
05 September 2025
La ganadería regenerativa combina pastoreo planificado con regeneración de suelos para crear sistemas productivos que capturan carbono, restauran biodiversidad y aumentan rentabilidad. No es una utopía, es ciencia aplicada con resultados medibles.
La ganadería, como cualquier actividad productiva, tiene asociadas implicaciones ambientales como emisiones, uso de recursos hídricos o gestión del suelo, que varían en función del sistema de producción. Estos retos están impulsando la búsqueda de modelos alternativos que aporten soluciones sostenibles, como la ganadería regenerativa.
Sin embargo, frente a este diagnóstico, está emergiendo con fuerza una alternativa que no solo busca reducir el impacto de la actividad ganadera, sino regenerar los ecosistemas donde se desarrolla.
España, donde la desertificación amenaza al 74 % del territorio y miles de ganaderos luchan por sobrevivir económicamente, este modelo está demostrando que es posible producir alimentos de calidad mientras se regenera el paisaje.
Qué es exactamente la ganadería regenerativa
La ganadería regenerativa es un modelo holístico de producción que se inspira en los patrones naturales de pastoreo. Su objetivo es no solo minimizar la huella ambiental, sino también aprovechar el manejo del ganado como herramienta para mejorar la salud del suelo, favorecer la biodiversidad y potenciar los servicios ecosistémicos.
Su objetivo principal es restaurar la salud del suelo, aumentar la biodiversidad, capturar carbono atmosférico y fortalecer la resiliencia del paisaje frente al cambio climático, mientras produce alimentos de alta calidad nutricional.
Mientras que la ganadería convencional, especialmente en sus formas más intensivas, se apoya en insumos externos como piensos, fertilizantes o maquinaria para garantizar una producción estable y eficiente de alimentos, la ganadería regenerativa plantea un enfoque complementario, que busca integrar de manera más directa al ganado en los ciclos naturales y potenciar los procesos ecológicos del entorno.
Principios básicos de la ganadería regenerativa
La ganadería regenerativa se basa en un conjunto de principios ecológicos y de manejo que persiguen un objetivo común. Más que una técnica concreta, la ganadería regenerativa es un sistema de gestión que considera la finca como un organismo vivo.
El suelo es el corazón del sistema. Se busca aumentar su fertilidad, retención de agua y contenido de materia orgánica. Esto se logra mediante el pastoreo racional, el descanso adecuado de las parcelas y la cobertura permanente del terreno con vegetación o materia orgánica.
Aunque existen distintas escuelas y metodologías, hay ciertos pilares que son ampliamente compartidos por quienes practican este modelo:
– Pastoreo rotativo planificado
En lugar de dejar al ganado pastando libremente por largos periodos, se controla el tiempo y área de pastoreo. El ganado se mueve de forma controlada entre parcelas para imitar la dinámica de los herbívoros salvajes. Esto permite que las plantas se recuperen, estimula el crecimiento radicular y evita el sobrepastoreo, uno de los grandes causantes de erosión y compactación del suelo.
- Se usan cercas móviles, pastores eléctricos y un calendario adaptado a la pluviometría y a la regeneración del forraje.
- En muchas fincas se integran vacas, ovejas y aves para aprovechar mejor los recursos y mejorar la fertilización natural del terreno.
– Alta densidad en intervalos corto
Al concentrar temporalmente muchos animales en un área pequeña, se logra un impacto beneficioso: los animales podan y pisotean la vegetación de manera uniforme, fertilizan el suelo con su estiércol y orina, y estimulan el rebrote de las plantas.
Después, se retiran para que la parcela se regenere. Este método potencia la fotosíntesis de la pradera, que es el mecanismo natural más eficiente para fijar carbono en el suelo.
– Aumento de la cobertura vegetal
Se busca mantener el suelo siempre cubierto de vegetación, ya sea por vegetación viva o por restos vegetales, (pastos, cultivos de cobertura, rastrojos, etc.) Con el fin de protegerlo de la erosión, conservar la humedad y albergar biodiversidad.
Se fomentan pastos perennes, especies nativas o cultivos de cobertura. Además, se evita labrar el suelo, y se promueve el manejo sin laboreo o con mínima intervención.
–Integración de árboles y diversificación
La ganadería regenerativa a menudo incorpora sistemas silvopastoriles (arboles con pastos) y policultivos. Incorporar árboles y arbustos en el sistema ganadero aporta múltiples beneficios como sombra para el ganado, producción de biomasa, mejora del microclima, refugio para fauna auxiliar y fijación de carbono en el suelo.
También, se promueve una mayor diversidad de plantas, con arbustos, fauna silvestre y plantas forrajeras, mezclando gramíneas, leguminosas y especies autóctonas para un ecosistema más resiliente y una mejor dieta para el ganado.
– Reducción de insumos externos
Otra característica es minimizar o eliminar el uso de insumos químicos (fertilizantes sintéticos, pesticidas...) y de piensos importados.
En su lugar se utilizan compost, biofermenetos, abonos naturales y suplementos minerales específicos solo cuando es estrictamente necesario. Estos mejoran la actividad microbiológica del suelo sin contaminar aguas subterráneas ni degradar la tierra.
El objetivo es que el propio ecosistema provea los nutrientes, mediante estiércol, compostajes, rotación de leguminosas fijadoras de nitrógeno.... y que los animales se alimenten principalmente de pasto local.
– Monitoreo y adaptación continua
No hay una receta única. Los ganaderos regenerativos suelen hacer un seguimiento constante de la salud del suelo, la biodiversidad, el estado de los pastos y la respuesta del ganado. Esto permite tomar decisiones basadas en datos reales y adaptar el manejo a cada ciclo estacional.
Algunas fincas ya aplican tecnología de sensores, drones o análisis de microbiología del suelo para medir su impacto y tomar mejores decisiones.

Cómo se lleva a cabo la ganadería regenerativa
Vamos a lo práctico, porque aquí es donde muchos ganaderos piensan: "Muy bonito", pero ¿cómo se hace?".
Poner en marcha un modelo regenerativo no exige reinventar la granja, sino reordenar sus rutinas a partir de un buen diagnóstico.
El sistema requiere planificación detallada del pastoreo, infraestructura móvil para crear parcelas temporales y observación constante del estado de pastos y suelo . No olvidemos que es una gestión activa, no pasiva.
- Diagnóstico del ecosistema: el primer paso es observar y entender el estado del suelo, la vegetación, la disponibilidad de agua, el clima local y la capacidad de carga del terreno. Esta evaluación permite diseñar un plan de manejo adaptado a cada finca.
- Planificación detallada: la planificación de la rotación es el corazón del sistema. La finca se divide en parcelas o potreros pequeños, de media hectárea a tres, según la topografía, para mover a los animales regularmente entre ellos. El tiempo de ocupación y de descanso de cada parcela se calcula en función de la carga ganadera, la estación del año y el estado del pasto.
- Uso de cercas móviles y sistemas de agua eficientes: el pastoreo rotacional se apoya en el uso de cercas eléctricas móviles y bebederos portátiles, lo que permite trasladar fácilmente al ganado y sin causar estrés ni esfuerzo excesivo.
- Fomento la cobertura vegetal permanente: hay que mantener el suelo cubierto durante todo el año, con pasto vivo, residuos vegetales o cultivos de cobertura. La ganadería regenerativa se puede combinar con cultivos y sistemas agroforestales. Por ejemplo, mezclar gramíneas, leguminosas y herbáceas aporta fibra, proteína y flores para polinizadores, además de fijar nitrógeno sin abono químico.
- Aumentar la diversidad biológica: la diversidad es una herramienta clave en los sistemas regenerativos. Se fomenta la presencia de distintas especies de plantas, que mejoran la nutrición animal y la salud del ecosistema.
- Monitoreo constante del suelo y de la vegetación: es una práctica esencial en la ganadería regenerativa, ya que implica una observación atenta y continua del ecosistema para entender su estado y evolución. Se observan indicadores como la biomasa y calidad del pasto, infiltración de agua, presencia de fauna beneficiosa, compactación del suelo y niveles de materia orgánica.
El reglamento de la nueva PAC exige anotar cada entrada y salida del rebaño en el Cuaderno Digital de Explotación en los quince días posteriores al pastoreo, mantener al menos 120 días de pastoreo anual y respetar intervalos de carga.
La formación continua marca la diferencia entre experimentar a ciegas y acelerar la curva de aprendizaje. Muchos productores participan en jornadas, cursos, redes de intercambio y experiencias colaborativas donde comparten aprendizajes y dudas. Redes como Agricultura Regenerativa Ibérica (ARI) ofrecen cursos, mentorías y visitas a fincas demostrativas.
Beneficios de la ganadería regenerativa
La adopción de prácticas regenerativas conlleva múltiples beneficios, que abarcan desde mejoras ecológicas hasta ventajas productivas y económicas:
- Mejora la salud del suelo: la ganadería regenerativa revitaliza la vida del suelo. Aumenta la materia orgánica, la porosidad y los nutrientes disponibles gracias al descanso de los pastos y al aporte constante de estiércol. Según estudios recientes, estas prácticas pueden incrementar el contenido de materia orgánica del suelo en un 3–7 % en pocos años, lo que mejora la fertilidad y la capacidad de retener agua hasta en un 30 %.
- Aumenta la biodiversidad: la regeneración del paisaje va acompañada del regreso de múltiples especies vegetales y animales. Pastos nativos, insectos polinizadores, aves, mamíferos y microorganismos del suelo reaparecen cuando se restauran las condiciones naturales. Esta diversidad no solo enriquece el ecosistema, sino que también aporta equilibrio y resistencia frente a plagas o enfermedades.
- Reduce los costes y aumenta la rentabilidad: al disminuir el uso de insumos externos los ganaderos reducen significativamente sus gastos operativos. A largo plazo, el sistema se vuelve más autosuficiente y estable, lo que mejora la rentabilidad sin depender de subvenciones ni de mercados externos volátiles.
- Captura carbono y combate el cambio climático: los pastos bien manejados actúan como sumideros de CO2. A través de la fotosíntesis y el aumento de materia orgánica, el carbono atmosférico queda almacenado en el suelo
- Mejora el bienestar animal: los animales criados bajo este modelo viven en condiciones más naturales, al aire libre, con acceso constante a pastos frescos, sin estrés por confinamiento y con un entorno más limpio. Esto no solo mejora su salud, sino también la calidad de los productos finales como la carne o la leche.
- Productos de calidad y nuevos mercados: los productos producidos bajo esquemas regenerativos suele posicionarse como productos sostenibles y de alta calidad, lo que abre oportunidades de mercado. Consumidores cada vez más conscientes valoran que sus alimentos provengan de sistemas respetuosos con el medio ambiente y el bienestar animal.
Por qué ahora parece estar de moda la ganadería regenerativa
La confluencia de crisis climática, económica y rural, junto con evidencia científica sólida y casos de éxito visibles, ha creado el momento perfecto para esta revolución ganadera.
En España, la ganadería regenerativa ha pasado en pocos años de ser casi desconocida a aparecer en fincas pioneras por todo el país y en estrategias de sostenibilidad agroalimentaria.
Al igual que ocurrió con la agricultura regenerativa, que hace apenas unos años era poco conocida y hoy protagoniza congresos, reportajes y políticas públicas, la ganadería regenerativa comienza a ocupar un lugar central en los debates sobre el futuro del campo.
La idea suena simple, pero está calando: casi 400 explotaciones españolas se han sumado en los dos últimos años a programas de formación y mentorización sobre pastoreo regenerativo.
España cuenta con más de 20 millones de hectáreas de pastos y matorrales (dehesas, praderas, monte bajo). Gran parte de estas tierras sufrieron décadas de sobreexplotación o abandono, perdiendo productividad y biodiversidad. No es casualidad que comunidades autónomas con tradición de ganadería extensiva como Extremadura, Andalucía, Castilla La Mancha, Castilla y León o País Vasco estén viendo un interés creciente en este modelo.
La nueva Política Agraria Común (PAC) empuja en la misma dirección. Los eco‑regímenes de pastoreo extensivo pagan entre 35 y 54 € por hectárea extra a quien mantenga el ganado rotando y cuide la biodiversidad del pasto.
Además de sus beneficios ambientales, la existencia de casos prácticos exitosos y proyectos demostrativos, tanto en España como en otros países, aporta evidencia real sobre su eficiencia productiva y rentabilidad.

La ganadería regenerativa en España
España, que se sitúa entre los mayores productores y exportadores de carne de cerdo de Europa, ha basado gran parte de su desarrollo ganadero en modelos intensivos con un fuerte impacto ambiental.
En los últimos años, la ganadería regenerativa ha ido ganando terreno en España, especialmente en regiones con tradición agroganadera como Extremadura, Andalucía, Castilla y León, Cataluña y partes del norte peninsular. Algunos casos destacados que ejemplifican el éxito de la ganadería regenerativa en España son:
Finca Casablanca en Extremadura
Con unas 400 hectáreas de encinas, alcornoques, matorral mediterráneo y pastos naturales, esta explotación combina de forma ejemplar la cría ecológica de vacuno y cerdo ibérico con prácticas regenerativas como el pastoreo rotacional, el manejo holístico del forraje y el uso de compost elaborado in situ.
Además del componente ganadero, Casablanca ha diversificado su actividad productiva con la extracción sostenible de corcho, la apicultura ecológica y la producción de olivar en ecológico.
Finca Planeses (Girona)
Ubicada en la Garrotxa (Girona), Planeses es un referente nacional en agricultura y ganadería regenerativa. Esta finca de 70 hectáreas combina el pastoreo rotacional de vacas y aves con producción hortícola, uso de compostaje local y manejo holístico del paisaje.
Gracias a estas prácticas, han mejorado la fertilidad del suelo, aumentado la biodiversidad y reducido su huella ambiental. Además, colaboran con centros de investigación como el CREAF, demostrando que es posible producir de forma rentable y regenerativa a la vez.
Valle del Conde en Córdoba
Situada en Luque, dentro del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, Valle del Conde ha sido reconocida como el “olivar más sostenible de España”, gracias a su modelo de agroganadería regenerativa
Desde 2019, combinan pastoreo rotativo de ovejas, uso de vegetación autóctona y minimización de insumos sintéticos para mejorar la salud del suelo y la biodiversidad. Además, funcionan como centro de formación e investigación en agricultura regenerativa, demostrando un equilibrio entre producción y conservación ambiental.
Programa RAW de EIT Food
Además existen diferentes iniciativas como el Programa RAW! (Regenerative Agriculture Works) de EIT Food. Una iniciativa europea destinada a promover la transición hacia la agricultura y ganadería regenerativa. Desde su lanzamiento en 2020, ha capacitado a más de 2.500 agricultores en prácticas regenerativas, incluyendo pastoreo rotacional, compostaje, siembra de cobertura y reducción del uso de insumos químicos.
Según EIT Food, en España podrían capturarse hasta 34 millones de toneladas de CO₂ al año mediante prácticas regenerativas, lo que equivale al 15 % de las emisiones anuales del país.
Granja Zael en Burgos
Fundada hace seis años por Andrés Gómez y Mario Hernando, la granja aplica el manejo holístico, imitando el comportamiento natural de las grandes manadas de herbívoros salvajes.
Este enfoque permite que el ganado recorra los campos, limpiándolos de maleza y favoreciendo la regeneración del suelo sin el uso de piensos. Actualmente, Granja Zael comercializa carne 100% de pasto, destacando por su alto contenido en omega-3 y un sabor intenso. La demanda de sus productos ha crecido significativamente, y la granja ha ampliado su producción a más de 200 cabezas de ganado.
La ganadería regenerativa demuestra que es posible producir alimentos de alta calidad mientras se recuperan suelos, se captura carbono y se protege la biodiversidad. Más que una moda, es una solución viable y rentable que está transformando el campo español, ofreciendo un camino sostenible frente a los retos ambientales y económicos actuales.