
25 November 2025
En el Centro de Experiencias Cajamar (Paiporta, Valencia) se trabaja desde hace años en los sistemas producción hortícola sin suelo.
En esta ocasión, su director, Carlos Baixauli, nos muestra una investigación que combina cultivo vertical y sistemas hidropónicos de alta eficiencia, dos tecnologías que buscan maximizar la producción en espacios reducidos, reducir consumos y mejorar la sostenibilidad.
Producción en vertical: más densidad, ciclos cortos y hasta ocho cosechas al año
El equipo de Cajamar trabaja actualmente en un cultivo vertical con lechuga tipo lollo biondo, una variedad de hoja rizada, especialmente interesante para sistemas intensivos. Se encuentra en una instalación consistente en una estructura totalmente vertical a cinco alturas, formada por canales de PVC donde se ubican las plantas.
Estos canales incluyen orificios que permiten modificar la densidad de plantación, según las necesidades del cultivo. La elección de estas especies de hoja no es casual: en este tipo de montaje es fundamental evitar que el agua recirculante del sistema hidropónico se estanque o quede obstruida, debido a la baja pendiente del canal.
La estrategia es clara: emplear cultivos de ciclo corto que faciliten un manejo ágil. En palabras del propio Baixauli, las lechugas que observan "apenas llevan 10 días y ya muestran un desarrollo muy rápido". Este crecimiento acelerado permite recolectar la planta completa con raíz, realizar una limpieza mínima y replantar al día siguiente, lo que abre la puerta a obtener hasta ocho ciclos productivos al año.
El sistema vertical (ya sea en forma de torre o de pirámide) logra multiplicar por cuatro la densidad de plantación respecto a un cultivo en plano. Sin embargo, esta disposición también genera un reto: el sombreo de las filas inferiores. Para compensarlo, se está evaluando el uso de iluminación LED complementaria, con resultados muy prometedores. La luz artificial está permitiendo igualar el desarrollo de las plantas sombreadas respecto a las que reciben mayor radiación natural.
Sistema hidropónico NGS: ahorro de agua y nutrientes, incluso con balance positivo
Paralelamente, se cuenta con un ensayo con cierta inclinación que analiza el rendimiento del sistema de cultivo hidropónico NGS, ampliamente utilizado para hojas. Este sistema se basa en canales con cierto ángulo en los que la solución nutritiva fluye desde el inicio de la línea hasta su final por gravedad, regresando después a un depósito desde el que se bombea nuevamente al cabezal de riego, donde se ajustan parámetros como pH y conductividad eléctrica.
Una de las fortalezas del montaje del Centro de Experiencias Cajamar es su diseño para la recogida de agua de lluvia: la estructura incorpora una lámina plástica inferior y una malla de polipropileno que canalizan el agua pluvial hacia depósitos. En periodos lluviosos, el balance hídrico llega a ser positivo, es decir, se recoge más agua de la que se utiliza en el cultivo. Esto permite ahorrar agua y fertilizantes, reduciendo notablemente la huella ambiental.
El sistema también facilita la recolección de plantas 'con raíz viva', lo que responde a la tendencia comercial de las llamadas lechuvivas, muy valoradas por su mayor vida poscosecha.
Oxigenación del agua: una tecnología que marca diferencias en verano
El ensayo incluye además la evaluación del sistema de la empresa Bihox, acelerada en Cajamar Innova, que introduce microburbujas de oxígeno en la solución nutritiva. El objetivo es comparar su rendimiento frente al sistema convencional, especialmente bajo condiciones de estrés térmico.
Durante los meses de verano, cuando la temperatura del agua supera los 30 °C, el nivel de oxígeno disuelto disminuye, afectando al desarrollo del cultivo. Según explica Baixauli, la tecnología de Bihox ha mostrado mejoras muy significativas en estos escenarios, lo que la convierte en una alternativa de gran interés para zonas cálidas o instalaciones con limitada capacidad de refrigeración del agua.
Control de fauna y aves: soluciones sencillas para un problema real
La producción hidropónica no está exenta de complicaciones: durante la plantación es habitual que aparezcan urracas que extraen las plántulas o estorninos que llegan a alimentarse de las hojas. Para minimizar este impacto, el equipo está probando un método tan simple como eficaz: una cometa con forma de halcón que actúa como espantapájaros. Su presencia disuade a las aves y protege el cultivo sin necesidad de otros sistemas más invasivos.

