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El clima recorta la vendimia en Europa en 2025 y Estados Unidos modifica las importaciones de vino por aranceles

10 October 2025
Comercio Exterior
Estadísticas
El clima reduce la cosecha en Europa con Italia al mando. En Estados Unidos los aranceles reordenan flujos y los precios caen algo más del 10 %
Copa de vino.

10 October 2025

Resumen

La campaña se abre en Europa con recortes tras los episodios de calor en agosto. Francia afronta una vendimia más corta que la del año pasado y claramente por debajo de su media, con retrocesos en varias zonas y solo algunos apoyos puntuales en regiones de mayor valor. España arranca 2025/26 con menos uva de la prevista en julio tras el calor de agosto y sólo Italia por ahora parece que recupera su volumen habitual y retoma el liderazgo europeo.

En nuestro país, al cierre de 2024/25 las existencias quedaron levemente por debajo de un año antes y de la media reciente, con granel blanco al alza y tinto todavía débil, ventas internas casi planas y exportaciones más frías, lo que obliga a gestionar precios y surtido con más prudencia.

En Estados Unidos las importaciones se mantienen mejor de lo esperado, aunque el total sigue alrededor de un seis por ciento por debajo de la media de los tres últimos trimestres. En embotellado, pese a la ligera corrección frente al trimestre previo, el volumen ya supera en torno a un cuatro por ciento la media del resto de la campaña, mientras que los espumosos retroceden cerca de un cinco por ciento. El nuevo marco comercial con dólar más débil y aranceles más altos ha reordenado flujos hacia embotellado a menor precio medio y ha favorecido a orígenes con mayor disponibilidad y menor riesgo regulatorio, como Nueva Zelanda y Australia. El principal efecto se percibe en precios, con una corrección algo superior al diez por ciento desde los máximos de inicio de campaña más del once por ciento en tranquilos y una resistencia algo mayor en espumosos, costa de ceder volumen.

Previsiones cosecha 2025/26

La primera estimación oficial de la cosecha, dentro del avance de superficies y producciones del MAPA publicado el 3 de octubre de 2025, sitúa la vendimia 2025/26 en 34,9 millones de hectolitros de vino y mosto, un −5,1 % respecto a 2024 y por debajo de la media de cinco años, que ronda los 39 millones. Era una foto temprana, tomada antes de la canícula de agosto ya que ese cálculo se elabora con información disponible a cierre de junio e incluye, como referencia, 4,79 millones de toneladas de uva de vinificación.

Con la vendimia ya en marcha, el sector rebaja el listón y Cooperativas Agro-alimentarias de España, en una nota publicada el 24 de septiembre de 2025, corrigió su previsión hasta 31,5 millones de hectolitros (vino+mosto), señalando que el calor de agosto y la falta de lluvias aligeraron el peso de los racimos, especialmente en secano. Es la cifra de trabajo que hoy usan muchos operadores para fijar precios y cierres de campaña.

Aun así, el informe de tendencias de agosto de ESYRCE, que recoge peritaciones en campo realizadas hasta agosto de 2025 apunta todavía a una cosecha cuyo rendimiento en viñedo de secano sería un 4 % superior al de agosto de 2024, aunque puede que no recoja todavía parte de los daños. Según estos resultados parciales, ya que solamente están completadas un 43 % de las peritaciones previstas, la estimación de la cosecha 2025/26 en Castilla-La Mancha, Cataluña y Castilla y León —donde los aforos superan el 70 %— el incremento podría superar el 12 % en la primera y ser incluso el 60 % en las otras dos. Con todo, el rendimiento quedaría entre un 1 % y un 5 % por debajo de la media de las últimas 4–5 campañas. En regadío, la estimación es de 8.860 kg/ha, un nivel similar al de 2024 y ligeramente inferior al de las series recientes.

 

 

En el contexto europeo, y tras el balance de España, Francia llega a la vendimia de 2025 con una previsión de 36 millones de hectolitros, un 1 % menos que en 2024 y un 16 % por debajo de la media de cinco años. La cifra, fijada por el servicio estadístico Agreste a 7 de octubre, corrige a la baja aún más las cifra de 37,4 del mes anterior por el mayor impacto del calor y la sequía tardíos y por los arranques de viñedo en zonas con excedentes.

Italia, por su parte, encara por ahora la campaña con viento de cola con las últimas previsiones de septiembre, que sitúan la cosecha en 47,4 millones de hectolitros, un +8 % interanual que devuelve al país a su media quinquenal y lo reafirma como primer productor mundial en volumen.

Balance de la campaña vitícola 2024/25 en España

La campaña que cerró en agosto estuvo marcada por una ligera recuperación de la producción, siendo un 9 % superior a la anterior, aunque aún se sitúa un 11 % por debajo de la media de las últimas cinco campañas. Este repunte lo impulsó la gran cosecha de blancos, que en conjunto aumentó un 19 %; destacaron especialmente los vinos varietales y los sin DO ni IGP, ambos con incrementos del 32 % respecto a la campaña pasada, casi al nivel de 2020/21.

En cambio, la producción de vinos tintos volvió a caer un 2 %, encadenando dos campañas consecutivas a la baja, y quedó un 26 % por debajo de la media de los últimos años. La caída fue especialmente acusada en los vinos con DOP, la principal partida, que descendió un 18 % frente a la campaña anterior.

En el mercado interior, los datos de INFOVI apuntan a una mejora de las ventas totales de vino del 1 % respecto a la campaña anterior, impulsada por los tintos, que crecerían un 5 %, mientras que los blancos retrocederían un 5 %.

Distinto es el comportamiento del vino envasado de forma directa: en los tintos, las ventas caerían un 5 % y, debido a su elevado peso en el conjunto, el total del vino envasado disminuiría un 3 %.

 

 

En cuanto a las reservas en el inicio de esta campaña, el repunte de las existencias de vinos blancos a granel (+25 %) ha permitido que se recuperen los niveles de esta categoría tras el mínimo del año pasado. Sin embargo, la fuerte caída de las existencias de tintos a granel (-12 % interanual) vuelve a lastrar el conjunto, por lo que el volumen total de reservas desciende un 1 % frente a agosto del año pasado y se sitúa un 13 % por debajo de la media de los últimos cinco años, con descensos en todas las categorías de tintos en granel.

Esta cierta estabilización de las reservas se explicaría en gran medida por la reducción de las exportaciones, y a pesar del ligero aumento del consumo interno. Según lo declarado por las bodegas en el INFOVI, las ventas al exterior habrían descendido un 7 % a lo largo de la campaña, mientras que según los registros de Aduanas el descenso habría sido del 5 %.

El retroceso sería más acusado en los blancos con DOP (−13 %) y en los blancos sin indicación (−10 %), mientras que los varietales y los IGP se mantendrían estables. En tintos, las exportaciones con DOP o IGP caerían un 10 %; los varietales, un 3 %; y los sin indicación, un 5 %.

En conjunto, los blancos descenderían un 8 % y explicarían el 60 % de la reducción total de las ventas, frente a una caída del 5 % en los tintos.

Aun así, el valor exportado apenas variaría, sostenido por el aumento del precio medio de exportación.

 

En conjunto, el patrón dominante de las exportaciones habría sido una mayor orientación al valor en varios destinos europeos, frente a una estrategia más agresiva en precio en Estados Unidos.

El mapa de exportaciones de vino de la campaña 2024/25 habría mostrado que, en vinos tranquilos embotellados, el Reino Unido se consolidó como destino preferente, con aumentos simultáneos de valor y volumen y precios prácticamente estables. Aunque las ventas a Estados Unidos habrían ganado volumen, habrían perdido valor por la incertidumbre de la guerra arancelaria y la depreciación de su moneda, con una caída del 4 % en los precios. Las exportaciones a Alemania habrían descendido en valor y volumen a la par, señal de una demanda más fría. Suiza habría destacado por una clara premiumización: se habría vendido menos cantidad, pero a un mayor precio medio.

En granel, Alemania y Francia se habrían mantenido como los dos grandes destinos por volumen pese a los recortes, con un leve encarecimiento por litro, mientras que Italia y Portugal habrían reducido con fuerza las cantidades y sostenido el valor con un precio medio más elevado. La sorpresa habría llegado desde Costa de Marfil, que habría acelerado tanto en litros como en euros y seguiría siendo un mercado emergente a seguir.

En espumosos, los envíos a Estados Unidos habrían crecido sobre todo en volumen, con precios algo más flojos (−1 %). El impulso premium habría venido de Suecia, de los Países Bajos —donde crecen las exportaciones— y también del Reino Unido, donde el valor habría aguantado mejor que el volumen gracias a aumentos medios de precios superiores al 10 % en estos tres países. El gran punto débil habría sido Alemania, con un desplome severo del espumoso.

En conjunto, el patrón dominante habría sido una mayor orientación al valor en varios destinos europeos, frente a una estrategia más agresiva en precio en Estados Unidos.

 

Impacto de los aranceles en las importaciones de los EEUU

Desde finales de 2021 hasta marzo de 2023, las importaciones de vino en EEUU siguieron un patrón nítido: primero un repunte impulsado sobre todo por los graneles de Oceanía y, en menor medida, por los espumosos europeos (especialmente italianos), al que sucedió una corrección prolongada hasta noviembre de 2024. Esa corrección se mantuvo en los graneles, al menos, hasta mayo de 2025, mientras que los espumosos y los vinos embotellados o envasados en formatos inferiores a 4 litros retomaron con fuerza la senda del crecimiento hasta ese mes —e incluso más allá en este último caso—. En términos de composición, el grueso de las entradas corresponde a vinos tranquilos de menos de 2 litros (en torno al 53 % del total), con los espumosos cerca del 14 % y los graneles alrededor del 31 %; el resto se reparte entre otras categorías.

Estos movimientos encajan con dos fuerzas ya presentes antes del episodio arancelario de 2025. Por un lado, una demanda global de vino —incluido EEUU— debilitada por cambios en los hábitos de consumo y la presión de precios, que derivó en acumulación de existencias; por otro, una oferta mundial inusualmente tensionada tras la caída de la producción en 2023, la más baja desde 1961. Tras ese mínimo histórico, la débil mejora de 2024 —lastrada por el clima extremo y las enfermedades— y la pobre vendimia de 2024 en EEUU (la menor desde 2008) han favorecido el repunte de las importaciones en la campaña actual y que los precios de importación volvieran a rozar los máximos históricos de 2023 a principios de 2025.

Con ese telón de fondo, la guerra arancelaria dejó un impacto visible desde mayo. La incertidumbre comercial enfrió ligeramente las compras de vinos embotellados y espumosos, mientras que los graneles, tras dos años de fuertes descensos, repuntaron lo suficiente como para sostener el volumen total importado. A partir de entonces, las compras de embotellados comenzaron a reactivarse de forma gradual, aunque a un ritmo menor que en los primeros meses de la campaña.

 

 

Las diferencias entre regiones ayudan a explicar la resistencia del mercado. Oceanía es la zona con mejor desempeño en la campaña actual gracias a buenas cosechas. Nueva Zelanda mantiene un fuerte atractivo en EEUU con su Sauvignon Blanc y Australia repunta, aunque su producción sigue por debajo de la media de los últimos años. En Sudamérica, Chile afronta en 2025 una vendimia un 15,6 % inferior a la de 2023 —la más baja desde 2010—, lo que reduce la disponibilidad de vino a precios competitivos, especialmente de blancos. En África, Sudáfrica continúa condicionada por cuellos de botella logísticos y retrasos recurrentes en puertos gestionados por Transnet desde 2023–2024.

También en Europa se observaba una recuperación previa a los aranceles. Desde finales de 2024, Francia mostraba la trayectoria más sólida y regular, con avances mensuales que permitieron entrar en primavera con buen tono. Italia remontaba con una pendiente más suave y signos de fatiga en algunos canales, mientras que España mejoraba desde un nivel más bajo hasta alcanzar en abril su mejor momento reciente, aunque sin la fortaleza de Francia. Este recorrido previo ayuda a entender cómo operó el nuevo marco arancelario.

 

 

Aunque entre abril y agosto la mayor parte de las importaciones quedaron sujetas a un recargo del 10 %, la incertidumbre fue mayor para la Unión Europea por la posibilidad, reiteradamente aplazada, de aranceles más altos. La posterior firma del acuerdo comercial con la UE fijó un gravamen del 15 % para los vinos europeos, mientras que la mayoría de orígenes se mantuvo en el 10 % y Sudáfrica quedó gravada con un 30 %.

 

 

Precisamente esa incertidumbre arancelaria, combinada con la distinta composición de los orígenes de las importaciones por tipo de vino, ayudan a explicar la dinámica reciente de las importaciones, ya que los mayores incrementos se producen en de regiones con menor riesgo regulatorio y tasas más bajas, lo que facilitó su cambio de tendencia y contribuyó a estabilizar el volumen total importado.

 

 

Aun con el repunte reciente, las importaciones totales de vino en Estados Unidos avanzan a un ritmo más templado y se mantienen por debajo de la media de los tres últimos trimestres, alrededor de un 6 % en volumen. La explicación principal está en el lastre acumulado del granel, una tendencia que comenzó a revertirse a partir de mayo. En los envasados, el tono es algo distinto. Aunque ceden levemente frente al trimestre previo, ya superan en un 4 % la media del resto de la campaña, con la salvedad de los espumosos, que retroceden un 5 %.

Italia y, sobre todo, España registraron un bache puntual en mayo y después estabilizaron sus envíos. Francia sufrió un tropiezo breve y se normalizó con rapidez. Australia y Nueva Zelanda, respaldadas por una mejor cosecha en 2025, han ganado terreno. Este patrón sugiere que los importadores han espaciado y adelantado compras de forma selectiva en un entorno incierto y que, además, se ha producido cierta sustitución de origen hacia proveedores percibidos como más competitivos en precio o menos expuestos. En mayo-julio Francia activó de forma temporal mecanismos de garantía para acelerar expediciones a Estados Unidos, un factor que ayuda a entender su rápida estabilización, lo que ayuda a entender su rápida estabilización

Francia, líder en valor tanto en vinos tranquilos como en espumosos, pudo aumentar volumen, pero lo hizo a costa de descuentos significativos o reforzando el peso de la gama intermedia. Italia, muy presente en la franja media y con la oferta más amplia, defendió cuota ajustando márgenes. España, más competitiva en precio que Francia e Italia, sostuvo bien los tranquilos y sufrió más en espumosos, donde la menor disponibilidad de cava se dejó notar.

En embotellado tranquilo el reparto del crecimiento de litros está nítidamente definido. Nueva Zelanda explica el 35,6 % del aumento, Australia el 26,3 %, Chile el 19,6 %, Francia el 14,4 % y España el 4,1 %, mientras Italia permanece estable y no suma volumen. En paralelo, el precio medio retrocede de forma generalizada, con descensos desde el 17 % en Francia, que partía de niveles muy elevados cerca de un 60 % superiores a la media del resto y acomete el ajuste más intenso, hasta el 4 %en España. España e Italia moderan más las rebajas y, en el caso español, el posicionamiento en franjas más accesibles facilita un crecimiento del 4 % en volumen. Todo apunta a una demanda que se desplaza hacia gamas medias y bajas.

En espumoso, España explica el 49,4 % de la caída, Italia el 38,2 % y Francia el 12,4 %, mientras el resto apenas incide por su presencia residual en la categoría. Los precios también retroceden allí donde pesa la demanda con descensos del 9 % en Italia, 19 % en España y 7 % en Francia.

 

 

En conjunto, los aranceles no están provocando un impacto severo en el volumen de las importaciones de vino; el total se mantiene relativamente estable. Sí parece, sin embargo, que han alterado algunos flujos ya que Nueva Zelanda y Australia han salido ligeramente beneficiadas en un momento en que contaban con más oferta disponible.

Pero el efecto combinado de depreciación de la moneda y aumento de los aranceles sí se está dejando sentir en los precios de importación, que sufren una caída algo mayor del 10 % desde lo máximos que se alcanzaron al inicio de esta campaña para los vinos envasados tranquilos y espumosos, por lo que cerca de la mitad del impacto se está absorbiendo en la cadena, entre importadores, distribuidores y consumidores.

El retroceso es más acusado en los vinos tranquilos, donde la bajada de precios supera el 11 % y la competencia entre Nuevo Mundo y Europa es más intensa, con un impacto especialmente visible en Francia que corrige su cartera para aumentar volumen. En los espumosos, dominados por Europa, caen las importaciones a pesar de la reducción de precios esta vez más contenida en Francia, aunque mayor en Italia y sobre todo en España. En conjunto, todo apunta a una búsqueda activa de referencias y condiciones que ayuden a amortiguar el aumento de los costes.

 

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