
18 August 2025
En un contexto marcado por el comercio global y el cambio climático, el sector agroalimentario se enfrenta a la llegada de nuevas plagas y/o la persistencia de las ya habituales durante todo el ciclo de cultivo. Con una disponibilidad cada vez más limitada de materias activas, el control biológico es la herramienta de control natural más sostenible a largo plazo.
Incrementar la biodiversidad en los agroecosistemas, tanto en el exterior como en el interior de los invernaderos, es una estrategia imprescindible para reducir la necesidad de utilizar productos fitosanitarios para el control de las plagas.
Las plantas auxiliares favorecen la presencia de insectos beneficiosos, proporcionándoles refugio y alimento en forma de néctar floral o extrafloral, polen, presas y huéspedes alternativos cuando hay escasez en el cultivo principal. De este modo, facilitan la colonización del cultivo principal y el control natural de las plagas. Es importante que las plantas auxiliares no sean hospedantes y fuente de inóculo de enfermedades víricas.
La introducción de biodiversidad en el interior de los invernaderos es una práctica que lleva varios años desarrollándose de forma paralela a la implantación de las prácticas de control biológico, pero restringida a unas pocas especies vegetales o incluso aquellas plantas que puedan crecer en el invernadero, sin conocer ni sus beneficios ni sus riesgos en cuanto a su capacidad de actuar como fuente de alimento y reservorio de enemigos o como entrada de otras enfermedades víricas.
En este contexto, surge el proyecto 'Biodiversidad funcional sin virus en cultivos protegidos (GO BIOFUN, GOPC-AL-23-0006)', liderado por Coexphal, en colaboración con Fundación Grupo Cajamar, Coprohníjar y Vicasol, y desarrollado entre diciembre de 2023 y junio de 2025.
Su objetivo principal ha sido conjugar el fomento del control biológico por conservación en el interior de los invernaderos con el incremento de una biodiversidad de flora y fauna funcional, que no suponga un riesgo para el desarrollo de enfermedades principalmente víricas en los cultivos hortícolas.

Una de las tareas del proyecto, ha sido caracterizar la biodiversidad presente en el interior de los invernaderos. Para ello, durante un periodo de tres meses, al inicio del proyecto, se realizaron 82 encuestas a agricultores de diferentes perfiles, edades y cultivos principales (pimiento, tomate, pepino, calabacín, sandía entre otros). Se recopilaron datos sobre:
- Experiencia en control biológico y control biológico por conservación.
- Diversidad vegetal: tipos de plantas auxiliares y arvenses presentes en el interior de las explotaciones.
- Gestión y mantenimiento de las plantas auxiliares tras finalizar el ciclo de cultivo.
- Comercialización y características de las explotaciones.
Las encuestas se realizaron en formato papel y digital, y se difundieron mediante cooperativas, comercializadoras y aplicaciones de mensajería instantánea. Aunque el número de participantes es limitado, lo que implica un margen de error desde el punto de vista estadístico, los resultados ofrecen una base representativa y cualitativamente significativa para identificar la biodiversidad que se encuentra en el interior de los invernaderos.
Las personas que han participado en la encuesta son mayoritariamente hombres, representando el 67 % de los encuestados y el 33 % restante corresponde a agricultoras que gestionan sus propias explotaciones. Predomina el rango de mediana edad, entre los 41 y 60 años, con el 60 % de los encuestados, mientras que el grupo más joven (20 a 30 años) tiene una representación del 12 %.
Respecto a los cultivos que cuentan en sus explotaciones, destaca el tomate, especialmente el tipo cherry con el 31,1 % de los casos, seguido de la sandía (29,6 %), pimiento (8,9 %), calabacín (6,7 %) y pepino (5,2 %). Estos cinco cultivos están entre las ocho hortícolas que se producen en los invernaderos de la provincia de Almería.
Todos los encuestados realizan control biológico como estrategia más natural para el control de plagas y el 73% cuenta con biodiversidad en el interior de sus invernaderos desde hace bastante tiempo (entre 3 y 16 años o más). No obstante, hay un pequeño grupo (13%) que ha comenzado recientemente.
Al analizar las respuestas de los encuestados relacionadas con las diferentes especies vegetales que introducen en el invernadero como biodiversidad funcional, se observa una amplia gama de especies, 22 en total. Lobularia marítima (Aliso de mar) es la especie más representativa, con un 34% de los casos, seguido de Hordeum vulgare (cebada) con un 13,6 %, Foeniculum vulgare (Hinojo) con un 7,7 %, y girasol (Helianthus annuus) con el 6,8 %. Otras especies como Milenrama (Achillea millefolium) y maíz (Zea mays) alcanzan porcentajes del 5,1 %. El resto de especies representan valores inferiores a 3,5 %, como Astericus maritimus (Margarita playera), Coriandrum sativum (Cilantro), Limonium sinuatum (Siempre viva azul), entre otras.
En el interior de los invernaderos, ya sea junto al cultivo principal, entre plantas auxiliares o en zonas de pasillos y bandas, es común encontrar especies que nacen de forma espontánea. Entre ellas, destacan Sonchus oleraceus (Cerraja) y Chenopodium album (Cenizo), presentes en el 23,2 % y 22 % de los casos, y Dittrichia viscosa con el 27,4 % del total. En conjunto, estas tres especies concentran más del 70 % de las plantas arvenses.
Además, los encuestados mencionaron otras especies con menor frecuencia, como Convolvulus arvensis (Correhuela), y Cyperus (Juncia) con un 5,5 % y 4,3 %, respectivamente. Amaranthus blitoides (Bledo), Malva sylvestris (Malva común) o Calendula arvensis (Caléndula silvestre), presentan valores iguales o inferiores al 3 %, o Grama (Cynodon dactylon), Amor del hortelano (Galium aparine), Tomatito (Solanum nigrum), Verdolaga (Portulaca oleracea), entre otras.
Una vez finalizado el cultivo principal, el 54,9 % de los encuestados indicó que mantenía las plantas auxiliares en el invernadero, sin embargo, el 45,1 % no lo hace. Entre quienes sí las conservan, la especie más destacada es Lobularia maritima con el 35 % de los casos. En menor proporción, se mantienen Foeniculum vulgare (Hinojo), Achillea millefolium (Milenrama), Helianthus annuus (Girasol), Coriandrum sativum (Cilantro) y Hordeum vulgare (Cebada), entre otras.
Conclusiones
La biodiversidad en el interior de los invernaderos, según los resultados de las encuestas al sector agroalimentario, es amplia, aunque está compuesta principalmente por cinco especies vegetales comerciales:
- Lobularia marítima, Hordeum vulgare, Foeniculum vulgare, Helianthus annuus y Achillea millefolium.
- Además, plantas arvenses, presentes de forma espontánea, también forman parte de la biodiversidad interior del invernadero, destacando Desttricia viscosa, Sonchus oleraceus y Chenopodium album, principalmente. Estas últimas podrían ser reservorio de virus y no tener efecto beneficioso para el control biológico de plagas.
- La gestión de la biodiversidad al finalizar el cultivo principal varía entre los agricultores: algo más de la mitad mantienen las plantas auxiliares, con el objetivo de mantener los enemigos naturales para el próximo cultivo, pero sin saber si son o no reservorio de enfermedades víricas.
- En este contexto, el proyecto GO BIOFUN ha realizado otras tareas como la identificación de numerosas especies candidatas a formar parte de la biodiversidad funcional en el interior de los invernaderos con efecto beneficioso para el control biológico y sin representar un riesgo como reservorio de virus. Próximamente se difundirán esos resultados para su adopción por parte del sector productor.

Agradecimiento
El proyecto ha sido financiado por un Proyecto Operativo de la Asociación Europea de Innovación (AEI) en materia de productividad y sostenibilidad agrícolas, titulado ''Biodiversidad funcional sin virus en cultivos protegidos (GO BIOFUN, GOPC-AL-23-0006)', liderado por Coexphal en colaboración con la Fundación Grupo Cajamar, Coprohníjar y Vicasol.
Bibliografía
- González, M. (2018). Biodiversidad y control biológico contra los efectos del cambio global en agricultura intensiva en zonas del litoral mediterráneo. Phytoma, 300, 46-48.
- Junta de Andalucía, 2024. Síntesis de Campaña Hortícolas protegidos Almería 2023/24. Junta de Andalucía.
- Rodríguez, E., González, M., Paredes, D., Campos, M., & Benítez, E. (2017). Selecting native plants for ecological intensification in Mediterranean intensive protected horticulture. Bulletin of entomological Research.(doi:10.1017/S0007485317001237)
- Rodríguez, E., Cotes, B., González, M., Benítez, E., De Mas, E., Clemente, G., & Campos, M. (2018). Spider communities and biological control in native habitats surrounding greenhouses. Insects, 9, 33.
WEB OFICIAL DEL PROYECTO

