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Informe mercado porcino – 2.º Cuatrimestre de 2025: reajustes y oportunidades

06 June 2025
Comercio Exterior
Economía Agroalimentaria
En 2025, el porcino mundial resiste la incertidumbre con leve alza; España ajusta producción, pero gana impulso por consumo interno y diversificación global
Granja porcina.

06 June 2025

Resumen ejecutivo

El mercado global del cerdo en 2025 atraviesa una fase de recuperación moderada tras los ajustes sufridos en el segundo semestre del año pasado. Aunque se observan señales de reactivación, persiste un clima de cautela debido al impacto prolongado del conflicto arancelario.

En Estados Unidos, los precios han registrado un importante repunte, impulsados por una oferta más limitada y una demanda interna que comienza a fortalecerse. En China, en cambio, el mercado muestra una evolución más contenida: tras los récords históricos alcanzados en años anteriores, los precios se han corregido y tienden ahora hacia una relativa estabilidad.

A escala mundial, el informe USDA de abril prevé un ligero crecimiento de la producción de carne porcina crecerá ligeramente (0,2 %), así como el empuje exportador de Brasil y el aumento de la demanda en el Sudeste Asiático.

En Europa, la situación comienza a estabilizarse tras varios años de caídas en la producción. Como consecuencia de la oferta limitada —y pese al aumento del peso al sacrificio— los precios están creciendo en los principales mercados. Esta tendencia podría estimular la producción en países como España, que se mantiene como el principal productor de la región y el tercero a escala mundial.

Destaca también el fuerte incremento de la producción en países como Polonia, Rumanía y Hungría, impulsado por notables mejoras en eficiencia productiva derivadas de inversiones en tecnología y sanidad animal.

España busca hacer frente a un panorama internacional incierto con una clara apuesta por la diversificación hacia mercados asiáticos. Esta estrategia está permitiendo amortiguar la caída de las exportaciones hacia Europa, que sigue siendo el principal destino de  nuestras exportaciones.

En el ámbito nacional, el consumo ha aumentado un 3,5 %, gracias al crecimiento de la población y de la economía. También han influido la relativa estabilidad de los precios para el consumidor y el encarecimiento de la carne de vacuno, que ha hecho más atractiva la de cerdo.

Mientras tanto, el sector empresarial acelera su transformación: crece la concentración y la verticalización entre los grandes grupos, en un intento por ganar eficiencia, rentabilidad y reforzar su posición frente a los desafíos globales.

Situación internacional

En 2025, el precio del cerdo vive una recuperación tras un 2024 marcado por la caída de cotizaciones y el ajuste en la producción. Estados Unidos destaca con un alza importante en el mes de abril, lo que coloca los precios más de un 100 % en Iowa por encima de los mínimos de enero año anterior, impulsado por una menor oferta y una mejora en la demanda interna. En Europa, España y Alemania consolidan una recuperación gracias a una creciente tensión entre producción y consumo. En el caso español, los precios han subido más de 20 céntimos por kilo desde diciembre, aunque siguen por debajo de los récords de 2023.

China, que en 2024 registró precios extraordinarios —más de 275 céntimos por kilo en agosto—, ha corregido a la baja y ahora se estabiliza cerca de los 178 céntimos. En Brasil, el precio también ha retrocedido y ronda los niveles de principios de 2023, tras perder impulso exportador.

 

 

La coyuntura actual del mercado, marcada por señales de estabilización en varios países clave, está influyendo directamente en la mejora de las proyecciones para la producción mundial de carne de cerdo.

Según el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA), que actualizó en abril de 2025 sus estimaciones sobre el mercado mundial de carne de cerdo , la producción global alcanzaría las 116,680 mil toneladas el próximo año. Esto representa un leve incremento del 0,2 % frente a 2024, y supone una revisión significativa respecto a la previsión de octubre pasado, cuando se proyectaba una caída del 0,8 %.

El ajuste al alza refleja un entorno más favorable de lo anticipado seis meses atrás. Sin embargo, no todos los indicadores acompañan esta tendencia. La nueva proyección para la producción de animales vivos muestra una evolución inversa: si en octubre se esperaba un aumento del 0,26 %, ahora se prevé una contracción del 0,3 %.

Este retroceso se explica, en buena medida, por la revisión a la baja del censo de cerdas reproductoras. El USDA estimaba un crecimiento del 0,46 % en octubre, pero ahora prevé una disminución del 1,4 %.

La situación en China, el principal productor mundial, es determinante: aunque su volumen total de producción se mantendría casi inalterado —57.110 mil toneladas en 2025 frente a 57.160 mil en 2024—, se espera una fuerte reducción en el número de cerdas. El fenómeno responde tanto a una mayor productividad por animal como a la baja rentabilidad que sigue afectando a muchas explotaciones pequeñas, lo que está acelerando su salida del mercado.

 

 

En América del Norte, la producción crecería un 1 %, aunque este ritmo es menor al previsto en octubre. La moderación refleja el impacto de la incertidumbre generada por las nuevas políticas comerciales de la Administración Trump, así como el temor a posibles represalias internacionales y a un freno en el consumo interno.

La Unión Europea también mostraría una contracción, aunque más leve de lo que se proyectaba anteriormente. Entre 2024 y 2025, la producción porcina caería un 0,9 %, en lo que parece ser una señal de que el proceso de ajuste estructural del sector comienza a estabilizarse.

En el Sudeste Asiático, la recuperación continúa con fuerza. Se estima un aumento del 2,2 % en la producción para 2025, ligeramente por encima de las proyecciones de hace seis meses. Países como Vietnam y Filipinas están viendo los frutos de mejoras en sanidad animal y capacidad productiva.

Sudamérica se posiciona como una de las regiones con mejor desempeño proyectado. El USDA prevé un crecimiento del 2,5 %, impulsado en gran medida por Brasil, que continúa expandiendo su capacidad exportadora y afianzando su posición en los mercados internacionales.

En el otro extremo, el Este de Asia enfrentaría una leve contracción del 1 %. La revisión a la baja es más pronunciada que en octubre, y evidencia un estancamiento más profundo de lo previsto en Japón y Corea del Sur.

 

 

En conjunto, las nuevas estimaciones del USDA apuntan a un mercado global más ajustado y con menos excedentes disponibles para el comercio. La región sudamericana gana protagonismo como proveedora clave, mientras que Asia —especialmente el Sudeste Asiático— se consolida como un polo de demanda. Al mismo tiempo, los saldos más bajos en Europa y Norteamérica pueden reducir su margen exportador y generar presiones internas. Todo esto configura un panorama en el que las oportunidades y los desafíos estarán marcados esta campaña por las consecuencias que la guerra comercial abierta tendrá sobre la demanda y el comercio.

 

 

Por ahora, el informe del USDA prevé que las importaciones mundiales de carne de cerdo se mantendrán prácticamente estables en 2025, con un leve aumento del 0,1 % respecto a 2024. No obstante, esta aparente estabilidad global esconde movimientos importantes a nivel nacional.

México se consolidará como el segundo mayor importador mundial, con un crecimiento del 2 % interanual, impulsado por el aumento sostenido del consumo, que supera la capacidad de crecimiento de su producción local. Japón, en cambio, reducirá sus compras en un 1,8 %, reflejando una estabilización en el consumo y una preferencia creciente por cortes congelados más económicos, en un mercado donde la producción local sigue estancada.

China, que fue el gran protagonista en años anteriores, continúa su repliegue como importador. Tras la fuerte caída del 37 % en 2024, se espera un leve descenso adicional en 2025. Esta evolución confirma una transformación estructural del mercado chino, donde la producción interna ha logrado equipararse al consumo gracias a mejoras de eficiencia.

En el Sudeste Asiático, Filipinas y Vietnam destacan por un marcado incremento en sus importaciones debido a un consumo en alza que supera la oferta interna. Singapur también aumentará sus compras, dada su escasa producción local. En contraste, Corea del Sur recortará sus importaciones un 3,9 % como consecuencia de una leve caída en el consumo, manteniendo un equilibrio interno más ajustado.

 

 

Gran parte del crecimiento de las exportaciones destinadas al mercado asiático proviene actualmente de Brasil. En el primer trimestre de 2025, por ejemplo, las exportaciones de Estados Unidos han registrado caídas significativas: un 15 % menos hacia Japón y Corea, y más del 40 % hacia Vietnam y Malasia. Solo aumentaron las ventas a México, su principal destino, con un leve crecimiento del 5 %, así como a algunos mercados cercanos de Centroamérica y Colombia.

En destinos más lejanos, únicamente se ha observado un ligero repunte del 3 % en las exportaciones hacia China, tras años de fuertes reducciones, y un aumento puntual en mercados de menor peso estratégico para EEUU, como Filipinas. En conjunto, las exportaciones estadounidenses han descendido un 1 % durante este primer trimestre de 2025.

No obstante, la devaluación que está viviendo la moneda norteamericana y una desescalada del conflicto arancelario podría mejorar el desempeño de las exportaciones estadounidenses en 2025.

En contraste, las exportaciones europeas han aumentado un 3 % en el mismo periodo, aunque siguen representando la cifra más baja desde 2014. Este incremento se debe en gran medida al repunte de los envíos hacia China —el principal mercado europeo en volumen— que han crecido en 30.000 toneladas. Sin embargo, este avance se ha visto parcialmente compensado por la caída de 15.000 toneladas en las exportaciones al Reino Unido, segundo destino en importancia, así como por retrocesos en otros mercados clave como Japón o Corea.

Situación del mercado europeo

La evolución de la producción de carne de cerdo en la Unión Europea, medida en años móviles de marzo a febrero, muestra una tendencia claramente descendente desde el ejercicio 2021/22. Sin embargo, en el último periodo disponible (2024/25) se observa un leve repunte del 0,8%, lo que podría apuntar a una cierta estabilización tras varios años de retroceso.

España, que ya se ha consolidado como el mayor productor de carne de cerdo en la UE, presenta una evolución relativamente estable. En 2024/25 registra un crecimiento muy moderado del 0,2 %, alcanzando las 4.933,61 mil toneladas.

Alemania, que durante años lideró la producción en Europa, parece haber frenado su proceso de ajuste y registra un leve aumento de su producción del 1,1 % en el último año, aunque su volumen total sigue por debajo del de España, con 4.292,44 mil toneladas.

Dinamarca muestra una recuperación notable tras la fuerte caída sufrida en 2023/24, con un crecimiento del 3 % en 2024/25, mientras que Francia mantiene una trayectoria prácticamente plana, con un ligero repunte del 0,3%. Polonia destaca por su fuerte crecimiento interanual del 6,2%, lo que podría deberse a una reactivación del sector o a mejoras en su eficiencia productiva.

En 2025, la producción porcina no solo está creciendo en Polonia, sino también en Rumanía (+10 %) o Hungría (+4 %), impulsada por inversiones de capital extranjero que buscan aprovechar ventajas estructurales como la abundancia de cereales, la disponibilidad de mano de obra y condiciones agroclimáticas favorables. Estas inversiones se han orientado hacia infraestructuras modernas y tecnologías avanzadas para el manejo y la bioseguridad, lo que ha contribuido significativamente a la reducción de los brotes de peste porcina africana en cerdos domésticos, que disminuyeron un 83 % en la Unión Europea durante 2024

En contraste, los Países Bajos experimentan la mayor caída, con un descenso del 7,5 %, probablemente vinculado a políticas de reducción de la cabaña ganadera y a las crecientes exigencias medioambientales.

 

 

En el conjunto de la Unión Europea, aunque aún se arrastran las secuelas de varios años complicados, la producción de porcino dejó de caer a mediados del año pasado y desde entonces muestra una evolución ligeramente al alza. Aunque sigue lejos de los niveles previos a la crisis, esta tendencia apunta a una recuperación progresiva del sector.

La evolución de los precios refuerza esta lectura. Desde finales de 2022 hasta mediados de 2023, los precios de las canales porcinas en la UE vivieron una escalada histórica. El fuerte encarecimiento de los costes —especialmente en piensos y energía—, combinado con una oferta limitada, impulsó al alza las cotizaciones en todos los Estados miembros. En abril de 2023, España rozó los 250 euros por 100 kilos, mientras que Alemania y Francia superaban los 260 y 250 euros, respectivamente. Polonia llegó incluso a acercarse a los 274 euros, posicionándose entre los mercados más caros del continente.

Ese impulso, sin embargo, se frenó a partir del verano de 2023. Con una oferta más estable, una demanda moderada y unos costes más contenidos, los precios iniciaron una caída gradual que se prolongó hasta principios de 2024. España, por ejemplo, retrocedió por debajo de los 200 €/100 kg en enero, en una tendencia similar a la registrada en Alemania, Francia y otros mercados clave.

Desde agosto de 2024, los precios de las canales de cerdo en Europa han seguido una evolución marcada por una primera fase de caídas generalizadas, seguida de una recuperación paulatina a comienzos de 2025. En España, los precios descendieron de forma sostenida durante el otoño, alejándose claramente de los niveles del verano, y se mantuvieron en valores bajos hasta finales de año. Sin embargo, con la llegada de la primavera de 2025, comenzaron a repuntar con fuerza, acercándose de nuevo a los 218 euros por cada 100 kilos a mediados de mayo.

Una tendencia similar se observa en buena parte de los principales países productores europeos. Alemania, por ejemplo, pasó de registrar precios cercanos a los 231 euros en verano de 2024 a rondar los 180 euros en invierno, antes de iniciar también una leve recuperación en marzo. En los Países Bajos, el descenso fue todavía más acusado, cayendo desde los 187 euros hasta valores cercanos a los 159 euros, para después iniciar un repunte moderado.

 

 

Esta tendencia podría consolidarse durante el verano si se mantienen estables la demanda interna, las exportaciones y, sobre todo, la contención en la oferta de animales. Un factor clave es la reducción del censo de reproductoras, que en diciembre de 2024 era 300.000 cabezas inferior al registrado un año antes.

Con esta reducción en el censo de reproductoras como telón de fondo, la Comisión Europea prevé que en 2025 la producción de ganadera en la UE podría caer un 1,1 % respecto a 2024. Esta previsión resulta más moderada que la del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), que estima un descenso del 2,5 % para el conjunto del bloque europeo.

En este contexto, Dinamarca se perfila como una excepción, con un posible crecimiento del 2,6% gracias a su modelo de producción altamente eficiente y especializado en la cría de lechones para exportación. En cambio, Alemania seguiría ajustándose a la baja (-0,5 %) y España —el principal productor porcino de la UE— podría registrar la caída más pronunciada, al menos en el corto plazo.

Parte de esta caída en el número de animales estaría siendo compensada por el incremento del peso medio al sacrificio, que en el conjunto de la UE ha aumentado un 1 % en el último trimestre respecto al mismo periodo del año anterior. Este crecimiento ha sido especialmente notable en Dinamarca (+3 %) y Alemania (+2 %), mientras que en España y Polonia el aumento ha sido más moderado, en torno al 1,2 %.

Es el caso de España, donde, aunque el descenso observado está respaldado por la caída del censo de animales —especialmente de los de recría, según SITRAN de enero, y de reproductoras, según las encuestas ganaderas de diciembre—, se ha registrado un repunte significativo en la importación de reproductoras y animales pesados a partir del otoño.

Estos datos censales reflejan la cautela del sector desde esa estación y sugieren que los precios, aunque aún se sitúan por debajo de los máximos alcanzados en 2023, podrían mantenerse en niveles elevados, lo que continuaría favoreciendo la recuperación de la producción.

Este aspecto es especialmente relevante debido al posible impacto que una transmisión de precios podría tener en el consumo. No obstante, existe cierto margen de mejora si se observa el comportamiento del precio de otras carnes, como la de vacuno o la de ave.

 

Situación del mercado en España

Desde el pasado otoño, la caída de los precios hasta enero obligó a revisar a la baja las previsiones del número de animales destinados al sacrificio, que está siendo compensado por mayores pesos en matadero.

Otro factor que podría haber influido en la reducción del censo es la necesidad de adaptación al Real Decreto 159/2023 sobre bienestar animal, que introduce cambios en la densidad de los animales y otras exigencias normativas. Aunque algunas de estas obligaciones han pasado en abril de 2025 a ser voluntarias o han visto ampliados sus plazos de aplicación, el proceso de adaptación continúa generando incertidumbre.

A todo ello se suma la persistente inestabilidad en el mercado internacional, un factor clave que también impulsa estas revisiones a la baja.

Aun así, el sector porcino español afronta 2025 con un clima de moderado optimismo y relativa estabilidad como se puede ver en las crecientes tensiones entre oferta y demanda que se está experimentando en Europa. Pese a un entorno geopolítico y macroeconómico volátil —marcado por tensiones comerciales con Estados Unidos, la amenaza de nuevos aranceles desde China y un marco regulatorio europeo cada vez más exigente—, la industria ha demostrado capacidad de adaptación y muestra signos claros de recuperación. La producción nacional repuntó ligeramente en 2024, alcanzando los 4,92 millones de toneladas, lo que consolida a España como el primer productor de carne de porcino en Europa, con un 23 % del total, y el tercero a escala mundial, solo por detrás de China y Estados Unidos.

El consumo interno es una pieza clave para el sector. Después de años de descenso, el consumo en los hogares españoles creció un 3,5 % en 2024, impulsado por el crecimiento de la población, el turismo y el encarecimiento de otras carnes como el vacuno. A su vez, el mercado exterior sigue siendo una pieza clave para el sector, aunque con cambios significativos. La exportación a China, principal destino tradicional, ha disminuido un 14,5 % en 2024 y acumula una caída del 70 % desde 2021. En respuesta, las empresas han intensificado su apuesta por la diversificación de mercados, con un crecimiento destacado en Japón, Corea del Sur y Filipinas, y la exploración de oportunidades en otros países.

En este contexto, el proceso de concentración y verticalización del sector se ha acelerado como estrategia para ganar eficiencia, asegurar el control sobre toda la cadena de valor y mejorar la competitividad. Por ejemplo destaca la compra de alianza de Vall Companys, Incarlopsa y Cañigueral para comprar Inga Food o la compra de la ganadera Agropor por Grupo Fuertes, a través de Cefusa, ampliando su capacidad de producción porcina en el sureste del país. Vall Companys reforzó su apuesta por el cerdo ibérico con la compra de Ganadería Casaseca o de la integradora la Rouera, mientras que Costa Brava Mediterranean Foods ha avanzado en su objetivo de integrar el 60-65 % de su producción propia. También destaca el caso de Friselva, ahora parte del nuevo grupo weRfoods, que reúne diversas empresas interrelacionadas desde la cría y el pienso hasta el procesado y distribución, consolidando un modelo verticalizado integral.

Este proceso responde a la necesidad de enfrentar la incertidumbre del entorno internacional y a la exigencia creciente en términos de trazabilidad, sostenibilidad y calidad. Al mismo tiempo, el sector ha intensificado sus inversiones en tecnología e innovación. Compañías como Litera Meat, Mafriges o Faccsa-Prolongo han desarrollado proyectos que combinan eficiencia energética, digitalización y sostenibilidad. La incorporación de inteligencia artificial, blockchain y plataformas de gemelos digitales es cada vez más habitual, lo que permite optimizar procesos, mejorar la gestión de recursos y aumentar la competitividad en un mercado cada vez más globalizado y exigente.

Por ahora, la rentabilidad por unidad ha entrado en una etapa claramente favorable para el sector primario. Desde mediados de 2023 y especialmente durante los primeros meses de 2025, los márgenes han crecido de forma sostenida. En lo que va de 2025, la rentabilidad ha pasado de los 48 euros por cada 100 kg en enero a superar los 79 euros en mayo, impulsada por ingresos al alza y una contención efectiva de los costes.

Este entorno ha consolidado un momento de optimismo en el sector, que no solo mantiene márgenes sólidos, sino que muestra una recuperación firme y continua. A diferencia de otras fases en las que los beneficios eran volátiles o descendentes, el arranque de 2025 marca una tendencia clara de mejora. El sector atraviesa una etapa de fortaleza operativa, con perspectivas favorables que refuerzan la confianza en su evolución a corto plazo.

 

- Comercio exterior

Las exportaciones españolas de productos derivados del cerdo durante el primer trimestre de 2025 reflejan un claro desplazamiento de las ventas hacia Asia, en comparación con el mismo período del año anterior. En contraste, varios mercados europeos muestran signos de estancamiento o retroceso. Es importante señalar, para poder extraer conclusiones precisas, que entre ambos períodos se registró una diferencia del 3 % en los precios de las canales en España y que

Al analizar en detalle el tipo de producto exportado, Corea del Sur destaca como el gran protagonista en el segmento de carne congelada, con un espectacular incremento del 42 % en valor y un aumento del 47,1 % en volumen. También Taiwán se perfila como un mercado en expansión, al registrar un crecimiento del 28,2 % en valor y del 66,5 % en volumen, lo que indica una mayor penetración comercial, posiblemente impulsada por precios competitivos o acuerdos favorables.

En ambos países, a pesar de que el volumen neto, es decir medido en peso equivalentes en canal experimenta un mayor crecimiento que en volumen neto, es significativa la caída del precio exportado y que supera ampliamente la caída del precio en matadero, habiendo caído el precio medio de exportación a Corea un 7% y a Taiwán un 26%, lo que supone una apuesta por cortes más económicos.

En contraste, los principales mercados europeos y Japón presentan señales de retroceso en el volumen exportado. En la Unión Europea, las exportaciones de carne congelada disminuyen un 14,7 % en valor y un 9,1 % en volumen, mientras que las de carne fresca caen aún más, con un descenso del 16,2 %. Japón, por su parte, muestra una leve disminución en volumen, pero compensa con un notable aumento del valor del 15 %, lo que sugiere una apuesta por productos de mayor calidad o valor añadido.

Cabe destacar que, tanto en las exportaciones hacia la UE como hacia las economías desarrolladas del este asiático, crece el peso relativo de los cortes de carne congelada, lo que podría señalar un cambio estructural en la demanda.

En el segmento de carne fresca —cuyo principal destino sigue siendo Europa— se observa una caída especialmente significativa en las exportaciones a la UE. Italia y Francia, nuestros principales clientes, mantienen su tendencia a la baja: ambos reducen sus importaciones entre un 5 % y un 8 % en volumen. Más preocupante aún es la caída del valor: un 13  % menos en el caso de Italia y un 10 % en el de Francia, lo que representa un descenso de los precios entre el 8 % y el 6 % respectivamente y a pesar del que el descenso en volumen bruto ha sido mayor.

En Polonia, las ventas se desploman un 30 % en volumen y un 37 % en valor. Rumanía muestra también caídas significativas: del 17  % en volumen y del 21 % en valor.

Este retroceso en el conjunto de la UE podría estar relacionado con el crecimiento de la producción porcina en países del este de Europa, como Polonia o Hungría, que están ganando protagonismo como proveedores dentro del mercado comunitario. Otro factor clave es la creciente sensibilidad al precio, reflejada en el hecho de que la caída de las ventas de carne congelada ha sido menos pronunciada que la de carne fresca y en el mayor descenso del precio medio de exportación, muy cerca del 10 %, respecto al del precio de canal en matadero. A este cambio en el patrón de consumo se suma una mayor cautela por parte de la industria transformadora, que ha optado por ajustar sus compras ante la incertidumbre económica y el aumento de los costes de producción.

Por el contrario, el Reino Unido registra un crecimiento del 51,4 %, tanto en términos de valor como de volumen. Este repunte puntual puede explicarse, en parte, por el cierre temporal a las importaciones procedentes de Alemania tras detectarse un caso de fiebre aftosa. Aunque también se está produciendo un lenta recuperación económica en la económía británica, no termina de verse reflejado en el precio de nuestras exportaciones, aunque , cuyo valor medio cayó un 9 %. Sin embargo, conviene matizar que, más allá de este factor coyuntural, las cifras actuales siguen estando muy por debajo de los niveles alcanzados en 2019 y, en general, las exportaciones al Reino Unido se han mantenido estables desde 2022, sin mostrar una tendencia de crecimiento sostenido.

En cuanto a los despojos, China y Filipinas confirman su papel como destinos en alza. El gigante asiático incrementa sus compras un 24,7 %, tanto en términos económicos como de volumen, mientras que Filipinas crece un 25,5 % en ambos frentes. La evolución es más tibia en otros mercados, como México, que registra una subida moderada del 7 %, mientras que la UE y Corea del Sur sufren retrocesos del 2,8 % y 8,4 %, respectivamente.

El apartado de carne salada ofrece un panorama más alentador. Estados Unidos lidera el crecimiento con un aumento del 37,3 % en valor y del 34,1 % en volumen, consolidándose como un destino clave para este tipo de producto; aunque probablemente, las exportaciones se vieron espoleadas por el temor a los aranceles. Le sigue el Reino Unido, con avances del 26,4 % en valor y del 54,2 % en volumen. México, un país muy sensible a la política comercial de EEUU pues un 80 % de sus exportaciones se dirigen allí, sin embargo, muestra un crecimiento del 3 % en valor, pero retrocede casi un 9 % en volumen, reflejo del incremento de los precios y de la preocupación por una futura reducción de la demanda ante la incertidumbre económica. Japón, por su parte, protagoniza una de las mayores caídas en este segmento, con un desplome del 6 % en volumen y una contracción del 7,7 % en valor.

 

 

En cuanto a las importaciones, los elevados precios y la alta demanda interna mantienen al alza la importación de animales, incluso los de mayor peso, para suplir la escasez de producto nacional destinado al sacrificio, garantizar el abastecimiento de los mataderos y mantener la actividad en un contexto de oferta limitada.

 

 

Aunque en conjunto las importaciones de derivados del cerdo son pequeñas, se ha producido un fuerte incremento en el primer trimestre de 2025 que supera el 36 % del volumen y 46 % en valor.

En el caso de las exportaciones, estas apenas han crecido un 1,2 % en volumen gracias al impulso de la demanda asiática, que ha compensado parcialmente la debilidad en el mercado europeo, y a un contexto de creciente incertidumbre comercial a escala global que ha favorecido determinados flujos de exportación en el corto plazo. Por el contrario, el incremento en valor fue sólo del 0,6 %, acusando el descenso de las exportaciones a la UE de carne fresca, en general de mayor valor, lo que ha hecho que el balance comercial se deteriore un 1,4 % en este primer periodo del año.

- Consumo y balance

El dato de exportaciones muestra una leve mejora respecto a la tendencia de años anteriores, aunque 2024 cerró con 2.869 millones de toneladas, lo que supone una ligera caída del 1,1 % en comparación con 2023. Esta moderación en el descenso se debe, en parte, al impulso de la demanda asiática, que ha compensado parcialmente la debilidad en otros mercados, y a un contexto de creciente incertidumbre comercial a escala global que ha favorecido determinados flujos de exportación en el corto plazo.

Frente a este enfriamiento del comercio exterior, el consumo interno continúa ganando protagonismo. En 2024 alcanzó los 2,24 millones de toneladas, frente a los 2,13 millones del año anterior, lo que supone un incremento del 5,4 %. Este aumento refleja un mayor peso del mercado nacional como vía de salida para la producción, impulsado por una mayor disponibilidad de producto y, previsiblemente, por precios más atractivos para el consumidor final.

 

 

Al analizar el panel de consumo alimentario de los hogares, podemos corroborar la estabilidad del consumo, además de un aumento en el consumo de carne fresca, que supera al de los productos elaborados.

 

 

Las oscilaciones en los precios de las canales de porcino, que registraron una caída durante el otoño de 2024 y un repunte hasta abril de 2025, solo se han traducido en un aumento moderado de los precios al consumidor final, el cual parece haberse estabilizado en las últimas semanas.

Este control de los precios finales, sumado al crecimiento de los de la carne de vacuno, sigue impulsando la demanda, que hasta noviembre de 2024 fue un 3 % superior al mismo período de 2023, mientras que el gasto aumentó un 5 %.

 


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