
08 July 2025
Resumen
En 2025, los precios de la carne ovina siguen en aumento, impulsados por una demanda global en expansión —particularmente en Asia, pero también en Europa— en un contexto marcado por el encarecimiento de la carne de vacuno. A esta presión sobre los precios se suma una oferta limitada, consecuencia de la reducción de los rebaños en Nueva Zelanda y Europa. La situación se ha visto agravada por la persistente sequía, especialmente en el norte de África, lo que ha provocado un fuerte aumento de las importaciones en esa región
Australia y Nueva Zelanda han incrementado sus exportaciones, con Asia y Europa como destinos principales. En Europa, los precios siguen altos y la producción ha caído más de un 13 %, aunque países como España e Italia muestran signos de recuperación. La tendencia apunta a un aumento del peso al sacrificio para adaptarse a la demanda exterior.
España ha consolidado sus exportaciones de carne fresca y animales vivos, especialmente hacia Marruecos y Argelia, mientras que las ventas a Oriente Próximo caen. La UE sigue siendo el principal socio comercial. El saldo comercial español alcanza un récord, con un superávit de 478 millones de euros.
En contraste, el consumo interno sigue cayendo. Entre enero y marzo de 2025, el consumo de carne ovina bajó un 21 % respecto al mismo periodo del año anterior, afectado por el alza de precios y cambios en los hábitos de consumo. Las exportaciones son clave para sostener al sector ante esta debilidad del mercado nacional.
Situación mercado internacional
El aumento en los precios de la carne se debe principalmente al crecimiento sostenido de la demanda global, impulsada por la recuperación del consumo en China y en diversos mercados de Europa y Medio Oriente, en un contexto de alza en los precios del ganado vacuno.
A esto se suma una escasez de oferta a escala mundial, agravada por la disminución continua del rebaño ovino en Europa y Nueva Zelanda. En este último país, la existencia de alternativas más rentables, en un contexto de bajos precios de la lana, a lo que hay que añadir la sequía del último año, ha llevado durante años a la conversión de tierras de pastoreo en bosques destinados a la obtención de créditos de carbono, lo que ha provocado una reducción sostenida en el número de animales.
La sequía también ha seguido afectando al norte de África, especialmente a Argelia y Marruecos, lo que ha incrementado notablemente sus necesidades de importación de carne y ganado.
La coyuntura de precios elevados y la bajada de los precios de la alimentación contribuirá a limitar la caída del censo ovino en Nueva Zelanda, que ya se ha reducido en torno a un 10 % en los últimos cinco años, hasta situarse en 23,6 millones de cabezas, aunque se espera que la producción se vuelva a contraer más de un 6,6 %.
En Australia, que junto con Nueva Zelanda agrupan el 80 % de las exportaciones mundiales, se prevé una disminución del rebaño de hasta un 7 %, tras alcanzar en 2024 uno de los niveles más altos de los últimos diez años. Esta caída se atribuye principalmente al aumento del sacrificio de hembras de descarte de mayor edad, lo que situaría la cabaña ganadera en torno a los 73,2 millones de cabezas. No obstante, se espera que el volumen de sacrificio se mantenga estable, impulsado por la transición hacia razas productoras de carne, que ofrecen mayores niveles de rendimiento y eficiencia.
La favorable coyuntura de precios y la sólida demanda internacional han permitido que Australia y Nueva Zelanda incrementaran el volumen de sus exportaciones durante los primeros cuatro meses de 2025: un 11,5 % en el caso de Australia y un 4,6 % en el de Nueva Zelanda.
Gran parte de este crecimiento exportador se debe al aumento de las ventas hacia Asia, especialmente a Vietnam y China, que representan el 47 % y el 23 %, respectivamente, del incremento total registrado en ese periodo.
Aunque el crecimiento hacia otros destinos ha sido más moderado en términos absolutos, también se observa un aumento en las exportaciones a Arabia Saudita y Qatar. Además, destaca el avance de las exportaciones hacia Europa, que concentra el 30 % del incremento global, a pesar de sólo representar el 10 % del total de sus exportaciones, con un desempeño especialmente notable en los mercados de Países Bajos, Alemania y el Reino Unido.
Esta expansión ha permitido compensar la caída del 15 % en las exportaciones hacia Estados Unidos durante el primer cuatrimestre del año.
Mercado europeo y nacional
La coyuntura de precios en el mercado internacional también se refleja en el mercado europeo, caracterizado por una fuerte estacionalidad y que se mantiene en niveles históricamente altos desde 2024. Aunque los precios siguen aumentando, lo hacen a un ritmo más moderado. Por ejemplo, a finales de junio, el precio del cordero ligero en España ha subido un 6 % en el último año, situándose casi un 30 % por encima de los niveles registrados en 2023.
Producción
En el primer cuatrimestre de 2025, la producción de carne de ovino en Europa ha caído más de un 13 % en comparación con el mismo periodo del año anterior. Sin embargo, destaca la recuperación observada en algunos países como España e Italia, donde la producción muestra señales claras de reactivación.
Un análisis de la tendencia revela que los datos de estos dos países no son aislados. Todo indica que, si bien no se puede hablar aún de una recuperación generalizada, sí se estaría produciendo al menos una estabilización en la mayoría de los principales países productores europeos.
No obstante, el número de ovejas reproductoras registradas en diciembre de 2024 siguió disminuyendo en el conjunto de la UE, con la excepción de España, donde la mejora de los precios y la reducción de los costes de alimentación —tras varios años de sequía— están favoreciendo una cierta recuperación del sector. Esto sugiere que buena parte del repunte observado en los últimos meses podría estar relacionado con un aumento gradual del peso al sacrificio en varios países. De hecho, los sacrificios han crecido en el último año hasta un 16 % en Italia, un 2 % en España y un 1 % en Francia.
En Italia, cerca del 96 % de las ovejas reproductoras se destinan a la producción de leche, lo que contribuye a que el peso al sacrificio sea uno de los más bajos de Europa. En España, aunque el modelo también es mayoritariamente lechero —con aproximadamente un 75 % del censo reproductor dedicado a este fin—, esta proporción ha disminuido desde el 80 % registrado hace cinco años.
Esto también ha condicionado la demanda interna, ya que tanto Italia como España y también Grecia comparten una clara preferencia por el cordero ligero, profundamente arraigada en sus tradiciones gastronómicas y culturales. Esta demanda interna ha condicionado históricamente los sistemas de producción, orientados en buena parte a obtener canales de menor peso, especialmente valoradas en festividades y en el consumo doméstico habitual.
Pero los altos precios y a la necesidad de adaptarse a mercados de exportación que exigen canales de mayor peso, especialmente en la orilla sur del Mediterráneo, donde predomina el consumo de cordero pesado, está permitiendo un aumento progresivo del peso al sacrificio, ya que los mayores ingresos compensan los costes añadidos de mantener durante más tiempo a los animales en cebo.
En cualquier caso, la reducción del censo continuará teniendo repercusiones a lo largo de este año, y la Comisión Europea prevé que el número total de animales sacrificados en 2025 sea un 7,5 % inferior al registrado el año anterior en el conjunto de la Unión. No obstante, esta disminución podría compensarse parcialmente por un mayor peso al sacrificio, siempre que el mercado siga siendo atractivo y los costes del cebo se mantengan bajos.
Comercio exterior
Desde 2018, las exportaciones españolas de productos ganaderos han experimentado una transformación clara en su composición y en los destinos a los que se dirigen. La carne fresca ha mostrado una tendencia ascendente constante, especialmente a partir de 2021, con incrementos progresivos que la han llevado a superar las 36 mil toneladas anuales equivalentes en canal. Este producto se ha consolidado como el principal componente del comercio exterior del sector.
Las exportaciones de animales vivos han evolucionado de forma más irregular, aunque con una recuperación sostenida en los últimos años. Tras ciertas fluctuaciones, los envíos se han reducido tras el máximo de 2024 y se sitúan por encima de las 25 mil toneladas anuales, pero siguen manteniendo una presencia destacada en los mercados internacionales.
En sentido opuesto, la carne congelada ha registrado una caída continua desde mediados de 2022. El descenso ha sido progresivo y pronunciado, reduciéndose a menos de la mitad en apenas dos años. Actualmente, las exportaciones de esta categoría se sitúan por debajo de las 11 mil toneladas anuales.
En el último año, las exportaciones de animales vivos y carne han experimentado un cambio de rumbo claro: el Norte de África ha pasado a ser el destino más dinámico, desplazando a regiones que hasta hace poco concentraban buena parte del comercio, como Oriente Próximo o el Reino Unido.
Este cambio se explica, en gran medida, por la grave sequía que afecta tanto a Marruecos como a Argelia, que ha reducido drásticamente la producción ganadera local y ha obligado a ambos países a aumentar sus importaciones. En el caso de Marruecos, tradicionalmente se importaba carne congelada, pero en 2023 un cambio en la política comercial del país dio prioridad a la importación de animales vivos, lo que disparó las exportaciones españolas en este segmento. La persistencia de la sequía durante 2024 ha acentuado aún más esta tendencia.
Por su parte, Argelia ha activado sus importaciones de carne en 2024 debido a la necesidad urgente de abastecer el mercado interno ante el fuerte impacto de la sequía sobre su producción ganadera, aprovechando la normalización de las relaciones comerciales tras el breve conflicto diplomático. En apenas unos meses, Argelia se ha convertido en uno de los principales destinos de la carne española, con un crecimiento destacado tanto en valor como en volumen.
Mientras tanto, Oriente Próximo, donde la competencia con Oceanía es mayor, ha reducido de forma importante su demanda, especialmente en países como Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos, donde las exportaciones han caído más del 70 %. Esta caída contrasta con el repunte observado en el Norte de África, que ha absorbido buena parte del flujo que antes se dirigía a esa región.
La Unión Europea sigue siendo un mercado estable, aunque muestra ciertos signos de estancamiento. Las exportaciones de carne han aumentado en valor, pero han disminuido en volumen, lo que podría reflejar una transición hacia productos de mayor valor añadido. En este contexto, la carne fresca mantiene su posición, mientras que la congelada retrocede un 6 % y representa ya solo el 23 % del total de nuestras exportaciones al mercado comunitario. Francia, Italia y Portugal se consolidan como destinos sólidos, mientras que Alemania y el Reino Unido registran una evolución a la baja. En conjunto, las exportaciones cárnicas del sector a la UE en los últimos 12 meses alcanzaron los 239 millones de euros, con un aumento de valor (+20 millones) pero una leve caída en volumen (-515 toneladas). Esto indica una tendencia hacia productos de mayor valor añadido o un efecto de los precios.
Francia se mantiene como el principal comprador, con cerca de 147 millones de euros, aunque con una ligera caída en volumen. Le siguen Italia y Portugal, que presentan crecimientos estables tanto en valor como en cantidad. Grecia, por su parte, destaca por su fuerte aumento, con un 78 % más en valor.
En contraste, países como Alemania y el Reino Unido muestran retrocesos importantes. Alemania redujo sus importaciones un 24 % en valor, y el Reino Unido un 43 %, con una caída del 64 % en volumen, reflejando una pérdida clara de demanda.
En cuanto a los animales vivos, la UE creció levemente en valor, pero el volumen cayó. Alemania, Italia y Portugal aumentaron sus compras, mientras que Francia y Hungría retrocedieron de forma notable.
El comportamiento de los precios está permitiendo que el saldo comercial mejore en este último año y que se coloque como el más alto de la serie histórica. Durante la campaña 2024/25, las exportaciones alcanzaron los 575,6 millones de euros, mientras que las importaciones se situaron en 97,6 millones, lo que arroja un superávit comercial de 478 millones de euros. Esta cifra no solo supone un repunte respecto al ejercicio anterior, sino que también supera con creces los saldos positivos de campañas anteriores, consolidando una tendencia favorable para el sector exportador.
Al mismo tiempo, el volumen de exportaciones de carne, que se mantiene estable en torno a las 47 mil toneladas, está contribuyendo a compensar el fuerte descenso del consumo en el mercado español.
En este contexto, la capacidad de mantener activas las exportaciones se vuelve clave para sostener la viabilidad del sector, especialmente en un escenario de producción menguante, que ha caído de forma progresiva desde la campaña 2021/22 y se sitúa actualmente por debajo de las 100 mil toneladas.
Aunque inicialmente parecía que la caída del consumo interno se había moderado tras el fuerte retroceso de 2023, lo cierto es que la demanda nacional ha pasado de más de 76 mil toneladas en 2021/22 a poco más de 63 mil en la presente campaña, lo que supone una reducción acumulada del 18 %.
Además, el consumo de carne en los hogares continúa a la baja, y todo indica que el ritmo de descenso se ha intensificado en lo que va de 2025. Según los últimos datos disponibles, entre enero y marzo el consumo se ha reducido en más de un 7 % (ver gráfica), acelerando una tendencia negativa que se arrastra desde años anteriores. Esta caída no solo persiste, sino que se acentúa, situando el consumo en niveles históricamente bajos.
Esto representa una caída del consumo de 21% en el primer trimestre de 2025 respecto al mismo trimestre del año anterior, algo que se repite en el extradomestico, que cae un 18 % en el mismo periodo.
Aunque la caída del consumo de carne ovina responde a múltiples factores, sin duda se ha visto agravada por el aumento de precios, comparable únicamente al comportamiento de la carne de vacuno. Sin embargo, esta última no muestra señales de debilitamiento: no solo resiste, sino que continúa creciendo. La buena marcha de la economía y el dinamismo del turismo siguen impulsando el consumo del resto de las carnes, mientras que la ovina continúa rezagada, afectada por otros condicionantes.