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El pulso del vacuno: mercado global en tensión y España en el punto crítico

30 April 2025
Economía Agroalimentaria
Estadísticas
La producción global de vacuno cae, consumo sube. Brasil lidera, EEUU retrocede. España baja producción y la subida de precios resta peso en comercio exterior y frena la recuperación del consumo
Mercado Global de Vacuno

30 April 2025

Resumen ejecutivo

El mercado mundial de carne de vacuno afronta 2025 con una ligera caída en la producción y un consumo global que, pese a la incertidumbre económica, se mantiene en crecimiento. Según el último informe del USDA, la producción mundial disminuirá un 0,2 %, mientras que el consumo repuntará un 0,3 %. Brasil emerge como el principal beneficiado, con cifras récord de producción y exportación, consolidándose como líder mundial. En cambio, Estados Unidos afronta un retroceso en su producción y exportaciones, lastradas por la menor disponibilidad de ganado y las nuevas trabas comerciales impuestas por China.

En Europa, la producción de carne de vacuno creció ligeramente en 2024 aunque esta tendencia positiva se ha frenado a finales de año. Los precios, en cambio, siguen subiendo con fuerza, alcanzando niveles históricos. España, que había mostrado cierta resistencia, prevé una caída del 9,4 % en su producción para 2025 debido a la reducción del censo ganadero, especialmente de nodrizas y animales jóvenes.

El comercio exterior español también refleja un cambio de tendencia: las exportaciones de carne bajan en volumen pero se mantienen en valor, impulsadas por el alza de precios. Destinos como Argelia y Marruecos ganan protagonismo, mientras que las ventas a mercados tradicionales como Italia o Francia retroceden. Al mismo tiempo, las importaciones crecen en volumen y, sobre todo, en valor, deteriorando el superávit comercial del sector.

Dentro del mercado nacional, tras la recuperación del consumo iniciada en 2024, la fuerte subida de precios a partir de septiembre ha detenido el crecimiento. A pesar de este incremento, el consumo de carne de vacuno en los hogares se mantiene un 81 % por debajo de los niveles de antes de la pandemia. La competencia de carnes más asequibles, como el pollo y el cerdo, puede desplazar aún más la demanda.

Mercado internacional

Del informe del USDA de abril se desprenden las principales tendencias previstas para el mercado mundial de carne de vacuno. Aunque estos datos reflejan solo en parte la incertidumbre generada por las nuevas políticas comerciales de la Administración Trump, todo apunta a que el caos desatado el 2 de abril tendrá un impacto mayor del estimado inicialmente sobre la producción, el consumo y el comercio, debido al deterioro de las perspectivas económicas y a las restricciones impuestas.

En cualquier caso, el USDA ya anticipaba un ajuste a la baja en el censo inicial de animales para 2025, así como una caída en la producción de terneros, del 1,2 % y del 0,6 % respectivamente, en comparación con 2024.

La producción de carne también retrocedería en 2025, aunque en términos absolutos se mantendría por encima de las previsiones anteriores gracias a la revisión al alza de los datos de 2024. Aun así, el organismo estadounidense muestra ahora un tono más optimista que en su informe de octubre: espera una caída del 0,2 %, cinco décimas menos de lo estimado inicialmente.

El consumo global de carne, en cambio, seguiría una trayectoria diferente. Las últimas cifras de abril apuntan a un leve repunte del 0,3 % para 2025, frente a la disminución que se preveía en otoño. Este avance se produciría a pesar de la revisión al alza ya aplicada sobre los datos de consumo final de 2024.

 

 

Aunque el panorama global de la carne de ternera parece mantenerse en calma, con una producción apenas alterada respecto al año anterior, el USDA dibuja un mapa de contrastes entre los distintos países.

Brasil destacaría como uno de los grandes ganadores del año. Se prevé que alcance un récord histórico de producción, con casi 12 millones de toneladas, gracias a una buena rentabilidad y a la fuerte demanda internacional. Además, también aumentarán sus exportaciones, beneficiándose de la guerra comercial en ciernes, lo que consolidaría a Brasil como el principal exportador de carne de vacuno del mundo.

En cambio, Estados Unidos se enfrenta a un panorama más complicado. Se estima que su producción disminuirá ligeramente debido a la falta de ganado disponible para el engorde. Esta reducción afectará también a sus exportaciones, que podrían caer hasta un 11 %. Uno de los motivos principales es la pérdida de acceso al mercado chino, donde China ha impuesto aranceles muy altos y ha eliminado temporalmente la autorización de muchas plantas estadounidenses para exportar. A esto se suma la competencia creciente por parte de Brasil y Australia en mercados clave como Japón y Corea del Sur.

Australia, por su parte, atraviesa un momento más positivo. Con más ganado disponible, se prevé un aumento del 3 % en su producción. También se espera que sus exportaciones crezcan, ayudadas por precios competitivos y por los acuerdos comerciales con países asiáticos, en especial con China.

India, aunque producirá algo menos que en 2024, podría aumentar sus exportaciones de carne de búfalo hacia mercados del Sudeste asiático y Oriente Medio, donde tiene una fuerte demanda.

La Unión Europea y Argentina están atravesando momentos más difíciles. En la UE, la producción bajará ligeramente debido a los altos costes de producción y a la incertidumbre regulatoria. En Argentina, se prevé una caída del 3 % en la producción, provocada por las malas condiciones climáticas y la baja rentabilidad del sector en los últimos años, que han llevado a una reducción del número de animales.

 

 

China continúa siendo el mayor comprador de carne de ternera del mundo. No obstante, se prevé que sus importaciones crezcan tan solo un 2 %, una cifra considerablemente más baja que en años anteriores.

Esta contención se debe, en gran parte, a la incertidumbre económica que atraviesa el país y a un consumo más moderado por parte de los ciudadanos. Además, el gobierno ha abierto una investigación sobre las importaciones de carne con el objetivo de proteger a sus ganaderos, lo que podría derivar en nuevas restricciones. Esta situación hace que el mercado chino resulte ahora más inestable y difícil de prever para los exportadores.

Aun así, las últimas previsiones, más optimistas que las realizadas en octubre del año pasado, apuntan a que China podría superar esas estimaciones iniciales, lo que indica que su dependencia del suministro exterior sigue siendo fuerte, especialmente en las grandes ciudades.

En el caso de Estados Unidos, las importaciones de carne de ternera han seguido una tendencia claramente ascendente entre 2023 y 2025. En 2023 se registraron 1.690 mil toneladas importadas, una cifra que aumentó de forma considerable en 2024, hasta alcanzar las 2.103 mil toneladas y que afianzan a EEUU como importador neto de carne de vacuno. Las últimas previsiones, actualizadas en abril de 2025, apuntan a que las importaciones alcanzarán los 2.204 mil toneladas este año.

Este aumento responde, sobre todo, a la caída de la producción nacional, provocada por la escasez de ganado disponible para sacrificio, así como a una elevada demanda interna de carne magra, muy utilizada en la elaboración de carne picada. En este contexto, Estados Unidos se ha visto obligado a intensificar sus compras en el mercado exterior para cubrir sus necesidades de consumo.

Japón, por su parte, muestra un comportamiento distinto. Se espera un leve aumento de sus importaciones respecto a 2024, aunque por debajo de lo que se preveía hace unos meses. La economía japonesa, marcada por la contención del gasto, ha empujado a los consumidores a optar por proteínas más asequibles como el pollo o el cerdo.

Corea del Sur sigue una línea parecida. Tras varios años de crecimiento constante, sus importaciones de vacuno experimentan ahora una ligera bajada, tanto en comparación con el año anterior como con las previsiones de octubre. No es un cambio brusco, pero sí refleja una cierta contención del consumo.

El Reino Unido, en cambio, ofrece una imagen bien distinta. Se espera que en 2025 sus importaciones de carne de vacuno aumenten de forma notable, no solo respecto a 2024, sino también por encima de lo estimado previamente. Esta subida se explica, en buena medida, por el retroceso de la producción nacional, afectada por la escasa rentabilidad del sector y la reducción del censo ganadero. A ello se suma una mejora en las perspectivas económicas del país, que tras los años de incertidumbre ligados al brexit, empieza a mostrar ciertos signos de recuperación. Este cambio de contexto ha reactivado la demanda y ha obligado al Reino Unido a recurrir más al mercado exterior para cubrir sus necesidades.

Pero sin duda, uno de los movimientos más llamativos del año proviene del norte de África aunque en términos absolutos sean pequeñas. En el caso de Argelia, se prevé un aumento del 21 % en sus importaciones con respecto a 2024 hasta las 115 mil toneladas, lo que supondría un récord histórico. Esta subida está directamente relacionada con la grave sequía que ha afectado al país, reduciendo su capacidad de producción ganadera y forzando a incrementar las compras en el exterior. Egipto, por su parte, también sigue esta tendencia, con un aumento previsto del 5 %, consolidando así su papel como importador en crecimiento dentro de la región.

 

 

El desequilibrio en la producción de carne ya está teniendo un impacto en los precios internacionales, y es previsible que esta presión aumente durante abril en los precios de los EEUU con la aplicación del nuevo arancel del 10% a las importaciones procedentes de otros países y con un dólar en mínimos desde 2021. Esta medida, que rompe con años de libre comercio, encarece las compras en un momento en que el país depende cada vez más del exterior para cubrir su demanda interna.

 

 

En 2024, Estados Unidos importó carne de ternera principalmente de Australia y Canadá, que juntas representaron la mitad del total. Australia fue el mayor proveedor, sobre todo de carne congelada, con un fuerte aumento del 68 % respecto al año anterior. En cambio, las compras a Canadá, centradas en carne fresca, cayeron un 6 %.

México y Nueva Zelanda también tuvieron un papel destacado, mientras que Brasil y Uruguay fueron los países que más incrementaron sus exportaciones hacia EEUU, especialmente Brasil, que más que duplicó sus envíos.

 

Mercado Europeo

En la Unión Europea, los últimos datos muestran una ligera recuperación en la producción de carne bovina. El sacrificio total de animales en los últimos 12 meses hasta enero de 2025 ha sido un 2,36 % superior al registrado en los 12 meses previos a enero de 2024. Esto sugiere que, durante 2024, el sector experimentó una mejora paulatina.

Sin embargo, esa recuperación parece haberse frenado en los meses más recientes: si comparamos la media móvil de los 12 meses hasta octubre de 2024 con la de enero de 2025, el crecimiento prácticamente se detiene, con una variación de apenas -0,03 %. Es decir, la mejora se concentró en la primera parte del año y se diluyó hacia el final.

En el caso de España, el comportamiento ha sido algo más irregular. El sacrificio total acumulado en los 12 meses hasta enero de 2025 fue un 0,85 % mayor que el del mismo periodo anterior, lo que en principio podría interpretarse como una ligera recuperación.

Sin embargo, si nos fijamos solo en los últimos meses, el panorama cambia: analizando la producción desestacionalizada desde octubre a enero de 2025, el sacrificio total ha caído un 1,07 %, lo que sugiere que el sector ha empezado a perder fuerza de nuevo.

El resto de los países europeos presenta un panorama muy diverso. Francia continúa con una caída clara, ya que el sacrificio total en los últimos 12 meses ha sido un 9,1 % inferior al del año anterior. Esto confirma una tendencia estructural de retroceso en su sector bovino.

Alemania muestra una reducción más suave, del 1,6 %, y una cierta estabilidad en los últimos meses que podría estar anticipando un freno al ajuste que venía sufriendo. Italia, por el contrario, se destaca como uno de los países con evolución positiva, ya que su sacrificio total ha aumentado un 2,1 % en el último año y los datos recientes confirman esa dinámica ascendente.

Irlanda presenta un comportamiento prácticamente plano, sin grandes subidas ni bajadas, lo que refleja un sector estable y poco expuesto a cambios bruscos. Países Bajos también muestra una leve reducción, aunque sin oscilaciones importantes, lo que podría indicar una situación de equilibrio.

Finalmente, Polonia se consolida como el país más dinámico: ha incrementado de forma clara su sacrificio de bovinos tanto en la comparación interanual como en los meses recientes, lo que refuerza su papel como motor de crecimiento dentro del bloque europeo.

 

 

Este estancamiento en los últimos meses, ha permitido que el precio de la carne de vacuno en la Unión Europea haya mostrado una tendencia claramente alcista. Esta subida ha sido generalizada, aunque con diferencias entre países. En líneas generales, se ha pasado de unos precios ya elevados a niveles récord en la primavera de 2025, con un crecimiento muy notable en los últimos meses.

Como ya se ha comentado, el sacrificio de animales se ha mantenido bastante estable o incluso ha descendido en varios países, lo que ha limitado la oferta de carne disponible en el mercado. Esta situación, en la que hay menos carne pero la demanda sigue siendo alta o sostenida, suele traducirse en subidas de precios como las que se están observando.

En España, esta dinámica ha sido especialmente marcada. La combinación de una ligera caída en la producción reciente y un aumento sostenido de la demanda sitúan al país entre las subidas de precio han sido más acusadas. Francia también ha visto subir los precios, aunque de forma más contenida. Alemania, por su parte, presenta uno de los aumentos de precios más acusados, en un contexto de sacrificios estancados.

En otros países, como Polonia e Italia, los precios han subido con fuerza, aunque en estos casos han ido acompañados de una cierta recuperación o estabilidad en la producción, lo que sugiere que la demanda sigue siendo robusta. No obstante la tendencia parece estar dando las primeras señales de ajuste, si vemos por ejemplo el comportamiento de losprecios en Polonia. En los Países Bajos e Irlanda, los precios también han crecido, aunque en un contexto de comportamientos más moderados tanto en producción como en consumo.

En conjunto, los mercados europeos de carne de vacuno se enfrentan a un contexto de precios elevados que, de mantenerse las actuales dinámicas de producción, podrían continuar durante los próximos meses. La evolución de la demanda, los costes de producción y las decisiones estratégicas de los productores serán clave para ver si este equilibrio se mantiene o si se produce algún ajuste.

 

Por ahora, en cuanto a la evolución prevista para la producción de este año, las últimas estimaciones de la Comisión prevén que la Unión Europea experimente un ligero crecimiento en el sacrificio de animales bovinos en 2025, con un aumento estimado del 1,1 % respecto a 2024. Este incremento sería más notable en el segundo semestre del año, donde se proyecta un aumento del 2,1%, lo que supondría 248,89 mil animales más. El total anual alcanzaría las 23,9 millones de cabezas.

Polonia se perfila como el país con el mayor crecimiento tanto relativo como absoluto. Se anticipa un aumento del 28,9% en comparación con 2024, lo que implicaría 448 mil animales más. Este crecimiento se mantendría estable en ambos semestres, lo que sugiere una expansión sostenida del sector, ya sea por aumento de capacidad industrial o por una mayor demanda.

En Italia también se prevé un repunte relevante, con un crecimiento del 4,1 % en el total anual. El segundo semestre de 2025 mostraría un aumento del 10,7 %, lo que representaría 86 mil animales adicionales. Irlanda, aunque con una subida anual más moderada del 0,7 %, destacaría por un segundo semestre especialmente dinámico, con un incremento previsto del 7,5 %, equivalente a 75,7 mil animales más.

En contraste, se proyecta que varios países sufran retrocesos. Alemania experimentaría una caída anual del 1,3 %, aunque con una recuperación parcial en la segunda mitad del año, con un leve aumento del 1,0 %.

Francia se mantendría prácticamente estable, con una leve caída del 0,1 % en el año completo y un retroceso del 1.6 % en el segundo semestre. En ambos casos, las variaciones absolutas serían relativamente moderadas.

El caso más destacado por su tendencia negativa sería el de España. Las previsiones apuntan a una reducción del 9,4 % en 2025 respecto al año anterior, lo que equivaldría a 210.000 animales menos sacrificados. La disminución se concentraría especialmente en el primer semestre del año. Aunque en la segunda mitad del año la bajada sería más leve (1,1 %), seguiría representando una pérdida de cerca de 12.000 animales.

Esta proyección negativa deriva del mal comportamiento que se ha producido en los últimos meses en el censo de animales y que se ha trasladado a la producción de carne como hemos visto anteriormente y contrasta con la expectativas de crecimiento que se tenían en otoño.

En concreto y según SITRAN en enero de 2025, el censo de nodrizas ha vuelto a caer un 1 % este último año, acumulando una caída del 4 % desde 2020, mientras que el bovino de 12 a 24 meses ha bajado un 3 %. A pesar de ello, el número de animales menores de un año se mantiene estable, gracias al descenso de las exportaciones a otros países mediterráneos y al aumento de las importaciones de animales para cebo, lo que posibilitaría que la producción se pueda estabilizar en el segundo semestre de 2025.

 

Comercio exterior nacional

Las exportaciones españolas de vacuno durante los últimos doce meses reflejan un panorama complejo pero revelador, marcado por tensiones geopolíticas, fenómenos climáticos extremos y cambios en la oferta y en la demanda de algunos mercados. Aunque en términos generales se observa una caída en el volumen exportado a varios destinos tradicionales que coincide una menor oferta en nuestro propio país, esto ha sido compensado, e incluso superado, por un incremento en el valor económico de esas exportaciones, lo que indica que los precios han subido o que se está vendiendo un producto de mayor valor añadido.

En los últimos doce meses hasta febrero, las exportaciones españolas del sector bovino han sufrido un ligero descenso en volumen del 1 %, medido en toneladas equivalentes en canal, especialmente en el caso de los animales vivos, cuya venta al exterior cayó un 26 %. La exportación de carne creció de forma moderada, únicamente un 3%, aunque la congelada descendió un 4 % y la fresca subió un 5 %.

Mientras tanto, las importaciones muestran una dinámica diferente. La entrada de animales vivos aumentó un 17 %, y la de carne un 22 %. Estas cifras apuntan a un refuerzo del abastecimiento interno mediante compras en el exterior, en un contexto de demanda relativamente estable.

En términos de valor económico, la caída en las exportaciones de animales vivos fue menos pronunciada que la de su volumen: un 13 %, lo que refleja un aumento en los precios obtenidos. En el caso de la carne congelada, el valor exportado apenas varió respecto al volumen, lo que sugiere estabilidad en los precios. Más destacada fue la evolución de la carne fresca, donde, a pesar de exportarse menos cantidad, los ingresos aumentaron un 18 %, gracias a una subida de los precios o a una mejora en la calidad de los productos exportados.

En las importaciones, el comportamiento de los precios ha sido todavía más llamativo. Las importaciones de animales vivos se incrementaron un 17 %, mientras que el gasto se disparó un 43 %, lo que evidencia el fuerte encarecimiento de estos productos en el mercado internacional. Tanto la carne congelada como la fresca también vieron incrementado su valor de importación en un 23 %, superando ampliamente el crecimiento en volumen.

Esto ha provocado que en los últimos doce meses, el balance comercial del sector bovino español haya mostrado un claro deterioro, según los datos de valores anuales móviles. Aunque las exportaciones alcanzaron en febrero de 2025 un máximo de 1.751 millones de euros, las importaciones crecieron a un ritmo aún mayor, superando los 1.583 millones. Como resultado, el superávit acumulado en doce meses cayó de 374 millones en marzo de 2024 a apenas 168 millones en febrero de 2025.

 

 

Si analizamos el comportamiento de las exportaciones, uno de los casos más destacados es Argelia. En los doce meses recientes, el volumen de carne exportada a este país se ha multiplicado de forma espectacular, con un incremento superior al 3.800 %. Este crecimiento viene acompañado por un aumento aún mayor en el valor económico, que sube más de un 4.400 %. Esto no puede entenderse sin tener en cuenta el contexto político reciente: la superación del conflicto diplomático entre España y Argelia tras el cambio de postura sobre el Sáhara ha permitido restablecer flujos comerciales que se habían eliminado casi por completo, y la grave situación climática en ese país ha intensificado la necesidad de importar carne. España ha aprovechado este nuevo equilibrio para posicionarse como un proveedor clave.

El caso de Marruecos también confirma la hipótesis de que el clima extremo está actuando como catalizador de las exportaciones. Aunque en el caso del ganado vivo hay una caída del 13 % en volumen, las exportaciones de carne al país alauita han aumentado un 65 % en volumen y un 80 % en valor. Las importaciones de carne han estado tradicionalmente más restringidas por motivos religiosos y económicos, pero los elevados precios han permitido que muchas de ellas se levanten.

En contraste, los países tradicionalmente más estables para España, como Italia, Francia, presentan caídas. Italia, por ejemplo, tras el paulatino aumento de su producción interna ha reducido sus importaciones tanto de carne como de animales vivos, con descensos cercanos al 14 % y al 48 % respectivamente en volumen, y caídas también en valor. La situación es similar en Grecia y Países Bajos, donde las exportaciones también se reducen, aunque de forma más moderada.

Portugal, por su cercanía y por la integración de sus mercados con España, ofrece una imagen más equilibrada. Aunque se exporta algo menos de carne que el año anterior, el valor de esas exportaciones ha crecido ligeramente, lo que confirma la tendencia general de mejora en precios. En cuanto a los animales vivos, tanto volumen como valor han crecido, lo que refuerza la idea de una demanda estable y sostenida en este país.

En el otro extremo, los datos de Libia y Líbano son más preocupantes. Ambos países han reducido sus importaciones de animales vivos de forma significativa, con caídas tanto en volumen como en valor. En el caso de Libia, las cifras son drásticas: más de un 50 % de reducción. Esto podría responder a inestabilidad política, problemas logísticos o incluso cambios en la regulación sanitaria o comercial.

 

Consumo en el mercado interior

El mercado de la carne de vacuno ha vivido en los últimos meses una evolución marcada por la presión alcista de los precios y un consumo que no consigue recuperar el terreno perdido tras la pandemia.

Hasta el verano de 2024, los precios se mantenían relativamente estables, pero a partir de septiembre se produjo un cambio de tendencia. El precio en matadero comenzó a dispararse y la subida se trasladó de forma inmediata a los precios minoristas. Desde entonces, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del vacuno se ha incrementado 13 puntos hasta los primeros meses de 2025.

 

 

Los buenos datos del turismo y del empleo impulsaron el crecimiento del consumo fuera del hogar en 2024. Durante el segundo y tercer trimestre, últimos periodos con datos disponibles, este consumo aumentó un 13 % y un 11 %, respectivamente. Esta evolución permitió superar el leve retroceso experimentado en 2023, situando el volumen de consumo incluso por encima de los niveles registrados en 2019.

En paralelo, el consumo en los hogares también había mostrado cierta recuperación desde los mínimos alcanzados en 2023. Tras un año muy complicado, el volumen de carne vacuna comprada comenzó a crecer tímidamente durante 2024. Sin embargo, este repunte resultó insuficiente. A pesar de la mejora, el consumo seguía muy por debajo de los niveles previos a la pandemia, apenas alcanzando el 77 % del volumen registrado en 2021.

La nueva escalada de precios amenaza ahora con truncar esta recuperación. Aunque los datos disponibles de consumo en los hogares llegan solo hasta noviembre, ya se aprecia que la tendencia de crecimiento se ha frenado. Con el vacuno encareciéndose más rápido que otras carnes, como el cerdo o el pollo, alternativas más económicas, la demanda podría estar resintiéndose de nuevo.

El encarecimiento de la carne de vacuno y la pérdida de competitividad frente a otras proteínas más asequibles dejan al mercado en una situación delicada. A falta de cifras definitivas, todo apunta a que la recuperación del consumo iniciada tras la pandemia podría estar viéndose comprometida otra vez.

 


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