todos los casos, en el secano de tierras áridas o de tierras lluviosas los cultivos dependen del azar climático. Una dependencia que incrementa sus riesgos a partir de la evolución del cambio climático.
El secano es la cantera del abandono agrario y de la España vacía
Los secanos, en general, son fuente de incertidumbre en la producción y, consecuentemente, en el abastecimiento alimentario. El secano es la cantera del abandono agrario y de la España vacía.
Por estas razones, merece la pena preguntarse qué hacer con las tierras de secano, para mejorar su resiliencia en el proceso de la gran transformación verde y para ganar en seguridad y capacidad productiva.
Secano/regadío en España
Tal como detalla la Figura 1, España es, salvando las tierras del norte, un país principalmente de secano semiárido con evidentes dificultades para la producción agrícola: incertidumbre productiva, limitación de la producción a determinados cultivos más resistentes a la aridez y rendimientos bajos.
En otras palabras: el secano, mayoritariamente, es una dificultad.
Sin embargo, en la España húmeda, con lluvias regulares, el secano es mayoritario, sin que ello suponga un hándicap; posición que, sin embargo, el cambio climático puede fragilizar en el futuro. El regadío queda como una opción marginal o minoritaria. Así, en Galicia apenas se riega un 4,84 % de la superficie de cultivo.
En sentido contrario, en la Comunitat Valenciana, en plena área mediterránea, el regadío ocupa el 45,22 % de la superficie cultivada. En la Región de Murcia el 38,14 %. Cataluña y Andalucía tienen valores cercanos al 30 %. El caso más extremo es Canarias, donde el regadío ocupa el 60,37 % de la tierra cultivable.
Figura 1. Distribución de la superficie de España según ESYRCE 2023

Inventario de opciones
Las estrategias posibles frente a la dificultad del secano árido o semiárido podríamos resumirlas en:
- Reducir el azar pluviométrico modificando el clima
- Reducir la dificultad mediante el regadío
- Transformación alimentaria importando agua virtual
- Adaptación mediante cultivos resistentes a la dificultad
- Multifuncionalidad productiva
- Tecnología para incrementar la resiliencia de los cultivos frente a la limitación hídrica
- Energía fotovoltaica
- Espacio natural biodiverso
a) Reducir el azar pluviométrico modificando el clima
Una posibilidad, atractiva sobre el papel, es la de modificar el clima de modo artificial. Se trata de incrementar la pluviometría incidiendo en los procesos que determinan la formación de las nubes y la posible lluvia subsiguiente. Los objetivos pueden dirigirse también a la reducción del tamaño y los daños del granizo o, por ejemplo, la disipación de la niebla en aeropuertos u otros espacios donde este fenómeno suponga dificultad.
Hoy por hoy, a pesar de la importancia de los estudios, todavía no se han obtenido resultados plenamente satisfactorios. Incluso algunas de las técnicas empleadas —por ejemplo, el yoduro de plata— provocan moderados impactos por toxicidad.
En el universo de la geoingeniería existen propuestas para reducir la radiación solar que llega a la Tierra y frenar el aumento de temperatura propia del cambio climático. Para ello, se ha sugerido el uso de grandes velas sostenidas por satélites u otras alternativas igualmente próximas a una novela de Julio Verne.
De momento, este apartado sí que juega en el campo de la ciencia ficción.
b) Reducir la dificultad mediante el regadío
El regadío ha sido la medida más eficaz para sobreponerse a las dificultades del secano. Sin embargo, a pesar de la claridad de los argumentos a favor, todavía está teniendo dificultades para una valoración positiva desde posiciones asentadas en ideologías extremistas de signo medioambiental.
El regadío como posibilidad guarda relación, entre otras variables, con la pluviometría y su regularidad, con las disponibilidades de agua embalsada o retenida en los acuíferos y, más recientemente, con las posibilidades económico-ambientales de desalación y regeneración. A su vez, las modernas técnicas de regadío permiten ampliar este a partir de un uso mucho más eficiente del agua.
El regadío multiplica la producción, abre la puerta para la producción de una gran diversidad de cultivos, ofrece estabilidad, evita deforestación al requerir menos suelo agrario, acerca la producción al consumo y, sin duda, es una herramienta contra el cambio climático.
Un análisis expuesto en el 'Estudio de impacto socio-económico sobre el Segarra-Garrigues' nos ofrece datos históricos sobre la extraordinaria fuerza transformadora del regadío en la vida social de un territorio, tal como refleja la Figura 2.
En el gráfico puede apreciarse que las comarcas de Lleida que tuvieron la oportunidad histórica de regar no tan solo no perdieron población en ningún momento, sino que tuvieron un crecimiento poblacional cercano a la Cataluña urbana e industrial. Por el contrario, las comarcas que solo pudieron regar de forma muy limitada o, simplemente, no pudieron regar perdieron población.
Se argumenta en contra del regadío a partir de la posible reducción de la pluviometría a partir de la evolución del cambio climático. Ante este argumento debe tenerse en cuenta que el regadío, mediante las mejores y modernas tecnologías, puede ser muy eficiente y permitir la agricultura de precisión.
La reciente sequía ha evidenciado la importancia del regadío como medida resiliente ante la adversidad climática. Precisamente, la sequía nos ha enseñado que ante la falta de agua la alternativa es más regadío.
La reciente sequía nos ha enseñado que ante la falta de agua la alternativa es más regadío
Por supuesto, si no hay ninguna reserva de agua no se podrá regar, pero ello nos impulsa a incrementar la oferta de agua mediante las opciones de regeneración, desalación y uso más eficiente.
A su vez, es preciso optimizar los potenciales de las reservas y establecer las estrategias pertinentes para lograr que el agua de lluvia tarde en llegar al mar después de haber cumplido su función en los ecosistemas naturales y en la dinámica socioeconómica del país.
Figura 2. Regadío y desarrollo demográfico en Lleida

c) Transformación alimentaria importando agua virtual
Esta es la solución del desierto, pero es una gran solución. Imaginemos un país como Arabia Saudí, con un grado de autobastecimiento alimentario muy bajo, puede tener, sin embargo, una balanza alimentaria positiva comprando las primeras materias, transformándolas en productos de mayor valor añadido, alimentando a su población y exportando parte de su producción. Este es un modelo económicamente viable, aunque dependiente.
Sin embargo, no es necesario ir a Arabia Saudí para encontrar este modelo. Este es el “secreto”que ha servido de base para el despegue agroindustrial de Cataluña. Un modelo que actualmente se ha extendido a Aragón y también se despliega a otras regiones.
Es el modelo de la ganadería intensiva: se compra, en forma de cereales y soja, el agua y el suelo virtual del que no se dispone a países que lo tienen en abundancia. Aquí se transforma mediante la ganadería y la transformación cárnica y se abastece a la propia población. Los excedentes de producción permiten exportar y equilibrar la balanza comercial. A su vez las sinergias entre agricultura y ganadería permiten valorizar unos terrenos que, sin la ganadería, quedarían abandonados.
Este es un modelo que articula de modo excelente agricultura, ganadería e industria generando un potente y resiliente clúster plurisectorial.
d) Adaptación mediante cultivos resistentes a la dificultad
La naturaleza nos ofrece opciones productivas con una gran capacidad de resistencia a situaciones de estrés hídrico. Por ejemplo, algunos cereales son quizás el más importante obsequio de la naturaleza para alimentar a un mundo poblado y hambriento.
La viña sería otro ejemplo, dado que es un cultivo que más allá de unos mínimos necesarios no es especialmente amigo de dotaciones abundantes de agua.
Podríamos señalar también el olivo, el almendro y otros frutos secos resistentes a bajas pluviometrías. Sin embargo, la adopción de nuevos sistemas de producción de estos cultivos en regadío está marginalizando estos cultivos en secano. En cualquier caso, permanecen como reserva para futura presión de la demanda.
e) Multifuncionalidad productiva
Las tierras de secano, sin otra actuación o estrategia singular, son agricultura en dificultad o de desarrollo rural. Dentro del modelo agroalimentario de “dos agriculturas”, el objetivo prioritario de la agricultura en dificultad es existir. Es decir, permanecer.
Su presencia y su actividad son necesarias para producir alimentos y otros productos de la bioeconomía, pero también por su rol en la defensa del territorio y de sus ecosistemas. De hecho, la agricultura es el sector que mejor fija la población rural y es la única actividad capaz de mantener vivos todos los capilares del territorio.
Tradicionalmente, estos servicios públicos necesarios, los había ofrecido la agricultura de manera gratuita. Conviene, sin embargo, que esto no sea así. Este es el sentido del apoyo económico al desarrollo rural en áreas en dificultad.
La estrategia de la agricultura en dificultad será forzosamente de diferenciación y valor añadido, dada la incapacidad de competir en costes. Su orientación comercial será, preferentemente, hacia las cadenas cortas de los mercados de proximidad. La comercialización directa, al reducir intermediarios, puede ofrecer a unos precios competitivos, por simplificación de la cadena, un producto producido con costes superiores. De ahí la importancia de impulsar y defender los mercados locales y de acceso directo como puerta de salida de esta agricultura.
Otra orientación comercial con posibilidades son los mercados selectos vinculados a la restauración. Existen experiencias de relación directa entre campesinos y cocineros, una iniciativa de gran interés económico y con valor cultural a destacar.
En cualquier caso, las puertas de los mercados globales están abiertas y existen múltiples ejemplos de iniciativas de éxito en mercados exteriores. Citemos, por ejemplo, por su carácter emblemático, el jamón ibérico capaz de crear economía en la dehesa, o el vino del Priorat producido en terrenos imposibles.
Las posibilidades existen y están más cerca de lo que creemos. La calidad, la imagen, la diferencia puede ser valorada en cualquier lugar del mundo. En España jugamos con ventaja, somos una gran potencia turística. El turismo es nuestra tienda abierta al mundo. Los turistas son el ejército potencialmente dispuesto a divulgar nuestra calidad alimentaria y gastronómica sin fronteras que se interfieran.
En España jugamos con ventaja: el turismo es nuestra tienda abierta al mundo
La viabilidad de este tipo de explotaciones a menudo requiere que la empresa o explotación ocupe más eslabones en la cadena de valor; es decir, asuma, más allá de la producción primaria, la transformación del producto y la comercialización directa.
La agricultura de desarrollo rural tiene también oportunidades apostando por la denominada multifuncionalidad. Es decir, asumiendo actividades de bioeconomía forestal, servicios de agroturismo, ecoturismo, servicios medioambientales, etc.
Las masías y casas rurales suelen disponer de amplios espacios adaptables para el agroturismo que pueden cumplir una doble función: complementar la renta del agricultor y conservar el patrimonio.
Sin embargo, la agricultura en dificultad precisa de un soporte público específico, justificable por su rol en el equilibrio territorial y defensa del entorno. Este soporte puede ser de distinto tipo, desde ayudas directas, medidas fiscales, facilidades operativas, etc.
Efectivamente, los servicios públicos que ofrecen estas empresas agrarias deben remunerarse. Si la sociedad necesita que exista esta salpicadura de explotaciones agrarias esparcidas por el territorio, debe contribuir a su sostenimiento mediante aportaciones públicas, o a través de los mecanismos de créditos de carbono como nueva fuente de ingresos coherentes con las políticas contra el cambio climático.
f) Tecnología para incrementar la resiliencia de los cultivos frente a la limitación hídrica
En este apartado deben considerarse dos tipos de estrategia: opciones basadas en técnicas agroecológicas y mejora genética.
Las técnicas desarrolladas desde la agroecología, aprovechando las capacidades de los sistemas naturales, ofrecen una amplia gama de alternativas. Algunos ejemplos son el no laboreo, el acolchado o mulching, el barbecho, la rotación de cultivos, simbiosis de la agricultura con la ganadería, etc.
En esta línea hay que destacar la funcionalidad de los bioestimulantes, tales como las micorrizas, que asociadas simbióticamente con el cultivo permiten a este encontrar el agua que necesitan a mucha mayor profundidad que sus raíces.
Por otra parte, la mejora genética clásica o a través de las modernas tecnologías de la genómica permiten obtener nuevas variedades vegetales mejor adaptados a condiciones de estrés hídrico.
Los próximos avances legislativos de la UE al respecto facilitaran nuevos desarrollos mediante el uso de las tecnologías CRISPR de edición genética.
g) Energía fotovoltaica
Los secanos más áridos son un buen espacio para la implantación de energía. La ubicación de estas instalaciones fotovoltaicas puede ofrecer unas rentas de interés para explotaciones agrarias en entornos de dificultad.
En contraposición, debe considerarse totalmente prohibitivo destruir áreas de regadío para instalar placas solares. El regadío es una infraestructura de país que no puede ser intercambiada para otra función. Excepto, claro está, de opciones simbióticas, tales como la agrivoltaica combinando agricultura o ganadería y placas solares con leve afectación a la función productiva.
h) Espacio natural biodiverso
Los ecosistemas naturales requieren espacio para desarrollarse. El IPCC, al referirse al suelo, señala la necesidad de ampliar los espacios naturales protegidos. Del mismo modo que, en compensación y atendiendo a la demanda alimentaria, propone la intensificación sostenible como sistema productivo.
Es decir, producir más, pero con menos recursos, lo cual requiere contar con mayor eficiencia y precisión mediante la tecnología y la intensificación productiva.
Se trata de un modelo dual entre unos espacios naturales protegidos más amplios y unos terrenos más reducidos, pero más eficientes en producción, atendiendo, sin embargo, a criterios de baja afectación medioambiental.
En resumen, los secanos de España son, en buena parte, escasos en pluviometría. Pero, a pesar de ello, están llamados a cumplir funciones clave en el proceso de la transformación sostenible, algo que es una exigencia global.
Sin duda, la ciencia y la innovación subsiguiente ofrecerán cada día nuevas oportunidades.
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