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Del legón al dron: retrato tecnológico del sector agroalimentario español

06 October 2025
Transformación Digital
Herramientas Digitales
Luces y sombras para la agricultura, ganadería, pesca e industria alimentaria en España, que avanzan a ritmos desiguales en la implementación de tecnologías que son clave para aumentar la competitividad, la eficiencia y la sostenibilidad
Evolución de la tecnología en el agro.

06 October 2025

En un mundo cada vez más interconectado, donde la inteligencia artificial y la automatización transforman industrias enteras, el sector agroalimentario español avanza en su digitalización. Sin embargo, no todos sus subsectores lo hacen al mismo ritmo. 

El Observatorio para la Digitalización del Sector Agroalimentario, impulsado por el Ministerio de Agricultura y el Grupo Cajamar, revela una realidad a varias velocidades: mientras que algunas industrias alimentarias ya operan con sensores, inteligencia artificial y trazabilidad digital, muchas explotaciones agrícolas aún dependen del papel y el bolígrafo. Caso aparte es el sector pesquero, aún con un marcado carácter artesanal y que enfrenta el reto de la transformación digital con una implantación aún muy escasa.

¿Qué tecnologías están cambiando el campo español? ¿Y quién se está quedando atrás?

Agricultura: conectividad sin revolución

El 97,7 % de las explotaciones agrícolas en el campo español ya dispone de conexión a internet, según el Estudio 3 del Observatorio de la Digitalización del Sector Agroalimentario Español, impulsado por el Ministerio de Agricultura con la colaboración de Grupo Cajamar. Sin embargo, y aunque las explotaciones dispongan de red a internet, esto no supone que tengan conectividad en toda la extensión de la finca y, por lo tanto, se reduce la aplicabilidad de las nuevas tecnologías.  

Así, la digitalización real se encuentra aún en sus primeras fases. El Cuaderno Digital de Explotación Agrícola, todavía voluntario, es utilizado por el 52,9 % de los agricultores; aunque tecnologías más avanzadas como: la detección digital de plagas (8 %) o la fertilización inteligente (7,7 %) siguen siendo minoritarias.

La agricultura de precisión (basada en sensores, drones, GPS y algoritmos predictivos) también está en expansión, pero aún limitada a grandes explotaciones o cooperativas con músculo financiero.

Por su parte, la robótica agrícola, por ejemplo, apenas alcanza el 5 % de implantación y está basada en su mayor parte en el uso de tractores con autoguiado.

 

Ganadería: abrazando la automatización

En el caso de la ganadería española, la automatización ha sido ‘abrazada’ con entusiasmo, tal y como refleja que el 73,4 % de las granjas ya automatiza procesos como la alimentación o el manejo de residuos, y en torno a un 30 % usa sensores de suelo.

Por otro lado, el 53,9 % utiliza sensores para el bienestar animal, y casi la mitad emplea software de gestión ganadera.

Por su parte, la tecnología de la trazabilidad digital avanza con paso firme, alcanzando el 45 % de implantación. 

En el caso de otras tecnologías más disruptivas, como es el caso de la IA para predicción de enfermedades o la robótica para ordeño, aún están lejos de ser mayoritarias.

 

Industria agroalimentaria: el motor digital

Las empresas de transformación de alimentos lideran la revolución tecnológica en el sector agroalimentario español.

En torno al 60 % ya tiene una estrategia digital definida, y el 83,9 % captura datos en algún punto de la cadena de valor. El uso de software ERP y SaaS alcanza el 65 %, y los sensores en procesos productivos el 51 %. Pero también hay mucho por recorrer, y es que tecnologías como la realidad aumentada (9 %), los gemelos digitales (5 %) o el blockchain (6 %) aún están en un momento incipiente.

 

La pesca: el gran olvidado

La pesca tiene un marcado carácter artesanal en España y, por tanto, presenta una baja implantación tecnológica. Aunque también es cierto que existen iniciativas de pesca inteligente con sensores y sistemas de geolocalización, pese a contar con una implantación aún marginal. Así, tan solo el 22 % de las embarcaciones utiliza geolocalización, y apenas el 18 % emplea software de gestión de capturas, tal y como refleja el Informe del Sector Pesquero Español 2022 (CEPESCA).

En su contra juega la falta de conectividad en zonas costeras, además de la propia atomización del sector.

Tecnologías como la IA para predicción de bancos de peces o el blockchain para trazabilidad son prácticamente inexistentes.

 

Factores que frenan la digitalización del agro español

El sector agroalimentario español lleva un tiempo adoptando el camino de la transformación digital, pero aún existen barreras estructurales, económicas y culturales que ralentizan este proceso. Además, dichas dificultades no afectan por igual a todos los subsectores e incluso también tiene cierta influencia la zona geográfica, pero sí comparten raíces comunes que explican la brecha tecnológica entre territorios y modelos productivos.

 

1. Tamaño empresarial e inversión

La mayoría de las explotaciones agrícolas, ganaderas y pesqueras en España se caracterizan por ser pequeñas o familiares. Según datos del Ministerio de Agricultura, más del 70 % de las explotaciones tienen menos de 10 hectáreas. Esta atomización limita la capacidad de inversión en tecnologías avanzadas como sensores, drones, software de gestión o robótica.

Y son las grandes empresas agroindustriales, en cambio, las que cuentan con departamentos de innovación, acceso a financiación y economías de escala que les permiten adoptar soluciones digitales con mayor agilidad y grado de profundidad.

2. Formación y competencias digitales

Otro de los aspectos de los que aún adolece buena parte del campo español es la falta de formación específica en competencias digitales. Son muchos los profesionales del sector reconocen no sentirse preparados para manejar herramientas como sistemas de gestión digital, plataformas de trazabilidad o aplicaciones de inteligencia artificial.

Además, las iniciativas y proyectos formativos para la capacitación existentes, aunque útiles, no siempre llegan a las zonas rurales ni se adaptan a las necesidades concretas de cada subsector. 

A ello hay que sumarle la problemática del relevo generacional, que ahonda aún más en este aspecto por la existencia de una brecha que también es digital: los jóvenes agricultores y ganaderos muestran mayor predisposición al uso de tecnología, mientras que los perfiles más veteranos tienden a mantener métodos tradicionales.

 

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3. Conectividad rural desigual

A pesar de que la cobertura de internet ha mejorado en los últimos años, sigue habiendo zonas rurales con acceso limitado o inestable. Esta carencia afecta especialmente a explotaciones agrícolas dispersas y a comunidades pesqueras costeras, donde la digitalización depende directamente de una buena conexión.

La ausencia de conectividad no solo impide el uso de herramientas digitales, sino que también dificulta la adopción de modelos de negocio basados en comercio electrónico, gestión remota o análisis de datos en tiempo real.

4. Cultura empresarial y resistencia al cambio

La transformación digital no es solo una cuestión de tecnología, sino también cultural y de mentalidad. Son muchos los casos en los que existe una resistencia al cambio por parte de los productores, que perciben la digitalización como una amenaza a sus métodos tradicionales o como una carga burocrática más.

Esta actitud se ve reforzada por la falta de resultados inmediatos, puesto que muchas de esas tecnologías requieren tiempo, adaptación y una curva de aprendizaje antes de mostrar beneficios tangibles. 

5. Fragmentación institucional y falta de coordinación

Aunque existen múltiples iniciativas públicas para fomentar la digitalización (caso del PERTE Agroalimentario, los fondos Next Generation o los programas de innovación rural), la dispersión de ayudas, la burocracia y la falta de coordinación entre administraciones dificultan su acceso y aprovechamiento.

Por ello, una de las demandas más recurrentes por parte de los productores es la de una ventanilla única, asesoramiento personalizado y una mayor simplificación de los trámites para poder beneficiarse de los recursos disponibles.

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