
09 September 2025
Hasta finales de los años 80, el trabajo realizado en Las Palmerillas se complementó con las experiencias desarrolladas en otros dos espacios para la innovación en frutales de hueso y cítricos.
A partir de entonces, toda la experiencia acumulada se concentró en un único centro, desde donde hemos seguido trabajando en:
- La introducción de nuevas variedades
- La gestión del riego
- Las técnicas de manejo más eficientes
A mediados de los años 70, los dos principales cultivos frutales de los que dependían miles de agricultores almerienses desde principios de siglo, la uva de mesa y la naranja, atravesaban una crisis aguda que amenazaba con hacerlos inviables a causa de la competencia foránea, las bajas cotizaciones, los problemas fitopatológicos y la falta de inversiones en reconversión varietal.
El resto de la fruticultura provincial se concentraba en explotaciones familiares con unos rendimientos por lo general pobres.
Sin embargo, las expectativas de apertura de nuevos mercados, con vistas a la incorporación de España de la Comunidad Económica Europea, y la promesa del agua que habría de llegar en breve con el proyecto del trasvase Tajo-Segura, llevaron a los responsables de la Caja Rural a poner en marcha un ambicioso programa de ensayos en otras dos fincas experimentales especializadas, donde además dio comienzo la colaboración con centros tecnológicos de referencia en la época dentro y fuera de España.
Finca experimental El Saltador
En El Saltador, ubicada en el Levante almeriense —casi en el otro extremo de la provincia con respecto a Las Palmerillas—, se plantaron diferentes variedades de almendros, melocotoneros, nectarinos y ciruelos, con el objetivo de superar la dependencia de las tradicionales, cada vez menos competitivas en un mercado en expansión.
Por su parte, El Duende, a escasos kilómetros de la capital, se dedicó a la experimentación con agrios injertados en pies tolerantes al virus de la ‘tristeza’, que por entonces asolaba las plantaciones de la vega del Andarax.
El primer equipo de fruticultura lo formaron José
Gallego y José María Agüera. Algo después, en 1979, se incorporó Diego Agüera como encargado de El Almendral hasta su cierre en 1989, cuando esta línea de trabajo se integró definitivamente en Las Palmerillas
Finca experimental El Almendral
La Finca Experimental número 2 de la Caja Rural, El Almendral, ocupaba 4,62 hectáreas del paraje conocido como El Saltador, en el término municipal de Huércal Overa, próximo a donde el Instituto Nacional de Colonización había instalado un poblado de nueva planta en 1964.

Tras acondicionar los terrenos, las primeras plantaciones se realizaron en febrero de 1976. El plan de trabajo consistía en evaluar la capacidad de adaptación de nuevas variedades de almendro y otros frutales de hueso con buenas perspectivas comerciales.
Las plantas procedían de lo que hoy conocemos como IMIDA, (Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental), por entonces encuadrado en el Centro Regional de Investigación y Desarrollo Agrario de Levante (CRIDA 07) del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), con sedes en Murcia y Valencia.
En el primer ensayo se plantaron:
- 21 variedades de melocotonero
- 11 de nectarina
- 9 de ciruelo
En otra parcela aneja se hizo lo propio con 16 variedades de almendro en regadío, procedentes de la Estación Experimental de Aula Dei de Zaragoza (CSIC).

En abril de 1977 se instaló una estación meteorológica, que estuvo en funcionamiento hasta septiembre de 1989, y a finales de aquel mismo año se construyó en la zona más alta de la finca un embalse que permitió cambiar el sistema de riego por inundación por una de las primeras instalaciones en la provincia para el riego por goteo en frutales.
A finales de 1977 instalamos en El Almendral uno de los primeros sistemas de riego por goteo para frutales de la provincia
Al poco tiempo se comenzó a trabajar también en diversas modalidades de poda de formación, si bien los agricultores planteaban ciertas resistencias a abandonar las técnicas tradicionales a las que estaban acostumbrados.
Además de experiencias con variedades autóctonas de albaricoquero y peral y ensayos con plantas de jojoba, en mayo de 1982 dieron comienzo trabajos pioneros sobre la adaptación ecológica del pistacho en regadío, con resultados positivos y buena acogida por parte de los agricultores, iniciándose la primeras plantaciones privadas en la zona de Tabernas.
Uno de los ensayos que más interés despertó entre los productores locales más exitosos consistió en la comparación de sistemas de riego por inundación y por goteo con acolchados en melocotonero, que incrementaba la producción y la calidad de la fruta y suponía un ahorro notable de agua en un espacio semiárido, pero que al mismo tiempo suponían una inversión elevada a corto plazo.
Los agricultores también se interesaban por hacerse con el material vegetal con el que trabajábamos y comenzaron a solicitarnos yemas para injerto que todavía no se podían encontrar en el mercado convencional, por lo que pusimos a su disposición un vivero sin ánimo de lucro con el único objetivo de cubrir su demanda.
Uno de los ensayos que más interés despertó entre los productores locales fue la comparación de sistemas de riego por inundación y por goteo
Finca experimental El Duende
La Finca Experimental número 3 se ubicó en el término municipal de Rioja, junto al curso del río Andarax a su paso por las cercanías de la capital, y con algo más de tres hectáreas de superficie.

Desde un primer momento se planteó como un campo de ensayos de variedades de agrios sobre diversos pies tolerantes al virus de la “tristeza” que transmite el pulgón, así como el trabajo con las herramientas de injerto y poda, entre otras cuestiones, hasta que en la primavera de 1985 la salinidad y la mala calidad del agua aconsejaron el traslado de las experiencias a Las Palmerillas.
Para la selección de patrones y variedades de la primera plantación se contó con la colaboración de la Agencia de Extensión Agraria en Almería, en especial con el técnico en cítricos José Rojo Sánchez.
Los ensayos comenzaron en la primavera de 1977, y en un principio se utilizaron plantas sin injertar por una cuestión práctica: en los viveros el punto de injerto se realizaba a unos 10 cm de altura, pero las parcelas de El Duende estaban por debajo del nivel de la boquera que se usaba para el riego, por lo que existía riesgo de inundación con las aguas de tarquín del río.

Por tal motivo, el injerto se realizó finalmente en julio de 1980 a unos 60 cm de altura sobre el nivel del suelo. En la siguiente plantación y el ensayo más relevante participó también el investigador Juan Forner Valero, especialista en patrones de cítricos de la sede de Valencia del CRIDA 07, lo que hoy conocemos como el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA).
A finales de 1978 se construyó en la zona más alta de la finca un embalse de caucho butilo, y a partir de mayo de 1979 se empezó a utilizar el riego localizado para sustituir el tradicional por inundación o “a manta”.
Igualmente, se utilizaron acolchados (mulching) con distintos materiales: plástico negro, malla de suelo y bagazo de caña de azúcar.
Las especies con las que se trabajó fueron pomelo, naranjo, mandarino y limonero, con las variedades Valencia Late, Navelina, Salustiana, Washington Navel, Clementina, Clemenules, Lisbon, Eureka, Fino y Verna, entre otras.
En su conjunto, los patrones que alcanzaron un mayor crecimiento fueron el naranjo amargo y el citrange carrizo, particularmente, cuando estaban injertados de pomelos. Por el contrario, el patrón de menor desarrollo fue el mandarino Cleopatra.
La compatibilidad de algunas combinaciones injerto/patrón ha sido estudiada, tanto en España como en otros países, encontrándose uniones que, aunque no manifestaban ningún problema agronómico y en la práctica eran compatibles, presentaban internamente algunos signos de incompatibilidad localizada.
Durante casi 15 años de trabajo tuvimos la oportunidad de ensayar con el mejor material vegetal de la época, en colaboración con centros de investigación de referencia, y dar a conocer nuevas e interesantes variedades de frutales a los agricultores locales
La mayor parte de las combinaciones que se probaron en El Duende no habían sido analizadas anteriormente, por lo que su estudio presenta un gran interés.
Además del trabajo con cítricos, entre 1980 y 1983 se desarrollaron tres ensayos adicionales para comprobar la adaptación de especies subtropicales y el comportamiento de frutales de hueso.
En subtropicales se plantaron aguacate, chirimoyo y níspero, especies que fueron capaces de superar las condiciones adversas en las que se encontraban, pues tanto el suelo como el agua presentaban altos niveles de boro.
En frutales de hueso las plantas que mejor comportamiento tuvieron fueron sobre todo el albaricoquero y el ciruelo.
A pesar del corto espacio de tiempo que estuvo en funcionamiento, las experiencias de El Duende aportaron respuestas significativas para trasladar recomendaciones de cultivo en una zona con terrenos especialmente pobres y aguas de mala calidad, y se pudieron recopilar datos que apoyarían investigaciones futuras.
Hoy en día todavía se mantienen plantaciones que se realizaron a partir de las experiencias realizadas, rodeadas de otras ya abandonadas por la “tristeza”, lo que demuestra que con un buen control y aplicando patrones resistentes, riego por goteo, control de plagas y técnicas adecuadas son totalmente viables en un entorno como ese.
La Molinilla: la hermana pequeña de Las Palmerillas
Entre 1976 y 1983 Las Palmerillas contó con una pequeña estación satélite situada en el paraje La Molina, a pocos kilómetros al sur casi en línea recta.

En un terreno de unos 1.400 m2 se construyeron cuatro naves de invernadero tipo parral a dos aguas con el objetivo de evaluar el comportamiento de nuevos plásticos térmicos en la zona que registra las mínimas invernales más bajas del Campo de Dalías, la depresión que va de Las Norias de Daza a Roquetas de Mar.