
06 August 2025
Aunque aún no son muchas las personas que han oído hablar del guayule, este arbusto originario de las zonas desérticas de Centroamérica está empezando a entrar con cierta fuerza el sector agroindustrial. También en el español ¿La razón? Produce caucho natural de alta calidad con un cultivo sostenible que tolera calor extremo y suelos pobres, y además tiene múltiples aplicaciones industriales y médicas.
En un contexto de cambio climático y búsqueda de alternativas renovables, el guayule cobra protagonismo como nuevo cultivo de interés en para el agro español.
Su implantación, especialmente en comunidades como Castilla-La Mancha, está siendo promovida por instituciones como la Secretaría General de Recursos Agrarios del Ministerio de Agricultura, que ya ha apoyado proyectos experimentales y visitas técnicas para evaluar su potencial agronómico y económico.
Qué es el guayule
El guayule (Parthenium argentatum) es un arbusto perenne, originario del desierto de Chihuahua, en el norte de México y el suroeste de Estados Unidos. Pertenece a la familia de las asteráceas, al igual que el girasol o la manzanilla.
Se trata de una planta leñosa ramificada, de porte bajo, follaje gris plateado y flores pequeñas amarillas, que puede alcanzar alrededor de 60-120 cm de altura en la madurez.
Adaptado a condiciones climáticas extremas, el guayule crece en zonas semiáridas con escasas precipitaciones y altas temperaturas
Destaca por su capacidad para producir caucho natural a partir de su tallo y raíces, a diferencia del árbol del caucho (Hevea brasiliensis), que lo genera en forma de látex. Convirtiéndolo, además, en una fuente hipoalergénica de este material.
Para qué se utiliza el guayule
Aunque durante años fue una planta poco conocida fuera de su hábitat natural, el guayule ha captado el interés de muchos países por su enorme potencial y sus diferentes aplicaciones industriales, médicas y biotecnológicas. Aclaramos aquí que no es una planta comestible, ni se utiliza como alimento.
El interés por el guayule se centra en los productos de alto valor añadido que se obtienen de él, principalmente el caucho y el látex natural.
– Caucho natural para neumáticos
La principal aplicación del guayule es la producción de caucho natural, un material fundamental para la fabricación de neumáticos y otros productos industriales. Como hemos mencionado, es una fuente de caucho natural, que además, es hipoalergénico. Es decir no contiene las proteínas responsables de las alergias al látex.
Diversas empresas, entre ellas Bridgestone, han desarrollado prototipos de neumáticos fabricados con guayule, aprovechando su resistencia, elasticidad y comportamiento térmico. De hecho, pretende establecer una producción comercial total de caucho natural derivado del guayule para 2030.
– Otros bioproductos
Además del caucho y las aplicaciones biomédicas, el guayule ofrece materias primas para la producción de bioplásticos, resinas, adhesivos y otros bioproductos que contribuyen a la economía circular y la reducción del uso de plásticos derivados del petróleo.
Su cultivo también genera biomasa, que puede emplearse como fuente de energía renovable o como materia orgánica para mejorar suelos agrícolas, potenciando un modelo agrícola más sostenible y diversificado.
– Potencial biomédico
El guayule no solo es valioso por su caucho, sino también por las resinas y compuestos químicos que contiene, que están siendo objeto de estudio por sus posibles propiedades antiinflamatorias, antialérgicas e incluso anticancerígenas.
Estudios en México y España han explorado estas aplicaciones. Por ejemplo, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han analizado la resina del guayule y encontraron que contiene compuestos que actúan como antiinflamatorios naturales y poseen potencial para aliviar síntomas de enfermedades como la artritis o alergias crónicas.
Además, han identificado dos compuestos, Argentatina A y B, que en estudios con animales reducen significativamente el tamaño de tumores sin efectos tóxicos hasta un 80 %.
En España, el Instituto Técnico Agronómico Provincial (ITAP) de Albacete en colaboración con la Asociación contra el Sarcoma de Ewing lidera investigaciones sobre compuestos bioactivos presentes en la resina del guayule, como terpenos y otros fitoquímicos, por sus posibles aplicaciones terapéuticas en el tratamiento de este tipo de cáncer raro.
Por qué está tan de moda el guayule
Su popularidad se debe a una combinación de factores ambientales, económicos e industriales que encajan con los desafíos actuales del sector agroalimentario.
- Adaptación al cambio climático: el guayule es una especie extremadamente resiliente que tolera la sequía, las altas temperaturas y crece en suelos pobres, sin necesidad de grandes insumos hídricos ni fertilizantes intensivos. Estas características lo hacen especialmente interesante para zonas semiáridas.
- Sostenibilidad: a diferencia del caucho tradicional extraído del Hevea brasiliensis, que crece exclusivamente en climas tropicales húmedos, el guayule puede cultivarse en climas mediterráneos, reduciendo la dependencia de importaciones y la presión sobre los ecosistemas tropicales. Su cultivo abre nuevas posibilidades para diversificar cultivos, mejorar la rentabilidad de zonas marginales y aprovechar tierras infrautilizadas.
- Suplir la demanda global de caucho: en 2025, la producción global de caucho volverá a quedarse corta, según la Asociación de Países Productores de Caucho Natural (ANRPC). El guayule se perfila como una alternativa estratégica para ayudar a abastecer la creciente demanda mundial de caucho natural, especialmente en sectores como el del automóvil, donde el consumo no deja de crecer.
- Rentabilidad y economía circular: además del caucho, la planta produce resina con alto valor farmacéutico y deja un bagazo leñoso que puede convertirse en bioenergía. Un único cultivo, tres flujos de ingresos y costes de riego muy bajos.
El cultivo del guayule en España
En los últimos años en España, y especialmente en Castilla La Mancha, el cultivo del guayule ha ido ganando terreno.
- Castilla-La Mancha, región pionera
Diversas iniciativas públicas y privadas han impulsado la introducción experimental y la evaluación agronómica del guayule. Las condiciones agroclimáticas de la región, con veranos secos, suelos pobres y temperaturas extremas, son ideales para esta planta.
El Instituto Técnico Agronómico Provincial (ITAP) de Albacete lidera varios ensayos con variedades adaptadas al clima mediterráneo, centrados en optimizar la producción de caucho y estudiar la viabilidad de su cultivo a escala comercial.
Además, el Gobierno regional de Castilla-La Mancha, junto con el Ministerio de Agricultura y la Secretaría General de Recursos Agrarios, ha puesto en valor el guayule como cultivo emergente de alto interés estratégico, por su capacidad de adaptación y su potencial industrial.

Hace unas semanas, la propia secretaria General de Recursos Agrarios del Gobierno de España, Ana Rodríguez, visitó una explotación experimental en Santa Cruz de la Zarza (Toledo), que ensaya la extracción simultánea de caucho, látex y bioplaguicidas, destacando el potencial del guayule para generar valor añadido y diversificar el campo castellano-manchego.
Las primeras observaciones indican que la planta crece bien bajo el intenso sol de Toledo y soporta la falta de riego, confirmando su idoneidad para climas secos.
Otra ventaja es su perennidad, ya que el guayule puede rebrotar año tras año. Tras la siembra inicial, se puede podar la planta anualmente para extraer látex y vuelve a crecer, sobreviviendo entre 10 y 15 años antes de renovar la plantación. Esto supone que, una vez establecido el cultivo, se podría cosechar caucho cada temporada sin tener que replantar continuamente, reduciendo costes operativos.
El interés se expande más allá de la región. El ITAP coordina nuevas siembras en Fuentidueña de Tajo (Madrid) para probar materiales genéticos de ciclo corto y acercar la producción a los polos logísticos de la A-3.
Cómo se cultiva el guayule
El guayule es un cultivo rústico y de bajo mantenimiento, ideal para zonas con condiciones difíciles. Algunas de sus características de cultivo son:
- Clima ideal: se adapta a climas áridos o semiáridos, con temperaturas altas y muchas horas de sol. Tolera bien la sequía y las oscilaciones térmicas
- Tipo de suelo: no necesita suelos fértiles. Se desarrolla en terrenos pedregosos, calizos o incluso marginales, siempre que estén bien drenados.
- Necesidades hídricas: bajo consumo de agua. Puede prosperar con entre 300 y 500 mm de precipitación anual. En condiciones óptimas, se puede apoyar con riego por goteo.
- Plagas y enfermedades: presenta baja incidencia, lo que reduce la necesidad de tratamientos fitosanitarios.
- Siembra: Generalmente por semilla, aunque también se estudia la propagación por esquejes.
- Época recomendada: finales de primavera o inicios de verano, cuando no hay riesgo de heladas.
- Cosecha: se realiza entre el segundo y tercer año, con maquinaria específica que corta los tallos, dejando la raíz intacta. El material recolectado se somete después a procesos de extracción de caucho y resinas.
- Duración del ciclo: es una planta perenne. Comienza a producir caucho a partir del segundo o tercer año y puede mantenerse en producción hasta 4–5 años sin necesidad de replantar.
- Recolección: se realiza mediante corte mecánico del arbusto completo, normalmente a ras de suelo.
Además, el guayule mejora la estructura del suelo, reduce la erosión y requiere menos insumos que otros cultivos intensivos. Puede integrarse fácilmente en esquemas de rotación agrícola, y su biomasa residual puede destinarse a compost, bioenergía o mejora de suelos.

Conclusión: el futuro del guayule
El guayule se perfila como un cultivo estratégico y sostenible para responder a los retos actuales del sector agroalimentario. Su bajo consumo hídrico, resistencia al clima extremo y múltiples aplicaciones industriales lo convierten en una alternativa real al caucho tradicional y en una oportunidad para revitalizar zonas rurales.
Aunque su cultivo en España aún está en fase inicial, el interés público y privado sigue creciendo. Con apoyo a la investigación, inversión y desarrollo industrial, el guayule puede jugar un papel clave en una agricultura más resiliente y en una bioeconomía circular.