

27 May 2025
Han pasado siete años
Si todo se cumple según lo anunciado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentará en el Colegio de Comisarios el próximo 16 de julio el Paquete del Marco Financiero Plurianual post 2027. De acuerdo con las fuentes mejor informadas, dentro de dicho paquete se encontrarán las propuestas legislativas de la Reforma de la Política Agrícola Común (PAC). Habrán pasado exactamente siete años, dos meses y dos semanas, desde que el 2 de mayo de 2018 se presentara, en un acto similar, el Marco Financiero Plurianual 2021-2027.
El Marco Financiero Plurianual (MFP) se aprueba para un período mínimo de cinco años, mediante un procedimiento legislativo especial que requiere la unanimidad del Consejo de la Unión Europea y la aprobación del Parlamento Europeo, que no actúa como colegislador; es decir, su papel es de aprobación —o de rechazo—, pero no de enmienda. Aunque, como hizo en negociaciones anteriores, presentará su propia propuesta para intentar influir en las negociaciones.
Normalmente, la aprobación de un MFP requiere de varias reuniones de jefes de Estado y de Gobierno en el Consejo Europeo. La última reunión, en la que finalmente se cierra el acuerdo, suele suceder tras un largo encierro en el Edificio Europa (o en el contiguo 'Justus Lipsius'), situado en la "Calle de la Ley" en Bruselas.
Como ejemplo, sirva la Cumbre del Consejo Europeo celebrada del 17 al 21 de julio de 2020, en la que se aprobó el MFP 2021-2027 y el instrumento de recuperación 'Next Generation EU'. La reunión se extendió durante cinco días hasta que todos los Estados miembros pudieron alcanzar un acuerdo, lo que la convirtió en una de las más largas en la historia de la Unión Europea. Entonces, primero el brexit y después la recuperación económica tras el covid protagonizaron las negociaciones.
Lo que sabemos hasta ahora del MFP post 2027
A pesar de todos los diálogos y procedimientos consultivos abiertos, en los que parece que toda buena idea ciudadana puede tener la ocasión de verse reflejada en las propuestas legislativas de la Comisión, lo cierto es que, cuando se mira de cerca, el guion está mucho más preestablecido de lo que parece; al menos, para las grandes cuestiones que conforman la arquitectura de las políticas.
A nuestros efectos, a los del nuevo MFP, el guion se comenzó a escribir desde el mismo momento en que fueron designados candidatos los futuros comisarios. Así, en la Carta de Misión, de 17 de septiembre de 2024, del que es ya comisario de Presupuestos, Anti-Fraude y Administración Pública, Piotr Serafin, ya figuraban los que probablemente sean los tres principales pilares del nuevo MFP: el plan único por país, vinculando a una agenda de reformas; el Fondo de Competitividad y una reforma de la financiación de la acción exterior para atender los intereses estratégicos de la Unión.
Los siguientes documentos presentados por la Comisión Europea se han ceñido a este guion, desde la 'Brújula para la Competitividad de la UE', de 29 de enero, a 'La ruta hacia el nuevo Marco Financiero Plurianual', de 11 de febrero; este último más explícito, aunque, en esencia, recogiendo el contenido de la Carta de Misión del comisario.
A pesar de los comunicados de las organizaciones agrarias y cooperativas europeas, y de los llamamientos desde algunas capitales en el mismo sentido, en contra de la inclusión de la PAC en un plan único y a favor de un presupuesto fuerte para esta política, por lo que trasciende a través de los medios especializados en Bruselas, la Comisión sigue apegada a su guion original; es decir, un plan único por Estado miembro, en el que se incluirían la Política de Cohesión y la PAC.
Con respecto al presupuesto de la PAC propiamente dicho, los rumores hablan de recorte, incluso, de forma más explícita, de recorte de dos cifras (al menos del 15 %, recoge algún medio), con la posibilidad de una reubicación de la reserva agrícola fuera de la rúbrica en la que se encuentra la PAC, junto con los fondos de otros instrumentos afines.
Por tanto, salvo cambio de última hora, la Comisión se atendrá a su guion original, marcado por la necesidad de ofrecer un revulsivo al proyecto europeo, inspirado en el diagnóstico y las recomendaciones del Informe Draghi, para evitar que la UE pierda posiciones en la escena económica y de poder político global.
Esto no es un aspecto menor. En 2000, la UE representaba el 25 % del PIB mundial, mientras que en 2025 es el 17 %, en un proceso que, de no revertirse, nos puede llevar a convertir el continente en un parque temático. Difícil pensar que el revulsivo venga de la mano de incrementar el capítulo de subvenciones de la PAC. Citando a Von der Layen: "The time for illusions is over".
En todo caso, nadie pone en duda la continuidad de la PAC y de los pagos directos. La Comisión, el comisario, han sido claros en que plantearán un escenario evolutivo y no disruptivo.
La importancia de la primera propuesta: el ejemplo de la negociación del MFP 2021-2027
Como hemos indicado, la Comisión Europea presentó la propuesta inicial del MFP 2021-2027, el 2 de mayo de 2018. Tuvieron que transcurrir algo más de dos años hasta que se pudo alcanzar un acuerdo en el Consejo Europeo de julio de 2020. Entre medias, tuvieron lugar dos acontecimientos importantes: las elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2019, que supusieron un parón en el proceso negociador; y, sobre todo, en marzo de 2020, cuando se decretaron los confinamientos a escala mundial debido a la pandemia del covid.
Por supuesto, el covid y sus consecuencias cambiaron radicalmente el curso de las negociaciones. Era necesario poner en marcha, de manera urgente, un plan de recuperación para la UE, por lo que los jefes de Estado y de Gobierno acordaron la creación del instrumento de recuperación 'Next Generation UE', con una dotación de nada menos que 750.000 millones de euros, financiado con la deuda emitida por primera vez por la Unión Europea.
En todo caso, la experiencia demuestra la importancia que tiene la primera propuesta y, muy en particular, las cifras presupuestarias. Es muy difícil que, en el transcurso de las negociaciones, se modifique la estructura de rúbricas que presente la Comisión Europea. Y también es muy difícil que las cifras presupuestadas inicialmente sufran cambios muy significativos.
Vamos a verlo con lo que ocurrió en el MFP 2021-2027 (las fuentes de los datos que se muestran son el Documento de la Secretaría General del Consejo WK 5978/2018 Rev, en el que se comparan, en precios corrientes y constantes, las cifras de los MFP 2014-2020 y 2021-2027; las Conclusiones del Consejo Europeo de 17 a 21 de julio de 2020; y el documento de trabajo de los servicios de la Comisión, Ficha n.º 85, de 8 de septiembre de 2020).
En la propuesta inicial de la Comisión, el presupuesto de la PAC ascendía a 324.284 millones de euros (a precios constantes de 2018), lo que suponía una reducción del 15,3 % con respecto al marco financiero precedente (en desarrollo rural, la reducción era del 19,5 %). Al final, se consiguió rebajar el porcentaje final de reducción al 10,2 %. De hecho, durante el proceso se produjeron subidas, pero también bajadas en las cifras iniciales, pero nunca hubo milagros.

La cifra del FEAGA correspondiente al MFP 2021-2027 acordado en julio de 2020, en precios corrientes, de 291.091 millones de euros, se desglosaría a su vez como sigue:

De la cifra de 270.044 millones de pagos directos, el 12,6 % correspondería a España; es decir, 34.124,2 millones de euros para el período 2021-2027.

Este será nuestro primer punto de partida para comparar con la propuesta del nuevo MFP que se presente el 16 de julio. Aunque habrá que hacer algunos cálculos, pues en la propuesta inicial de la Comisión, seguramente, la cifra que se presentará será la correspondiente al FEAGA. A partir de esta cifra, restando las medidas de mercado —y teniendo en cuenta los ingresos asignados— podremos deducir la propuesta de pagos directos para la UE antes de convergencia externa.
De esta cifra, utilizando el porcentaje de participación de España en los pagos directos —la cifra de 12,6 % será bastante aproximada—, podremos saber, con bastante precisión, la cifra que le corresponde a España en el principal capítulo de gasto de la PAC.
Confluencia de prioridades una vez presentada la propuesta
Una vez presentado el nuevo MFP, el 16 de julio, las posibilidades de mejorar las cifras para la PAC serán muy limitadas, pues, a partir de ese momento, para cada Estado miembro, confluyen todas las prioridades estratégicas y los países deben elegir en cuál de ellas deben dar la batalla y el abanico es muy amplio. Empezando por los gastos de defensa, energía, industria, que son ahora los grandes capítulos políticos, sin olvidar el pago de la deuda emitida con motivo de la respuesta al covid a través de los fondos 'Next Generation'.
Todas estas prioridades competirán ferozmente con los grandes capítulos de gasto, Cohesión y PAC, sobre todo si no se produce un incremento sensible del tamaño del presupuesto, fijado ahora en el 1 % del PIB.
Tradicionalmente, en el Consejo se formaban varias familias de Estados miembros en función de cuáles eran sus prioridades. Las más clásicas eran la de 'amigos de la austeridad' y la de 'amigos de la cohesión'. La primera, en tiempos liderada por el Reino Unido, agrupaba a los países del centro y norte de Europa, incluida Alemania, cuyo propósito era limitar el tamaño del presupuesto y, con ello, el de las políticas comunes. Los amigos de la cohesión agrupaban sobre todo a los nuevos Estados miembros del este de la Unión Europea, a España y Portugal.
Nunca hubo una familia de 'amigos de la PAC' como tal. Apenas España, Francia, Portugal e Irlanda. De hecho, que la PAC siga teniendo el peso que tiene en el presupuesto comunitario depende casi enteramente de que Francia la siga apoyando, como hasta ahora, de manera consistente en todos los foros de negociación.
Sin embargo, ahora todo es distinto. La deriva de Donal Trump y la invasión rusa de Ucrania han cambiado por completo el orden de prioridades en la Unión Europea, que ya no puede confiar en la defensa del primero ni en la energía barata del segundo.
Lo que contiene el MFP sobre la PAC es el primer capítulo de la reforma
El MFP contiene las cifras que definen el presupuesto, pero también las principales líneas políticas a partir de las que se redactan los reglamentos de la futura PAC.
Alguien se preguntará qué diferencia hay entre que unas cosas de la PAC se decidan en el MFP y otras en la negociación de la reforma de la PAC propiamente dicha. Pues bien, la respuesta es meridiana: el MFP lo deciden los jefes de Estado y de Gobierno, y la PAC los ministros de Agricultura. Y no es precisamente lo mismo. Los primeros, los jefes, a la hora de decidir deben tener en cuenta otras muchas prioridades además de la PAC. Los segundos no se suelen acordar la PAC hasta que los jefes acuerdan el MFP.
Volviendo al MFP, y tomando como referencia el documento de conclusiones del Consejo del 17 al 21 de junio de 2020, las decisiones sobre la PAC que formarán parte del paquete legislativo del MFP pueden ser:
Principales elementos que se deciden en la negociación del MFP directamente relacionados con la PAC
- Estructura y nombre de las rúbricas del presupuesto. En el MFP 2021-2027, la PAC se inscribía en la Rúbrica 3, bajo el nombre 'Recursos naturales y medioambiente', en la que se incluye también el Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca, que financia la Política Pesquera Común, el Programa por el Medio Ambiente y la acción climática LIFE y el Fondo de Transición Justa. Uno de los aspectos más importantes del MFP post 2027 será comprobar la nueva estructura presupuestaria, en qué rúbrica se incluye la PAC y si se incluyen o no instrumentos propios de la PAC (reserva agrícola para situaciones de crisis) en otras rúbricas.
- El presupuesto o créditos de compromisos para la PAC. Será muy importante que la PAC aparezca con un presupuesto específico y diferenciado y que, el presupuesto que finalmente se acuerde, figure en el acto de base del MFP, como ha sucedido hasta ahora. Será importante además el nivel de desglose de las cifras que se presenten. Es muy posible que se presente el presupuesto de la rúbrica completa desglosada por fondos, FEAGA y FEADER —si se mantienen separados—, a precios constantes —referidos seguramente al año 2025— y a precios corrientes. Sería interesante que se incluyera la cifra de pagos directos, para no tener que deducirla, pues supone el mayor capítulo de gasto.
- En el MFP 2021-2027 se estableció el nuevo modelo de aplicación de la PAC o New Delivery Model, bajo un único instrumento de programación: el Plan Estratégico de la PAC. La propuesta de nuevo MFP deberá definir si sigue manteniéndose el plan estratégico de la PAC independiente o si debe integrarse en un plan más amplio junto con otros fondos.
- En el MFP 2021-2027, se estableció el porcentaje de gasto de la PAC destinado a acción climática (40 %). Será importante ver si la cifra se mantiene o se modifica. Será muy difícil justificar un incremento de esta cifra si no viene acompañado de un incremento del presupuesto.
- El mantenimiento o no de la estructura de la PAC en dos pilares, y si se mantiene el esquema de financiación del 100 % por la UE, en el caso del FEAGA y cofinanciado por los Estados miembros, en el caso del FEADER. En el MFP 2021-2027 se indicaba además que el Primer Pilar tendría una nueva arquitectura medioambiental. Este sería el lugar, por ejemplo, para indicar si hay algún cambio que afecte a la relación entre la condicionalidad y los ecorregímenes.
- Se fijan los criterios para de la convergencia externa, para aproximar los importes por hectárea de los pagos directos del Primer Pilar entre Estados miembros. Este es uno de los aspectos más sensibles desde el punto de vista político. Los países del Este de la UE van a reclamar, no sin razón, que su ratio de pagos directos por hectárea se iguale a la media comunitaria. Llevan ya tres negociaciones intentándolo y con el peso que les da tener que soportar la cercanía de la guerra a sus fronteras, es muy posible que esta vez lo consigan. En el MFP 2021-2027 los Estados miembros cuya ratio de ayuda por hectárea estaba por debajo del 90 % de la media de la UE, incrementaban hasta el 50 % de la diferencia, de manera que, al principio del período ningún Estado miembro comenzaba con una ratio inferior a 200 euros/ha y al final del período llegarán a un mínimo de 215 euros/ha, con todos los Estados miembros contribuyendo a financiar los incrementos y no solo los que están por debajo de la media
- Las ayudas para quienes más lo necesitan. Este será también uno de los capítulos fuertes del MFP y de la PAC. En la PAC actual, la limitación del pago o capping se estableció de forma voluntaria en el MFP en 100.000 euros para la percepción de los pagos directos en el Primer Pilar (ayuda básica a la renta). Es muy posible que, en esta ocasión, no solo se mantenga el límite, sino que sea obligatorio, pues muy pocos Estados miembros lo pusimos en marcha. En la Visión para el Futuro de la Agricultura y la Alimentación se apunta en este sentido cuando indica que se “estudiará un mayor uso de medidas como la degresividad y el tope de los pagos”. Además, teniendo en cuenta una posible incorporación de Ucrania en el futuro a la PAC, sería un paso más que deseable para evitar que grandísimos conglomerados agroindustriales perciban pagos directos.
- Establecimiento de una Reserva Agrícola o instrumento similar y su dotación para hacer frente a situaciones de crisis. El MFP 2021-2027 estableció la Reserva Agrícola de 450 millones de euros —y el mecanismo de disciplina financiera—. Está por ver si esta reserva permanecerá independiente o si se integrará en un instrumento de naturaleza semejante en otra rúbrica.
- Transferencias de fondos entre pilares, es decir, entre FEAGA y FEADER y viceversa. En el MFP 2021-2027 se estableció la posibilidad de que los Estados miembros pudieran realizar transferencias presupuestarias, hasta del 25 %, del Primer al Segundo Pilar y viceversa, con la posibilidad de incrementarlo bajo ciertas circunstancias. Entendemos que esta posibilidad continuará, aunque en España apenas se ha empleado en el pasado.
- Porcentajes de prefinanciación del FEADER. Estos porcentajes (1 % durante cada uno de los tres primeros años) son los que determinan el anticipo de prefinanciación que la Comisión Europea transfiere a los Estados miembros al comienzo del período de programación.
- En el MFP también se establecen las tasas de cofinanciación de FEADER; es decir, el porcentaje de los gastos de desarrollo rural que se financia con el presupuesto de la UE (actualmente va desde el mínimo del 43 % hasta el 85 % en las regiones consideradas menos desarrolladas).
No quiero dejar sin mencionar el POSEI. En el MFP nos las vimos y las deseamos para mantener el presupuesto del POSEI, debido a la reducción general aplicada al presupuesto del Primer Pilar. En esta ocasión, desde el principio, los países con regiones periféricas, España entre ellos por las Islas Canarias, deben procurar que la propuesta excluya cualquier reducción del presupuesto destinado a estas regiones.
El presupuesto "para quienes más lo necesitan"
Si las cosas pintan tal y como se van presentando, es decir, que estamos en un escenario de congelación o, más probable, de reducción del presupuesto de la PAC, cobra si cabe más importancia aún el lema que viene repitiendo la Comisión desde el inicio de su nuevo mandato: destinar los fondos de la PAC a aquellos que "más lo necesitan". Partiendo de este principio, si el propósito es destinar los fondos de la PAC a quienes más lo necesitan es porque, en la actualidad, es posible que estén recibiendo ayudas beneficiarios que, en realidad, no las necesitan tanto.
Hace poco escribía un artículo muy interesante José María Sumpsi en Plataforma Tierra, en el que explicaba, mucho mejor de lo que lo pueda hacer yo, cómo hay beneficiarios que, por su economía de escala, no necesitan o necesitan menos apoyos y también cómo hay beneficiarios cuya dimensión económica no alcanza un umbral mínimo, para considerar que "participan activamente en la producción de alimentos", como señala la Visión para el Futuro de la Agricultura y la Alimentación.
Es cierto que existe margen para mejorar la eficiencia de los pagos y concentrarlos en aquellos que representan verdaderamente a la agricultura profesional. Pero también reconozco que, políticamente, es un trago decidir que ciertos segmentos de beneficiarios dejarán de serlo, sobre todo en el caso de las decenas de miles o incluso alguna centena de millar, de pequeños perceptores que, en su mayoría, son el resultado del derecho hereditario y cuya actividad agraria no es más que un pequeño complemento de otras rentas.
En todo caso, las subvenciones no deben serlo todo a la hora de hacer balance.
A este respecto, cito nuevamente el documento de la 'Visión', donde se indica que "a la hora de definir las diferentes medidas para lograr un nivel de vida equitativo, debemos recurrir a todas las fuentes: ingresos del mercado, ayudas públicas y fuentes de ingresos complementarias, diversificadas y nuevas".
Por tanto, no podemos medir la PAC solo a partir del presupuesto de los pagos directos o de las subvenciones en general, sino del conjunto de instrumentos que se pongan a disposición del sector para mejorar sus ingresos, reducir los riesgos de la actividad (tanto los derivados de las perturbaciones de los mercados como los derivados de los fenómenos meteorológicos), incentivar la incorporación de jóvenes y de nuevos agricultores.
Un pilar o dos pilares para la PAC y la posibilidad de separar el desarrollo rural
Que la PAC tenga uno o dos pilares es algo que a los beneficiarios poco debería importarles. En la práctica, cuando hablamos de refundir ambos pilares, estaríamos hablando de unir en un solo fondo el FEAGA y el FEADER. Como veremos, tampoco es nada dramático, siempre que se mantengan las reglas de financiación por medidas; es decir, que las medidas del FEAGA se financien al 100 % por el presupuesto de la UE y las del FEADER continúen siendo cofinanciadas por los Estados miembros.
Pero, primero, ¿a quién le importa? Siempre me ha sorprendido el interés que tenemos los funcionarios en explicar la estructura financiera de la PAC. Al beneficiario lo que le importa es saber el menú de ayudas al que puede acceder, cuándo se pueden solicitar, qué requisitos debe cumplir y cuál es el calendario de pago; el mix financiero que haya detrás es cosa de la Administración, cuyo papel debe ser resolverlo sin que el beneficiario perciba lo más o menos complicado que pueda ser; para eso, entre otras cosas, existe la Administración.
Por otra parte, desde la última reforma, con la aplicación de los planes estratégicos de la PAC, planes únicos por Estado miembro que agrupan todas las medidas de ambos pilares, en la práctica ambos pilares ya se gestionan de manera conjunta bajo una misma autoridad. La diferencia es la gestión financiera de las medidas, pues unas son anuales y financiadas al 100 % por el presupuesto de la UE y otras son plurianuales y se cofinancian con presupuesto del Estado y de las comunidades autónomas. Pero esto, repito, es algo que, para el beneficiario final, debería ser transparente.
Otra cosa es la necesidad de reordenar medidas que se solapan en ambos pilares, pero este es un análisis para otra ocasión.
Otra de las posibilidades que aparece en los debates consistiría en dejar el Primer Pilar de la PAC como un fondo singular fuera del plan único por Estado miembro, en el que se integrarían todos los demás fondos, incluido el FEADER, es decir, el desarrollo rural. Desde luego, si esto sucede, sería una gran pérdida para la PAC, sobre todo después del alto grado de sinergia FEAGA-FEADER conseguido en este período.
El FEADER fuera de la PAC se diluiría en otros fondos y, a buen seguro, acabaría atendiendo, con sus escasos recursos, necesidades relacionadas con el medio rural en su más amplio sentido —reto demográfico en España—, que ahora no cuentan con una financiación específica.
La importancia del FEADER en la negociación y Francia a por el hat-trick
Un aspecto poco conocido de las negociaciones del MFP es el papel que juegan las asignaciones del FEADER para que la presidencia del Consejo pueda hacer los 'regalos' de última hora a determinados países y facilitar la consecución de un acuerdo. Con ello, los Estados miembros arreglan sus cosas de la PAC, sobre todo, aquellos para los que este capítulo es importante. Así ha sido la mecánica operativa, al menos en los dos últimos marcos financieros de los que soy consciente.
Llegado el momento, en el último Consejo, cuando los países tienen que elegir lo que quieren para cerrar el acuerdo, la presidencia del Consejo presenta una propuesta de incremento del FEADER en la que se deja parte o la totalidad sin preasignar por Estados miembros, para negociar bilateralmente. Nadie sabe lo que piden los demás hasta que todo ha acabado, solo lo sabe la presidencia del Consejo.
Así ocurrió en el Consejo Europeo de 8 de febrero de 2013, en el que se llegó al acuerdo sobre el MFP 2013-2020, tal y como se recoge en el apartado 72 del documento de conclusiones. El presidente, entonces Herman Van Rompuy, se dejó 5.556 millones de euros, con los que repartió regalos a 16 Estados miembros, entre ellos, España, que pudo obtener 600 millones de euros. Sin embargo, Francia se llevó 1.000 millones e Italia 1.600, sin que exista un criterio objetivo claro que explique las diferencias entre unos y otros. Lo de Italia podría explicarse por ser el país más perjudicado por la convergencia externa, pero en el caso de Francia debe computarse como un regalo en toda regla.
En 2020, en este caso Charles Michel, presidente del Consejo, repitió la misma jugada. Se dejó 5.350 millones de euros con los que negociar 'regalos' de última hora. España, en este caso, 500 millones. En el caso de Francia, de nuevo, un regalazo desproporcionado de 1.600 millones; más del doble que el siguiente, Alemania, con 650, sin que haya criterio objetivo que explique un triunfo de tal magnitud para nuestro vecino. Con semejante cantidad, en París no tuvieron que echar muchas cuentas para hacer un balance positivo de la negociación.
Recuerdo haber advertido, no sé si con éxito, al equipo negociador español de 2020 de que, en el último momento, el presidente del Consejo se sacaría de la manga el truco de los regalos del FEADER. Por eso escribo estas líneas, para que en las siguientes negociaciones tengamos claro que esto puede ocurrir, que vayamos preparados y, sobre todo, para que Francia no haga esta vez hat trick, que pudiera ser.
El plan único y la gobernanza interna
Igual que antes hablábamos de si debía haber un pilar o dos pilares para la PAC, me pasa un poco lo mismo con que haya o no un plan único por Estado miembro que englobe todos los fondos.
La gobernanza interna de la programación de los fondos tendría que ser transparente para el beneficiario de las ayudas. Un plan único, que agrupe todos los fondos, tiene, como todo, sus ventajas e inconvenientes. Las ventajas las ha contado suficientemente la presidenta de la Comisión Europea, para poder actuar de manera más rápida ante los desafíos de un mundo que cambia a un ritmo acelerado.
Los inconvenientes tienen que ver, sobre todo, con las miserias administrativas de casa país, que todo el mundo las tiene. En nuestro caso, con el "infierno español", es decir, la débil gobernanza de la coordinación interministerial —algo que no es de ahora, pero que no ha hecho más que empeorar—, lenta y engorrosa, con multitud de intermediarios. Pero esto es resoluble con voluntad política y, de nuevo, tendría que ser transparente para el beneficiario.
Y luego un análisis más objetivo: ¿merece la pena integrar la PAC en el plan único? La respuesta la describe mucho mejor que yo Alan Mattews en un artículo publicado recientemente, en el que, en resumen, pone en duda qué puede aportar de positivo integrar la PAC, cuyo principal capítulo de gasto son ayudas anuales directas a agricultores y ganaderos, con otros fondos cuya finalidad es financiar inversiones plurianuales.
Además —señala Mattews—, los fondos de la PAC están y deben estar preasignados por Estados miembros desde el principio, pues no se puede dejar a los agricultores y ganaderos pendientes de la incertidumbre de que el destino de los fondos pueda cambiar de repente, para atender otras necesidades sobrevenidas o que sus pagos se puedan detener por que el Estado miembro no respete, por ejemplo, las reglas del estado de derecho (Rule of Law), por razones políticas ajenas al sector agrario.
Seguiremos
Sirva este largo aperitivo para poder ir teniendo el fondo de armario necesario a todos los que queráis seguir en los próximos meses la evolución de las negociaciones del MFP post 2027, de manera que, entre todos, podamos construir un análisis los más objetivo posible de sus propuestas y, en relación con ellas, las de la propia reforma de la Política Agrícola Común (PAC).
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