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Semillas del cambio (II): suelos vivos, el reto silencioso que define el futuro de la agricultura

21 November 2025
Cambio Climático
Suelo
Medir, acompañar y aprender: la hoja de ruta para suelos vivos y explotaciones resilientes frente al cambio climático
Podcast de EFE Agro: Punto de Encuentro.

21 November 2025

En tiempos de titulares veloces, el suelo casi nunca aparece en portada y, sin embargo, es la base de la alimentación, la biodiversidad y gran parte de la economía rural. Es una infraestructura silenciosa que amortigua sequías, almacena carbono y sostiene los cultivos y el ganado.

El suelo es un sistema donde interactúan dimensiones físicas, químicas y biológicas, de modo que ningún indicador por sí solo puede medir su salud. Aún así, el estado actual preocupa por la pérdida de materia orgánica, la erosión, la compactación y el desequilibrio biológico. La imagen de conjunto apunta a riesgos elevados, con diferencias que varían según clima, cultivo y manejo.

El debate sobre prácticas de manejo aparece con frecuencia polarizado. Laboreo frente a siembra directa, cubiertas sí o no, orgánico frente a inorgánico. Esta confrontación bloquea acuerdos y bloquea soluciones. 

Para avanzar conviene pasar de consignas a resultados verificables, adaptados a cada finca dentro de cada territorio. Con este objetivo desde la Cajamar, con apoyo de la European Climate Foundation, lanzó el proyecto 'Semillas del Cambio', que nace para bajar el volumen del conflicto, crear confianza y construir soluciones compartidas. Sus objetivos buscan conciliar ambición ambiental y viabilidad económica, conectando ciencia, experiencia agraria, administraciones y sociedad civil

 

Cómo se trabajó

En ese marco, se organizó un taller sobre los suelos que sirviera como pieza clave para ordenar el diagnóstico y priorizar medidas junto a quienes trabajan el campo.

El proceso reunió a agricultores, técnicos de cooperativas, asesores independientes, personal de administraciones, perfiles de investigación y sociedad civil. La mezcla permitió contrastar visiones y centrar el foco en decisiones reales de manejo.

La metodología se organizó en tres tiempos. Primero, una encuesta previa para captar percepciones iniciales y recoger prácticas y preocupaciones. Después, un taller con dinámicas participativas para identificar causas, efectos y palancas de cambio, y para ordenar medidas según impacto y viabilidad. Por último, una encuesta posterior para validar resultados y valorar el proceso.

En los resultados del taller, lo primero que emerge es una fotografía compartida del riesgo. Quienes trabajan el campo y quienes lo asesoran coinciden en que el suelo pierde funcionalidad y resiliencia, aunque el grado cambia según clima, cultivo y manejo. Un problema complejo donde la materia orgánica está disminuyendo y su estructura debilitándose, haciéndolo más vulnerable.

Esa visión conduce a un acuerdo práctico muy claro. Medir importa tanto como actuar. Se propone combinar analíticas físicas, químicas y biológicas con observación en campo y, cuando tiene sentido, herramientas de teledetección. La idea es sencilla y potente a la vez. Sin diagnóstico no hay aprendizaje, y sin aprendizaje no hay cambio sostenido.

A partir de ahí, el grupo se movió del qué al cómo. Las prácticas que reciben más apoyo comparten un rasgo común. Protegen el suelo y devuelven vida al perfil. Se habla de cubiertas ajustadas a cada parcela y a cada territorio, de rotaciones que introducen leguminosas para fijar nitrógeno, de incorporar materia orgánica de calidad y de reducir el laboreo cuando el contexto lo permite. No se debe hablar de recetas cerradas, sino menús adaptables a cada contexto.

El diálogo también identificó muchas de las barreras que impiden su implantación. La mayoría no son técnicas, sino estructurales y externas a la explotación: falta acompañamiento técnico independiente y estable, incentivos que a veces empujan en dirección contraria, riesgos financieros que conlleva el cambio y ausencia de los datos útiles a escala local.

También surgieron propuestas con vocación operativa como reforzar la extensión agraria y articular equipos cercanos que trabajen con cooperativas y grupos locales. Levantar fincas piloto donde ver y comparar resultados, y tejer redes de pares para que el aprendizaje circule. Asegurar financiación que permita transiciones por fases y orientar las ayudas hacia resultados medibles en suelo. Involucrar a la cadena de valor para que la sostenibilidad se refleje en las políticas de compra.

 

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Uno de los debates más cargados se aborda con calma. Los créditos de carbono aparecen como posible complemento, nunca como palanca principal. El grupo reconoce su potencial, pero pide garantías sobre medición, verificación, permanencia y acceso.

Quizá el avance más valioso del taller no es técnico, sino cultural. El taller desactiva la lógica de bandos. Deja de preguntarse si la siembra directa es buena o mala en abstracto y empieza a preguntar en qué condiciones funciona, cómo se mide su efecto y qué se hace cuando no encaja. En lugar de absolutos, quedan principios y un método. Proteger la superficie, alimentar el suelo, diversificar, medir y ajustar. Con ese enfoque, el conflicto se reduce y aparecen soluciones que cada cual puede llevarse a su finca con menos riesgo y más confianza.

El taller confirma una vía efectiva que combina tres verbos: medir, acompañar y aprender. Medir con indicadores relevantes y comparables para cada explotación. Acompañar con servicios técnicos neutrales, estables y próximos que reduzcan el riesgo de la transición. Aprender en redes de pares y en espacios demostrativos que conecten prácticas con resultados productivos, económicos y ambientales. Para las políticas públicas se recomiendan cuatro prioridades: fortalecer la extensión agraria, orientar incentivos a resultados, construir una infraestructura de datos de suelos útil y accesible, y tejer una red interconectada de fincas piloto y laboratorios vivos. 

En resumen, más evidencia, menos soledad y más cooperación, menos receta y más contexto. Con este enfoque se reduce la polarización y se abre un camino práctico hacia suelos vivos y explotaciones resilientes.

 

Puedes escuchar el podcast de EFE Agro Punto de Encuentro: 'La salud de los suelos':

 

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