
14 October 2025
Motor de crecimiento
El sector porcino español ha vivido una década de expansión sin precedentes, consolidándose como segundo productor mundial, solo por detrás de China, y líder en la Unión Europea.
Entre 2015 y 2024, su volumen económico ha crecido un 91 %, hasta alcanzar los 11.130 millones de euros, situándolo como el primer subsector ganadero nacional, con un 39 % del valor total de la producción animal.
España exporta actualmente más del 56 % de su producción, lo que refleja su papel estratégico dentro de los mercado internacionales.
Distribución territorial y especialización productiva
El censo porcino mantiene una clara concentración geográfica en el noreste peninsular, donde Aragón y Cataluña reúnen casi la mitad de la cabaña nacional, destacando Huesca, Lleida y Zaragoza como provincias de referencia.
En otras zonas, como la Región de Murcia, Toledo, Segovia, Badajoz o Salamanca. En estas dos últimas provincias, el protagonismo recae sobre el porcino ibérico, que representa en algunos casos hasta el 100 % de las explotaciones activas.
Concentración empresarial y competitividad global
El crecimiento económico del porcino español va de la mano de un proceso de concentración empresarial que ha reforzado la competitividad industrial.
Las diez principales compañías del sector comercializan hoy el 65 % de la carne nacional, frente al 52 % registrado en 2015.
Este fenómeno responde a una integración vertical consolidada, donde las empresas controlan todas las fases de la cadena: fabricación de piensos, genética, cría, cebo, sacrificio y transformación.
El resultado: mayor eficiencia, trazabilidad y capacidad de innovación.
El modelo de integración, clave de la profesionalización rural
El número de explotaciones porcinas se sitúa en torno a 83.000 granjas, lo que evidencia una reducción progresiva pero también una mayor profesionalización del tejido productivo.
Las explotaciones pequeñas han descendido un 32 %, mientras las grandes han aumentado un 35 %, impulsadas por contratos de integración que regulan las principales fases de producción (cría, lechonera y cebo), y que permiten la especialización del ganadero en una fase concreta, consiguiendo repartir riesgos y garantizar una rentabilidad adecuada.
Este modelo favorece que el ganadero se centre en la gestión de la explotación asumiendo la mano de obra y mantenimiento de la instalación, principalmente, mientras que la empresa integradora proporciona los animales, y asume los gastos derivados de la alimentación, productos zoosanitarios y los relacionados con las distintas fases posteriores a la producción.
El resultado es un sistema más eficiente, moderno y sostenible, con impacto positivo en la fijación de población rural y generación de empleo.
Rentabilidad y sostenibilidad como ejes de futuro
El sistema de producción en las explotaciones porcinas presenta una rentabilidad media de 0,37 €/kg vivo, lo que asegura estabilidad económica y capacidad de inversión.
Las empresas integradoras han mejorado los contratos ofreciendo acuerdos plurianuales y valorando la capacidad técnica de las granjas frente al volumen de animales, lo que garantiza al ganadero un mínimo de ingresos que le permite poder optar a modernizar o incrementar su cabaña ganadera, para poder abastecer las necesidades de las empresas integradoras.

En paralelo, el sector avanza hacia una producción sostenible, apostando por:
- La reducción de emisiones y gestión eficiente de purines.
- La digitalización y el uso de sensores para control ambiental.
- La innovación genética orientada al bienestar animal y la eficiencia alimentaria.

Un modelo de referencia para el agro español
El modelo porcino español combina rentabilidad, innovación y sostenibilidad, sirviendo de ejemplo para otros sectores agroalimentarios.
Su éxito se basa en la cooperación entre integradores y ganaderos, la inversión tecnológica y la profesionalización del medio rural.
El futuro pasa por seguir fortaleciendo la internacionalización, la economía circular y la comunicación con el consumidor, posicionando a España como referente global en producción porcina responsable.
El porcino español no solo mira al futuro con optimismo: lo está construyendo
Su evolución demuestra que la ingeniería agronómica, la gestión eficiente y la innovación pueden transformar un sector tradicional en un ejemplo de sostenibilidad y competitividad global.
